El Pais (Uruguay) - El empresario
«ESTAMOS ANTE UN ESCENARIO MUY DESAFIANTE»
Se dice que las crisis son verdaderas oportunidades. ¿Cómo decide dejar la zona de confort de pertenecer a una corporación financiera para asumir los desafíos de emprender?
Vengo de una familia emprendedora, muy del hacer, aunque mi vínculo con el mundo laboral se inició en el sector corporativo, sobre todo en instituciones financieras dentro y fuera de Uruguay. Durante la crisis económica de 2002, el Banco donde trabajaba decidió reestructurar un área de la que yo formaba parte. Ahí surge la posibilidad de abrir una empresa para prestar servicios tercerizados en gestión de riesgos crediticios en personas, que es mi área especializada. Y prendió la semilla emprendedora que luego me permitió ser empresaria, que tiene un perfil, desafíos y habilidades diferentes. Un empresario es un emprendedor que le fue bien en el desarrollo de su idea de negocios.
¿Qué imagen tienen hoy los empresarios y las empresarias en el país?
Ha cambiado mucho y para bien durante los últimos años. Antes la figura del empresario estaba muy asociado al lucro, la utilidad como único fin. Hoy gestionar una empresa no tiene nada que ver con ese objetivo; se trata de unidades económicas sostenibles. Son organizaciones con propósito y principios, que están comprometidas con la actividad, la creación de empleo, el futuro del país y la comunidad, el cuidado del medio ambiente.
¿Cuáles son los objetivos y desafíos de OMEU (Organización de Mujeres Empresarias, Ejecutivas y Emprendedoras del Uruguay) ?
La razón de ser de OMEU se basa en fortalecer el rol de la mujer en el ámbito laboral. Promover competencias que estimulen a
las mujeres para crear empresas, intercambiar experiencias y facilitar negocios que contribuyan a un cambio económico y social, acompañándolas mediante mentorías, inversiones y talleres de capacitación. Entre los programas que lleva a cabo, OMEU capacita a 950 mujeres al año y cuenta con la participación de 80 mentoras y 46 speakers. Además, es la representante uruguaya de FCEM, la asociación portavoz de las mujeres empresarias en todo el mundo. Nuestro objetivo es derribar las desigualdades de género y concientizar a las mujeres, de manera que lideren el cambio cultural necesario para alcanzar la equidad de género que les permita ser protagonistas de la vida que quieran construir. OMEU lleva sus programas y actividades a la mayor cantidad de mujeres en todo el país.
¿Cómo lo hacen?
Es importante extender las herramientas que hemos desarrollado, para que más mujeres emprendan y sean así titulares de empresas y trabajen con foco en acceder a la autonomía económica. Asimismo, que las mujeres que se encuentran desarrollando su camino profesional dentro de distintas organizaciones, encuentren en los cursos de
OMEU, diversas respuestas a las problemáticas a las que se enfrentan a diario, aprendan a gestionarlas y a definir qué tipo de líder quieren ser y hacia dónde desean enfocar sus carreras. Con estos objetivos alcanzados, pueden tomar decisiones, hacer los que realmente quieren hacer y sentirse libres para equilibrar su vida laboral con la personal.
¿Se pueden encontrar diferencias de género en la dirección y el liderazgo de una empresa? Hay algunas diferencias, inclusive desde el punto de vista biológico y los circuitos cerebrales. Desde OMEU trabajamos bajo el concepto de equidad de género. También es cierto que, por los distintos roles que desempeña, la mujer
«Mujeres logran mejores resultados que hombres en ciertos sectores»
«Hoy una empresa no tiene nada que ver con el lucro como único fin»
oportunidades a otras mujeres. Desde el ejemplo, complementado con herramientas técnicas, promovemos que las emprendedoras lideren sus emprendimientos. Trabajamos para que las mujeres encuentren el diferencial de sus emprendimientos y lo pongan al servicio de construir un buen negocio. Con nuestro programa Entre Todas, vamos a buscar a las emprendedoras a sus espacios, para ver lo que hacen y ofrecer nuestra comunidad para potenciarlas. Con Más Emprendedoras, generamos un proceso de trabajo conjunto, que tiene como resultado, una idea que crece con su protagonista, la cual toma las riendas de su negocio y de su propia vida.
¿Qué ocurre con el acceso al crédito por parte de las emprendedoras?
Falta un largo camino por recorrer, especialmente en América Latina. Estudios señalan que al día de hoy el 70% de las mujeres latinoamericanas siguen sin poder acceder al financiamiento que requieren para emprender y si miramos los fondos de inversión solo el 8% de ellos va dirigido a emprendimientos liderados por mujeres. El panorama es alentador porque hay números que vienen creciendo.
¿Cómo percibe el clima de negocios en Uruguay?
Es positivo; soy una persona muy optimista sobre el futuro del país. La estabilidad política, económica y social es un gran atributo y diferencial. Cada vez hay menos espacio en el mundo para apartarse de todo aquello que hace al bien común. Las empresas hoy deben apostar al desarrollo sostenible del país y su comunidad. La generación de riqueza y utilidad es un objetivo necesario en toda empresa, porque hace al nivel de actividad y el empleo, pero también estas son actores relevantes por su responsabilidad social.
En Uruguay decrece la población ¿Hay un divorcio entre la mirada de la familia y la visión empresarial?
Es una problemática inquietante que se puede revertir con la llegada de inmigrantes, con un efecto positivo en los índices de natalidad. También es cierto que no es un problema exclusivo de Uruguay, que además va de la mano con un aumento de la esperanza de vida que lleva hacia el envejecimiento de la población. En esa realidad, también se presentan oportunidades en la denominada economía plateada. Estamos ante un escenario muy desafiante, a lo cual se suma el impacto de la revolución digital y la aparición de la inteligencia artificial. Una encuesta difundida en EE.UU. reveló que un 50% de los CEO consultados estima que su empresa no será viable en los próximos cinco años. Todas esas tendencias van de la mano y nos llevan a reflexionar sobre el futuro de la Humanidad.
La educación y la cultura cumplen un rol central, clave...
Sí, la formación es decisiva. Como decía (José) Ortega y Gasset sobre la necesidad de enseñar a aprender. Saber cómo acceder al conocimiento hoy es un tema existencial. Estudios concluyen que un niño de esta época va a tener que estudiar el equivalente a cinco carreras tradicionales para estar aggiornado y acompañar los desafíos del desarrollo. Tampoco se debe pasar por alto la formación en los aspectos emocionales... En el futuro vamos a tener que desarrollar mucha resiliencia, porque se vienen cambios disruptivos muy abruptos. Hay un cambio profundo en las habilidades que se requieren para ese mundo digital que se viene. La generación de millennials y centennials tienen un compromiso de corto plazo, como consecuencia de la visión que tienen sobre la futura existencia de nuestro planeta. La economía digital y las redes sociales cambiaron los hábitos de vida y facilitaron el acceso a bienes y servicios. Esa inmediatez en la satisfacción ha llevado generacionalmente a una menor tolerancia a la frustración, porque a un clic tengo lo que quiero. El concepto de largo plazo ya no funciona mucho.
«En el futuro vamos a tener que desarrollar mucha resiliencia»