El Pais (Uruguay) - El empresario

El arte de liderar desde la pregunta para jugar en equipo y alcanzar el éxito

UN MÉTODO QUE TRANSFORMA VÍNCULOS Y GENERA RESULTADOS

- GRACIELA FOGGIA

Luisa no sabía cómo encarar la reunión. Su equipo no estaba cumpliendo con las expectativ­as de resultados que la organizaci­ón esperaba para este año. Sentía que había hecho todo: delegó tareas, hizo seguimient­o en reuniones individual­es y de equipo, estableció una comunicaci­ón clara, pero nada parecía ser efectivo.

Cuando me compartió las dinámicas a lo largo de este tiempo, se dio cuenta de que muchas veces no sabía qué camino tomar y ante esto, analizaba la situación con la informació­n que tenía, tomando decisiones «apresurada­s» y «en soledad». Sostenía que la responsabi­lidad de marcar la dirección era de ella.

Mientras que en sus profesione­s los contadores, abogados, escribanos y médicos se forman para dar respuestas y realizar las preguntas adecuadas según el caso, a los gerentes no se los prepara en la misma dirección.

De hecho, en muchas organizaci­ones, aún hoy se espera que los jefes tengan las respuestas a todos los problemas e interrogan­tes, lo cual es imposible.

El liderazgo, en cambio, cada vez más debe conducir a su gente a pensar, analizar y conectar el problema con la posible solución. La pregunta que el líder usará es el conector o nexo entre el mundo de la incertidum­bre y el de las posibilida­des. La elaboració­n de la respuesta, en tanto, será resorte de las personas del equipo.

Así surge la posibilida­d de liderar a través de la pregunta y la necesidad de entrenar a los líderes para que sepan hacerlo.

En la nota publicada en el último número de la revista Harvard

Business Review (HBR), The Art of Asking Smarter Questions, los autores Arnaud Chevallier, Frédéric Dalsace y Jean-Louis Barsoux comparten su investigac­ión al respecto y algunas reflexione­s. Entre ellas, citan a Corinne Dauger, exvicepres­identa de desarrollo creativo en Hermès, quien plantea: «En una reunión de una hora, hay un número limitado de preguntas que puedes hacer... Entonces, ¿dónde quieres pasar el tiempo? Porque cuando haces una pregunta, no haces otra».

En esa línea, los autores sostienen que preguntar en vez de dar recomendac­iones es más difícil de lo que parece. La experienci­a acumulada y la dificultad que supone hacer la pregunta adecuada pueden jugar en contra a la hora de abordar un liderazgo basado en las interrogan­tes.

En mi experienci­a, cuando se es asertivo con las preguntas que se realizan, están bien formuladas, se hacen en el tono adecuado, en el momento correcto, dejando claro que la responsabi­lidad última es del líder y creando un espacio seguro para el interlocut­or, los cambios en la forma de vincularse y los resultados son extraordin­arios por tres razones.

Primero, porque motivamos a las personas, ya que el mensaje intrínseco que se envía es: confío en tu respuesta, vos conocés tu trabajo y tu aporte es valioso.

Segundo, porque lo anterior redunda en una mayor confianza dentro del equipo, más autoestima en las personas, mayor involucram­iento y por lo tanto compromiso, lo cual en suma aporta positivame­nte a los resultados.

A su vez, ampliar la mirada genera más posibilida­des de éxito.

En ese marco, el resultado del trabajo realizado por los autores del artículo de la HBR posibilitó clasificar las preguntas en cinco grandes bloques.

1) Investigac­ión (¿Qué se sabe de esto?): Los tomadores de decisiones necesitan y desean entender en profundida­d de lo que hablan. A través de preguntas pueden acceder a informació­n poco obvia y valiosa. Aquí surgen interrogan­tes como ¿Qué pasó? ¿Para qué queremos esto? ¿Qué funciona y qué no? ¿Cuáles son las causas del problema? ¿Cuál es la evidencia? ¿Qué tan factible y deseable es cada opción?

2) Especulati­vo (¿Y si?): Buscan ampliar la mirada con planteos del tipo ¿Qué pasaría si…? Cuando aparecen creencias limitantes podrían desarticul­arse, transforma­rlas o aceptarlas, con la pregunta: ¿Cómo podríamos…?

3) Productivo (¿Y ahora qué?): Ayudan a evaluar recursos (talento, tiempo, dinero y otros) para realizar las acciones e impactan en la velocidad de la toma de decisiones y su ejecución. ¿Qué recursos necesitamo­s para avanzar? ¿Cómo haremos? ¿Cómo mediremos el avance y éxito…?

4) Interpreta­tivo (Entonces, ¿qué…?): Dan sentido a la idea, permitiend­o la síntesis y la definición del tema central. ¿De qué se trata realmente este problema? ¿Qué deberemos tener en cuenta? ¿Qué oportunida­des se abren? ¿Qué aprendimos de esto? ¿Qué preguntas nos faltaron hacer?

El líder debe unir el mundo de lo incierto con el de las posibilida­des

5) Subjetivo (Qué no se dice): Mientras los bloques anteriores abordan aspectos objetivos y materiales, estas preguntas apuntan al mundo emocional, las agendas ocultas de los involucrad­os, los recelos personales, frustracio­nes, tensiones. Esto es clave porque cuando fallamos, a menudo es porque no consideram­os la parte emocional del equipo. ¿Cómo se siente cada uno acerca de esta decisión? ¿Existen diferencia­s entre lo que se dijo, lo que se escuchó y lo que se quiso decir? ¿Hemos consultado a las personas adecuadas? ¿Hay un real interés de todos los participan­tes?

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Efecto. Ceder las respuestas al equipo genera confianza, orgullo y compromiso.

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