El activismo menstrual reivindica la necesidad de reducir el tipo impositivo a los productos higiénicos femeninos.
El activismo menstrual reclama la reducción de los impuestos a los productos higiénicos porque, alega, el periodo no es una opción, sino un hecho biológico. Eliminar la ‘tasa tampón’, como se ha dado en llamar a este tipo de gravamen, es el gran objetivo global (ya alcanzado por algunos países).
En 2004, Kenia eliminó los impuestos de los productos de higiene menstrual. Se convirtió, así, en el primer país del mundo en deshacerse de la ‘tasa tampón’, un término que apela al porcentaje tributario que ingresa el Estado por cada artículo de gestión menstrual vendido y que muchas activistas consideran necesario revisar porque, alegan, el periodo no es una opción sino un hecho biológico, y los productos asociados no deberían estar sujetos a gravamen. En 2021, Reino Unido hizo efectiva su salida de la Unión Europea (que exige a los países miembros un IVA mínimo del 5% en los productos sanitarios) tasando al 0% este tipo de artículos.
La situación en España, a pesar de que en 2019 se hicieron avances gubernamentales para rebajarlos al IVA superreducido (4%), es que se continúa recaudando un 10% de cada caja de tampones y compresas que se vende. Alrededor de 30 millones de euros anuales. «Y esto sin hablar de las bragas menstruales u otros productos reutilizables, que siguen cotizando al 21%. En este momento, el único artículo reutilizable que se tasa al 10% es la copa menstrual», lamenta Paloma Alma fundadora de Cyclo y autora del libro Cyclo: tu menstruación sostenible y en positivo una de las muchas activistas que trabajan para visibilizar la idea de que el 50% de la población adulta no elige menstruar y los productos relacionados con ese hecho deberían estar catalogados como bienes de primera necesidad, exentos de impuestos o con ellos hiperreducidos.
Durante el confinamiento del pasado año, la barcelonesa Ana Enrich creó Periodspain, la división española de la ONG internacional The Period Movement (cuyo objetivo pasa por erradicar la pobreza y el estigma menstrual a través del servicio, la educación y el activismo político), cuando vio que muchas personas menstruantes que se acercaban a la parroquia en la que entregaba comida cada semana también pedían productos sanitarios. «Un 20% de mujeres en España viven bajo el umbral de la pobreza, y han de elegir entre un kilo de harina y productos sanitarios», lamenta Enrich. Comenzó a impartir talleres sobre la copa, a entregar productos para luchar contra la pobreza menstrual y a desarrollar un plan de acción para demandar a las instituciones que la rebaja del IVA se apruebe «en los próximos Presupuestos Generales del Estado». Un proyecto en el que también se ha embarcado la activista y miembra de la Society For Menstrual Cycle Research Mireia P. Sabadell. Desde su página web, My best period, lleva años reivindicando la visibilidad de un hecho tan natural como el periodo. «Con el tiempo, lo convertí en investigación académica en el área de la publicidad. Ahí intento que parte de mi experiencia, respaldada por el trabajo que realizo, sirva para que otros cuerpos menstruantes se sientan identificados», apunta. «Hay que eliminar esa idea de que no podemos menstruar. Bueno, que podemos hacerlo, pero en silencio».
El hecho de que este tipo de productos higiénicos tengan un IVA superior al de los libros (considerados bienes de primera necesidad y, por ende, con un gravamen hiperreducido) es un asunto que ya abordaron en 2019 desde la empresa alemana de productos orgánicos The Female Company. Desarrollaron un libro, The Tampon Book, relleno con tampones reales, y lo enviaron a casi un centenar de políticos para encender la conversación en la Bundestag. «Queríamos que leyesen sobre la injusticia de todo el sistema de impuestos. Al principio, pensamos enviar los tampones en frascos de caviar (porque en Alemania tienen IVA reducido, al 7%), pero pensamos que no era una buena idea. Así que acabamos por enviar el libro, más práctico», confirma Anne Sophie-Claus, CEO de la compañía. «Hicimos ruido durante varias semanas y llamamos constantemente a nuestros mandatarios. Finalmente, acabaron por recibirnos y escucharnos. Nueve meses después, en enero de 2020, el IVA para productos menstruales se redujo del 19 al 7%».
«Las personas menstruantes, en general, tiene unos 450 ciclos a lo largo de su vida. Alrededor de 1.800 días. Unos cinco años usando productos por los que se paga un precio absolutamente desigual, ya que no están considerados como bienes de primera necesidad cuando es algo biológico», interviene la pedagoga Marian Barrera, que acaba de lanzar la masterclass El ciclo menstrual como herramienta empoderadora en la escuela feminista PeriFéricas. «Creemos que una reforma legislativa puede impulsar un cambio mayor de mentalidad, que poco a poco incidirá también en la ‘tasa rosa’ [que alude al sobreprecio de artículos específicos para mujeres. El más célebre son las cuchillas de afeitar rosas], que en realidad depende de las campañas de marketing y los responsable de marca de las grandes corporaciones. Ojalá pronto no les quepa en la cabeza que puedan existir ni la ‘tasa rosa’ ni la ‘tasa tampón’», remata Ana Enrich