Arizona Muse, sobre el cambio climático, la sostenibilidad y sus planes de futuro.
Para ARIZONA MUSE todavía hay una oportunidad para mejorar el planeta. Hablamos con la modelo y activista, embajadora de AVEDA, de cambio climático, sostenibilidad y planes de futuro.
Soy activista y ecologista». Arizona Muse no duda en utilizar toda su influencia para dar la voz de alarma y reivindicar la necesidad de cambio. Basta con echar un vistazo a su Instagram, «una cuenta que utilizo para compartir conocimiento profundo, no solo cosas superficiales, ni titulares», explica. Pese a todo, a los innumerables comentarios de agradecimiento por su labor se suman algunas críticas sobre por qué sigue siendo modelo. «Mi respuesta es que eso me da una vía de acceso a marcas que aún no son sostenibles. Cuando voy a una sesión de fotos hablo de ello con todos. No me callo. Eso tiene un impacto y por ello vale la pena colaborar con firmas que todavía tienen que mejorar». Eso sí, aspira a trabajar algún día solo con compañías sostenibles como Aveda, marca con la que comparte estos valores «y que usa su poder como negocio para transformar el mundo». Ella misma, confiesa, se ha cuestionado su profesión. «Al principio de mi carrera me preguntaba cuál era mi propósito y no entendía por qué no me gustaba esto». También al enfrentarse al desafío de equilibrar sus facetas como madre y modelo: «Cuando estoy para mi trabajo, no estoy para mis hijos. Y al revés. Envejecer ayuda mucho. Me siento mejor y más sabia cuanto más mayor me hago».
Ahora lo tiene claro. «Mi trabajo me ha enseñado mucho y esa incomodidad que me producía estimuló mi activismo. Hoy, mis días están llenos de aprendizaje y estoy cambiando mi vida continuamente. Lo más poderoso que se puede hacer es servir. Y eso es lo que me faltaba. El planeta no se estaba beneficiando de que yo fuera modelo». Así comenzó lo que denomina su viaje de autoeducación. «No sabía dónde ni cómo o quién hacía las prendas con las que estaba trabajando». Google, libros, documentales, conversaciones con científicos y con quienes ya están trabajando en moda sostenible le abrieron los ojos: «Nos dirigimos hacia un futuro que no se parece en nada a lo que conocíamos hasta ahora. El clima cambiará tanto que veremos muchos refugiados climáticos». Y este, desde luego, no es el mundo que quiere para sus hijos: «Aún hay una oportunidad, pero cada uno de nosotros debemos cambiar el comportamiento». En este punto refiere la transición del consumo de productos de belleza y cómo lo que comenzó como un deseo de no utilizar productos tóxicos en la piel y el cabello está derivando hacia una mayor conciencia por su impacto en el medioambiente y que lo que se va por el desagüe no contamine el suelo o los mares. Pero Arizona va más allá: «Soy muy radical. No estoy con los que creen que debemos ajustar el sistema actual, sino con los que dicen que debemos cambiarlo. Cortemos de raíz y busquemos un sistema diferente que funcione, que apoye a los humanos, a las comunidades y a la mejora ambiental». Y en ello está: «Voy a lanzar este año una fundación para regenerar el suelo. Estoy muy emocionada por apoyar la agricultura biodinámica, tengo muchas expectativas puestas en esto». Para ella, la agricultura es una de las respuestas reales al cambio climático y clave en su solución: «Creo que si no hubiera sido modelo, sería agricultora. Y tal vez lo haga. Soy granjera de corazón. No te dejes engañar por el maquillaje, el pelo brillante y la blusa de seda»