Innovaciones médicas y tecnológicas para combatir la infertilidad.
Durante el confinamiento se interrumpieron alrededor de 10.000 tratamientos de reproducción asistida y vitrificación de óvulos. Aún así, España ha terminado 2020 con más procedimientos de ese tipo que el año anterior. La medicina combate con innovaciones tecnológicas la amenaza (cada vez más real) de la infertilidad.
Según datos proporcionados por la clínica especializada Ginefiv, hasta octubre de 2020, el número de tratamientos relacionados con la preservación de la fertilidad y la reproducción asistida habían aumentado un 15% con respecto al mismo período del año anterior. Ni siquiera la ‘traba’ de la pandemia –al término del confinamiento general decretado el pasado marzo por el Gobierno se habían interrumpido o pospuesto alrededor de 15.000 tratamientos de este tipo– ha ralentizado su auge. «Los ciclos de vitrificación de ovocitos están aumentando claramente, es lo que se llama ‘preservación de la fertilidad’. Esto quiere decir que muchas mujeres congelan sus óvulos a una edad razonable (idealmente con menos de 35 años) para, si fuera necesario, usarlos en un futuro y tener mejor resultado reproductivo. En los últimos años también ha experimentado un aumento exponencial la fecundación in
vitro (FIV) con ovocitos de donante, debido al impacto negativo de la edad en la esfera reproductiva. Pero puede que en un futuro, entre el PGTA-A (un tipo de diagnóstico embrional para identificar cierto tipo de alteraciones a nivel genético), la preservación de la fertilidad y, espero, la concienciación de la gente de la influencia de la edad, esta técnica no sea casi la única solución para la tan ansiada maternidad, si bien es verdad que actualmente sigue siendo la que tiene mejores resultados», explica la doctora Victoria González Villafáñez, de Ginefiv.
Las cifras no dejan lugar a dudas. Con las tasas de natalidad en caída constante desde los noventa del pasado siglo (en 2019 nacieron un 3,48% menos de niños que el ejercicio anterior) y la maternidad retrasándose cada vez más, los tratamientos de fertilidad, de los que España está a la vanguardia, se han convertido en la herramienta que ayuda en la gestación del 9% de los bebés españoles (las cifras se desprenden del último registro de la SEF, en 2018). En el último lustro el número de procesos de reproducción asistida ha aumentado un 28%, y seguirá creciendo. «La infertilidad aumenta cada día, sobre todo porque se posterga la maternidad. Hoy en día, ser madre antes de los 30 no es frecuente. Sin embargo, los ovarios tienen un reloj biológico que no perdona. Y, si bien a esa edad la mujer es sumamente joven para desempeñar cualquier papel en la sociedad y en la vida, reproductivamente la evolución no es paralela», aseguran el profesor José Remohí, presidente de IVI y la doctora Ana Cobo, directora de la unidad de criopreservación de la misma cadena de clínicas especializadas en fertilidad, en las que se pueden vitrificar óvulos, realizar procesos de inseminación artificial y fecundación in vitro (con óvulos y espermatozoides propios o donados). Aseguran que, de estos últimos tratamientos, las tasas de éxito de implantación pueden llegar al 70%, pero no son infalibles: «El humano, por sí mismo, ya presenta unas tasas bajas de implantación: una pareja joven, con hijos, que tiene relaciones sexuales el día de la ovulación, se queda embarazada en el 30% de las ocasiones. A pesar de que la reproducción asistida mejora los resultados, siguen siendo bajos», matizan los especialistas.
Aumentar el porcentaje de embarazos derivados de cada tratamiento es una de las principales obsesiones de este sector médico, que busca continuamente optimizar todas las etapas del proceso reproductivo. Igenomix, sin ir más lejos, ha conseguido implantar en muchas clínicas un sistema de diagnóstico no invasivo del embrión, que permite analizarlo mucho más fácilmente e incrementar las tasas de éxito (sobre todo cuando el problema es la edad). Por su parte, la startup Overture Life acaba que presentar un estudio, galardonado por la American Society for Reproductive Medicine (ASRM), en el que demuestra que puede mejorar la implantación en un 30% de los casos, seleccionando el mejor embrión en base a su comportamiento metabolómico durante su desarrollo in vitro «En Ginefiv tenemos el sistema Fertile Chip, que ayuda a seleccionar los espermatozoides con mejores características fisiológicas, aumentando las posibilidades de ser padres con gametos propios. También disponemos de incubadores time-lapse, con los que vemos la evolución de los embriones fertilizados en el laboratorio in vitro, desde el momento en que se produce la fertilización hasta su transferencia al útero materno, sin tener que sacarlos del incubador para su chequeo, lo que mejora sensiblemente las condiciones de cultivo con respecto a los métodos tradicionales», enumera la doctora González Villafáñez.
¿Están disponibles estas innovaciones para todos? Solo por la vía de lo privado. Una de las principales quejas de la Asociación Red Nacional de Infértiles, que reunió a más de 700 pacientes en su último evento digital Virtual Infert, es que «el acceso universal a la medicina de la reproducción es una utopía. Cada comunidad autónoma tiene sus presupuestos y sus limitaciones (que son bastantes). No tenemos las garantías que tienen otros pacientes de otras enfermedades», lamenta su presidenta, Helena Fernández. Entre las actividades de la agrupación destaca la reciente creación de un mapa nacional de infértiles que les permita ‘ubicarse’ y ‘acompañarse’ en la a menudo difícil travesía de la reproducción asistida. «Es bastante habitual sentir miedo, incertidumbre y mucha soledad», apunta Fernández. Y reclama: «Desconocemos muchas cosas sobre la fertilidad. A los especialistas les extraña, pero realmente nadie se ha preocupado de la divulgación que se necesita para prevenir la infertilidad» •