Bulgaria está salpicada de bellos lugares donde parece que el tiempo se ha detenido. Uno de ellos es la ciudad de Veliko Tarnovo, la que muchos consideran la más bella y romántica del país. El casco antiguo mantiene su espíritu medieval, con sus casas de estilo Renacimiento Nacional. Esta encantadora ciudad está coronada por la impresionante, y en otro tiempo inexpugnable, fortaleza Tsarevets, una interesante muestra de fusión arquitectónica de todos los tiempos. Plovdiv se ha convertido en la ciudad búlgara de moda. No es de extrañar, dado que se puede considerar como un museo al aire libre. Su anfiteatro romano, construido con mármol, está perfectamente restaurado y aún hoy se celebran eventos especiales, como conciertos y representaciones operísticas. El viejo Plovdiv, casco antiguo, conserva más de 150 construcciones típicas del Resurgimiento (siglo XIX), con fachadas pintadas con atractivas combinaciones de colores. Si aún se dispone de tiempo, el viajero puede asomarse a Ruse, población por la que transcurre el Danubio y visitar el templo de Dimitar Basarabovski, edificado en una roca. En invierno, Bulgaria dispone de excelentes estaciones de esquí; en verano, unas playas atractivas en la costa del mar Negro. Pero los búlgaros aseguran que el tiempo de la recolección de la rosa dejará un recuerdo imborrable en el viajero, ya que de esos valles proviene el 70% de la esencia de esta flor en todo el mundo.