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MALTA la llave del mediterrán­eo

Imposible dar más en menos: iglesias barrocas, ciudades fortificad­as, yacimiento­s megalítico­s y playas en una isla de solo 3oo km2. Recorre el país más pequeño de la Unión Europea.

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LA VALETA, REFUGIO DE LOS CABALLEROS

A los turcos se les sigue culpando de todo en las tres islas habitadas de este archipiéla­go mediterrán­eo. Tanto si truena como si alguien se resfría, será fijo cosa de ellos... Sin embargo, sin la amenaza otomana nada habría sido igual en este pequeño país europeo. Y es que contener el avance de los sultanes propició que los Caballeros de la Orden de San Juan –conocida luego como Orden de Malta– se instalaran en la isla allá por el siglo XVI. Estos valedores de la fe, que dieron a estas tierras fortines, palacios e iglesias, fueron los más decisivos en el futuro de Malta. Pero los turcos no fueron los primeros en ocupar la isla madre y sus hermanas menores, Gozo y Comino. Antes camparon a sus anchas fenicios, griegos, romanos, árabes, normandos o aragoneses. Y tras ellos lo haría desde Napoleón hasta los británicos, que en 1964 le dieron la independen­cia a este país insular, hoy el más pequeño de la Unión Europea. A pesar de sus escuetas hechuras (316 km2), estas islitas a caballo entre Sicilia y las costas de África han sido siempre una pieza estratégic­a en los engranajes del Mare Nostrum. Es por mar como debería llegarse a La Valeta –capital de Malta– porque las desproporc­ionadas defensas que custodian su Gran Puerto nos advierten, de entrada, del afán histórico por proteger este baluarte de la cristianda­d. El cinturón de murallas, iglesias y bastiones que abrazan esta fenomenal bahía es lo primero que ven los invasores del siglo XXI. Son los turistas y viajeros de grandes cruceros que, en verano, atracan en el puerto y toman al asalto la capital maltesa. El resto del año, esta ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad por su densidad monumental, se muestra abierta y dispuesta a recibir a todo aquel turista que le presente sus respetos.

HISTORIA, VIDA NOCTURNA Y PLAYAS ESCONDIDAS

El interior de Malta se reserva otra de las joyas de la corona en las dos ciudades, hoy unidas en una, de Mdina y Rabat. La primera, amurallada dentro de una fortaleza y dueña de una barbaridad de iglesias y mansiones patricias, fue la capital medieval de la isla. Rabat, por aquel entonces su barrio exterior, ofrece otros atractivos. Bajo sus calles se esconde un laberinto de catacumbas por el que se puede seguir la huella de San Pablo y de los primeros cristianos. El pintoresco puerto pesquero de Marsaxlokk, los templos megalítico­s de Tarxien, el hipogeo de Hal Saflieni (templo subterráne­o del 2.500 ac) y los acantilado­s de Dingli y la Gruta Azul van dibujando una campiña agreste y llena de encantos. Pero también hay vida nocturna en las turísticas ciudades de St. Julian y Sliema, las favoritas de muchos estudiante­s europeos que eligen esta antigua colonia británica del todo bilingüe, y con precios competitiv­os, para darle un empujón al inglés sin renunciar a unas vacaciones al calor del Mediterrán­eo. Quienes busquen la soledad absoluta –incluso en el mes de agosto– podrán embarcarse en el ferry que en un abrir y cerrar de ojos se planta en la infinitame­nte más rural isla de Gozo. Esta segunda islita, ajena a toda masificaci­ón, es un escondite en toda regla por cuyos caminos de tierra se puede llegar a playas perdidas y hasta encontrar la gruta en la que, aseguran las malas lenguas, la ninfa Calipso sedujo al sacrificad­o Ulises. Escasament­e habitada, solo faltaría Comino, el islote-refugio de piratas y contraband­istas, único hoy para bucear en las transparen­cias casi caribeñas de su Laguna Azul. Tanta riqueza natural la ha convertido en el escenario de famosas películas históricas de esta década. En el archipiéla­go se rodaron escenas de ‘Gladiator’, ‘Troya’, ‘El Conde de Montecrist­o’ o ‘Ágora’: encontrar las localizaci­ones puede ser un buen plan para los cinéfilos.

NO TE PIERDAS...

De visita

La Valeta. En la catedral,

l busca ‘La decapitaci­ón de San Juan Bautista’ de Caravaggio y visita las sedes de los Caballeros de la Orden.

En la otra orilla del puerto,

l las viejas ciudades de Senglea, Cospicua y Vittoriosa.

Las catacumbas e iglesias

l de Rabat y los palacios por las piazzas de la amurallada Mdina, más bonita aún en un paseo nocturno.

El puerto de Marsaxlokk.

l Los templos megalítico­s de Malta y Gozo, y los espectacul­ares acantilado­s de ambas.

Una mañana de excursión

l para nadar en la Laguna Azul. Gastronomí­a

El lampuki, un pescado

l típico de las islas. Pídelo a ser posible en una terraza del puerto de Marsaxlokk.

Los guisos de conejo en

l restaurant­es puramente malteses, como Ta’ Marija (Constituti­on Street, Mosta).

Las tartas caseras del salón

l de té Fontanella (1, Bastion Street), ante las vistas de los bastiones de Mdina.

Pastizzi de origen turco del

l Café Cordina (244, Republic Street), de los más antiguos de la capital.

Los vinos de Trabuxu, en los

l sótanos abovedados del 1 de Strait Street (La Valeta). excursione­s

Alquila un coche. Para

l recorrer a fondo las islas conviene alquilar un coche pequeño, nada caro y sencillo a pesar de que en las islas se conduzca a la inglesa.

Si buscas sosiego, lo mejor

l será instalarse en Gozo y hacer excursione­s a La Valeta, Mdina y demás alicientes de Malta. En los ferrys se puede embarcar el coche. También puedes realizar excursione­s en bicicleta, caminatas por lo más agreste del archipiéla­go y no te olvides de la posibilida­d de bucear en sus aguas. Más informació­n: www.visitmalta.com

 ??  ?? La isla de Gozo.
Típico bus maltés.
Joyas de Nick Steven.
Los dulces de la isla.
Merchants Street, en La Valeta.
Puerto de Marsaxlokk.
La isla de Gozo. Típico bus maltés. Joyas de Nick Steven. Los dulces de la isla. Merchants Street, en La Valeta. Puerto de Marsaxlokk.
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Vittoriosa. El puerto de La Valeta y, en la foto de la derecha, una de las pintoresca­s calles de la ciudad.
La bahía de la capital.
Vista de Marsamxett. Vittoriosa. El puerto de La Valeta y, en la foto de la derecha, una de las pintoresca­s calles de la ciudad. La bahía de la capital.
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La Valeta desde el Gran Puerto.
 ??  ?? Variedad de quesos malteses. Calle del centro de Rabat.
Mercado de Marsaxlokk.
Secado de encajes en Marsaxlokk. Mosaico de la Domus Romana (Rabat).
Pasta con frutas.
Variedad de quesos malteses. Calle del centro de Rabat. Mercado de Marsaxlokk. Secado de encajes en Marsaxlokk. Mosaico de la Domus Romana (Rabat). Pasta con frutas.

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