Los vinos de Cameron Diaz, Cara Delevingne y Kyle Minogue.
Si reinventarse es un acto de valentía o de pasión, las estrellas demuestran con sus últimas iniciativas empresariales que el sector vitivinícola es una de las grandes aficiones entre las celebridades. CAMERON DIAZ, CARA DELEVINGNE o KYLIE MINOGUE atestiguan con sus vinos el poder comercial que atesora un nombre propio conocido. También en terreno ‘gourmet’.
La mayoría de las buenas historias comienzan con una copa de vino». Así rezaba la misteriosa publicación que el pasado verano la actriz Cameron Diaz compartía en su cuenta de Instagram anunciando nuevo proyecto laboral. La protagonista de Algo pasa con Mary, lejos de referirse a su vuelta a los cines, acababa de embarcarse en un papel en el que cada vez más estrellas del celuloide parecen sentirse a sus anchas: el de viticultor.
«Una tarde, sentadas en el patio trasero de casa con dos copas en la mano, comenzamos a preguntarnos cómo era posible que conociéramos los componentes de todo lo que consumimos excepto los del vino», cuenta Diaz en el vídeo de presentación de Avaline, la marca de vino vegano, limpio y orgánico que ha lanzado junto su socia Katherine Power, CEO del portal Who What Wear. Su rosado, su blanco y su tinto son una apuesta por el producto cultivado sin pesticidas, químicos ni ingredientes artificiales añadidos, lo que ha llevado a las dos empresarias a elaborarlos con uvas ecológicas del Penedés catalán. Según datos de la Federación española del vino, la península ibérica es el primer viñedo ecológico del mundo, con 113.412 hectáreas certificadas en 2019, que producen más de 400 mil toneladas de uva de vinificación. Unas cifras que sitúan a nuestro país, en términos de producción, como segunda potencia mundial botellera ecológica, solo por detrás de Italia.
En el país mediterráneo vecino otras celebridades seducidas por la uva y el decantador han encontrado el origen de sus recientes aventuras enólogas. Es el caso del clan Delevingne (las modelos y actrices Cara y Poppy junto a su hermana mayor, Chloe) que culminaron semanas de confinamiento familiar con el lanzamiento de Della Vite (‘de la vid’), un prosecco que se presenta en dos variedades: Della Vite Prosecco Superiore (DOCG), que tiene toques de carambola y manzana madura, y Treviso Prosecco (DOCG), con perfume de melocotón, pera, manzana roja y fresas silvestres. «Nos dimos cuenta de que la mayoría de nuestros recuerdos compartidos en reuniones familiares iban acompañados de vasos fríos de prosecco», cuentan las hermanas por correo electrónico a Vogue España. «Sin embargo, a pesar de su popularidad aquí en el Reino Unido, el de alta calidad permaneció relativamente desconocido fuera de Italia». Así, y de la mano de la familia Biasiotto, con larga experiencia en el sector, han comenzado a producir botellas que se venden a través de su página web a cualquier punto de Europa.
Desde el inicio de la pandemia se ha producido una transformación muy profunda en el modelo comercial», cuenta respecto a la compra de producto vinícola por Internet Manuel Hevia, director general de Vinoselección, el primer club de vinos de España, que ha experimentado un crecimiento de doble dígito en sus ventas online desde febrero de 2019. «El consumidor sabe más de vino, profundiza más y elige por sí mismo, buscando vinos concretos», añade. Pero un rostro conocido tras la etiqueta, ¿resulta suficiente garantía de éxito para una bebida? Del tirón comercial de los vinos manufacturados por actores, directores, cantantes o deportistas lleva una década dando buena cuenta David Fernández-Prada, director técnico del Famous Wine Festival, el único festival del mundo consagrado a los vinos elaborados
por celebrities que desde 2010 se celebra cada temporada en Avilés (Asturias) y por donde han pasado botellas de Antonio Banderas o Bon Jovi, cuyo rosado fue elegido como el mejor del mundo en 2018 por la revista Wine Spectator. «Hay famosos que despiertan tantas fobias como filias», cuenta al respecto. «El personaje ayuda a la difusión y a darle personalidad, pero si el vino no da la talla no nos interesa. Los más exitosos son sin duda los de las bodegas de Francis Ford Coppola», concluye sobre un cartel por el que también han pasado, con muy buena crítica, los de la actriz Angelina Jolie y la diseñadora Amaya Arzuaga, el ejemplo nacional más representativo de una conversión a la que cada vez parecen más inclinadas las estrellas