GÉNERO NEUTRO a ras de PIEL
«La piel no tiene género». Así de tajante es Ignacio Bertrand, CEO de la firma Sofía Bertrand. No es el único: marcas y consumidores empiezan a rebelarse contra la división hombre y mujer en la industria cosmética. Bertrand asegura que el error es «adjudicar a cada uno parámetros que en absoluto se cumplen mayoritariamente: tratar la piel masculina como siempre grasa y gruesa y la femenina como fina y con más tendencia a arrugas, cuando no es siempre así». No obstante, es cierto que las hormonas juegan también su papel. «Hay cualidades –confirma– directamente relacionadas, pero reducirlos al género impide entender su complejidad biológica. Por ejemplo, no es tan raro que una mujer tenga excesivo vello facial o un hombre no presente barba». Priman, asegura, los rasgos comunes: sensibilidad, tirantez, sequedad, arrugas, flacidez, acné, manchas, exceso de sebo, daño solar... De lo que se deduce que hay necesidades sin género como hidratación, protección, confort o limpieza. En consecuencia, la clave de un cuidado neutro es fijarse especialmente en «la estructura dérmica, igual en todos y que se beneficia de activos moleculares como las cadenas de péptidos, con una penetración superior». Las diferencias de genéro, de haberlas, se remiten al gusto en cuestión de texturas, olores y formas de uso