pilar castro, entre fogones
Podría escribir un recetario o presentar un programa de cocina porque domina, con la misma soltura, cámara y sartén.
Habla entusiasmada de sus dos nuevos descubrimientos, la comida peruana y la brasileña; se nota que Pilar no es una recién llegada en esto de los placeres gastronómicos. A lo largo de la conversación salpica de recetas la charla, invitando a todo el que la escucha a atreverse con las cazuelas. Abierta a nuevas experiencias, le gusta probar sabores distintos y solo se niega a tomar casquería. Profesionalmente, está agradecida con los dos cortometrajes que ha protagonizado (‘Nadie tiene la culpa’ y ‘El premio’ le han dado numerosos galardones y grandes alegrías). Y ahora prepara algunos proyectos teatrales y televisivos y espera el estreno de la serie que ha realizado para TVE en la que encarna a la reina Victoria Eugenia. Mientras tanto, Pilar Castro se ha transformado en una alquimista que mezcla especias, yuca, cilantro y camarones para que
Creo que el buen gusto por la mesa se hereda. En casa recordamos a mi padre eligiendo cuidadosamente todo lo que se servía en el plato.»
sus comensales se chupen los dedos. Amante del buen comer, siempre que sea con orden y medida, se alegró de que en la película ‘Gordos’, el director la diera un papel, «en el que no tenía que aumentar una talla por exigencias de guión».
¿Te metes mucho en la cocina? Muchísimo. Últimamente, me ha dado por preparar platos brasileños, como el pan de queso o el sorbete de maracuyá.
¿Te gusta la cocina internacional? Sí, tanto que a veces me apetece viajar a algún país solo porque conozco su gastronomía; me encantaría visitar Tailandia porque adoro su cocina y, claro, sus masajes. También tengo pendiente conocer Roma y São Paulo; esos serán mis nuevos destinos, en los que siempre habrá un hueco para probar sabores nuevos.
¿Preparas tus guisos guiada por algún recetario? No, utilizo la intuición y, si tengo dudas, pido consejo a amigos y, sobre todo, a mi hermano, que es cocinero. Creo que el gusto por la buena mesa se hereda y en casa recordamos a mi padre eligiendo cuidadosamente todo lo que se servía en el plato; en aquellos tiempos en que no existían las llamadas tiendas gourmet. Recuerdo que me descubrió el huevo hilado y otras delicatessen en una tienda, muy sofisticada entonces, que se llamaba Mantequerías Leonesas.
¿Compras habitualmente en el mercado? Sí, y reconozco que tener una despensa bien surtida supone una labor ardua.
¿Eres exigente a la hora de elegir lo que comes? Sí, por dos razones. La primera, soy bastante sibarita para comer; la segunda, intento no tomar alimentos que me engorden. Ahora acabo de descubrir las gelatinas, que apenas tienen calorías. Por lo demás, intento alimentarme de forma saludable y huir de la comida basura. Cuando grabábamos la serie ‘Cuestión de sexo’, en vez de comer el catering que nos preparaban, me escapaba a un restaurante riquísimo. Una tiene que cuidarse porque, en cuanto cumples los cuarenta años, los directores te dejan de llamar. Yo lo he notado, la verdad. Si tuvieras que invitar a uno de esos directores para que te diera un papel, ¿con qué le conquistarías? Con unos mejillones Bloody Mary, un pollo relleno de farofa y un postre que no falla jamás: el sorbete de maracuyá.
¿Y con qué lo acompañarías? Con una buena botella de champán. Si tomo ceviche, que me encanta y lo preparo muchas veces, bebemos un pisco sour. Y, si la comida ha tenido sabor brasileño, con una caipiriña, ¡faltaría más! En cuestión de vinos, me dejo aconsejar porque ando un poco perdida.
¿Qué colofón pondrías a ese fantástico menú? Últimamente, me he aficionado a los tés, en especial al verde y al rooibos. Me parecen el complemento ideal para una sobremesa.