Conflictos con la propia imagen
tanorexia (adicción al sol o al bronceado). ¿Es una adicción? «Para mí, sí, puesto que la persona busca estar morena como sea y cuando recibe la dosis de sol desaparece la ansiedad», explica la dermatóloga Aurora Carrasco. Según algunas investigaciones, hay pacientes que sufren abstinencia. «Tal vez, por el hecho de que el sol produce endorfinas.» ¿La
señal de alarma? Cuando interfiere en la vida diaria: por ejemplo, no acudir al trabajo para tomar el sol o rayos UVA. Consecuencias: Piel quemada, seca y con manchas, envejecimiento prematuro y riesgo de melanomas. Perfil: Mujeres jóvenes de clase media.
tanafobia (obsesión por protegerse del sol). El contrario de la tanorexia, taparse en cualquier situación. Según la doctora Guerra, «es trastorno si se deja de salir a la calle para no exponerse y la piel no recibe suficiente vitamina D».
Blondarexia (obsesión por ser rubia). Síntomas: Lucir un cabello rubio y seguir aclarándolo hasta tenerlo casi decolorado. Conse
cuencias: El cabello frágil y dañado, y supone un elevado presupuesto mensual en estética.
vigorexia (obsesión por un cuerpo escultural). Síntomas: Acudir al gimnasio a diario, entrenar de forma intensa, ingerir productos para muscular, controlar las calorías y los ejercicios físicos. La mayoría son hombres que suelen tener baja autoestima.
taturexia (obsesión por tatuarse). Síntomas: Tatuarse cada vez más y esconderlo ante la familia. Según la doctora Díaz-marsá, «los perfiles más adictivos pueden esconder trastornos de personalidad y problemas alimentarios».
Esteticaholic (obsesión por la cirugía estética). Síntomas: Excesos evidentes y transformaciones poco naturales. Sus consecuencias son las más perjudiciales para la salud porque acaban afectando más alla de la estética. ¿Las
más afectadas? Mujeres de 35 años, si bien la edad va bajando.