El Pais (Uruguay) - Ovacion

NACIONAL 98 Apertura más Clausura para evitar el sexenio

- LUIS PRATS

Un cambio total adentro para dar vuelta todo en la cancha: ese fue el plan de Nacional hace 20 años con el objetivo de evitar que Peñarol alcanzara el sexenio de títulos. Y el resultado fue la conquista del Campeonato Uruguayo sin necesidad de finales.

El quinquenio aurinegro 1993-1997 representó un momento crítico para Nacional, tanto por la preeminenc­ia del rival de siempre como por la forma en que se definió el título del 97. Por eso, para 1998 el tricolor optó por una nueva directiva, un nuevo director técnico y un plantel casi totalmente nuevo.

Para empezar, volvió a la presidenci­a Dante Iocco, un dirigente de gran prestigio que ya había liderado un drástico cambio de rumbo en 1980. Las disidencia­s internas en las directivas, habituales en el período reciente, desapareci­eron.

Para reforzar el vínculo con aquella mítica temporada, el entrenador elegido fue Hugo de León. El riverense todavía no tenía una carrera en esa profesión, e incluso se registraro­n largas polémicas alrededor de la validez de su título, obtenido en Brasil. Pero supo tomar con fuerza el timón para superar las tormentas. Y para acompañarl­o como preparador físico, fue designado el profesor Esteban Gesto, otro histórico del 80.

Muchos jugadores del 97, demasiado golpeados por los resultados adversos, se marcharon, aunque quedaron las jóvenes promesas, como los subcampeon­es mundiales de Malasia Gustavo Munúa y Fabián Coelho, más Gianni Guigou y Gustavo Varela. También los que habían regresado del fútbol europeo a mediados de 1997, Ruben Sosa y José Luis Zalazar (aunque este se fue luego por diferencia­s con De León). Y llegaron, entre otros Pedro Barrios, el brasileño Jorgeao, Cesilio de Los Santos, Federico Bergara, Carlos Soca, Mario Regueiro, Marco Vanzini, Carlos Camejo, Gabriel Álvez, el hondureño Milton “Tyson” Núñez y el colombiano Jorge “Gallegol” Ramírez. Para el Clausura se agregaron Leonardo Romay, Martín del Campo y el paraguayo Luis Monzón.

El amplio plantel determinó que De León dispusiera de varias alternativ­as. Por ejemplo, el arco fue ocupado por Munúa en el Apertura y Romay en el Clausura. La defensa, en general, estuvo formada por De los Santos, Damián Rodríguez, Jorgeao y Bergara. En el mediocampo, las presencias más habituales fueron las de Camejo, Vanzini, Guigou y Varela, aunque también actuaron a menudo Coelho y Del Campo. En el ataque hubo más variantes: si bien la presencia de Sosa fue constante también jugaron Álvez, Jorge Delgado, Núñez y Ramírez, aunque este fue el refuerzo de menor rendimient­o. Regueiro fue utilizado como lateral izquierdo o volante, en un plantel con varios polifuncio­nales.

El comienzo de la temporada, sin embargo, estuvo lleno de dudas y derrotas. El tricolor perdió los dos clásicos por la Copa Libertador­es (los últimos hasta hoy por ese torneo): 2-1 en el Campus de Maldonado y 4-1 en el Centenario. A continuaci­ón, cayó en los dos partidos como visitante en Bolivia por la Libertador­es. Y si bien venció a Defensor en el comienzo del Apertura, en el siguiente partido se fue al descanso frente a River perdiendo 3 a 0. Pudo ser el final de la gestión de De León, pero representó el inicio de la recuperaci­ón: Nacional lo dio vuelta en el segundo tiempo y lo ganó por 4 a 3. Fueron 45 minutos dramáticos: luego que el tricolor se pusiera 3-2, con goles de Regueiro y Núñez, River tuvo un penal y lo atajó Munúa. Sosa empató de tiro libre y, en la hora, de penal, hizo el cuarto.

Después Nacional perdió dos fechas seguidas, ante Rentistas y Bella Vista, pero a partir de ese momento solo obtuvo triunfos y se quedó con el Apertura con siete puntos de diferencia sobre Bella Vista y nueve sobre Peñarol. Fue clave el triunfo clásico del 17 de mayo. Carlos Camejo no solo anuló a Pablo Bengoechea, el hombre clave en el predominio aurinegro de los años anteriores, sino que convirtió el primer gol (el otro fue de Guigou).

El casi constante movimiento pendular entre los grandes marcó para Peñarol un año para el olvido, luego de cinco de festejos. El equipo no funcionó casi nunca, le costó hacer goles y los recibió con demasiada frecuencia, y sufrió una plaga de lesiones, todo lo cual lo marginó de la lucha por el título.

Rentistas fue el sorprenden­te antagonist­a en el Clausura. Dirigido por Martín Lasarte y con el arquero Álvaro Núñez casi invencible durante ese torneo, cumplió la mejor campaña de su historia. Si en la última fecha derrotaba a Danubio en su recién inaugurado Complejo, era el campeón del Clausura, pues le llevaba dos puntos de ventaja a Nacional. Pero perdió, con dos goles en dos minutos, marcados por Julio de Souza y Ojeda.

Nacional, que jugaba al mismo tiempo en un repleto Estadio Centenario aquel 18 de octubre, ya ganaba 2 a 0, con goles de Jorgeao y Alvez en el primer tiempo. Las noticias que llegaban desde la avenida Pedro de Mendoza iniciaron los festejos mucho antes del pitazo final. Y siguieron en la avenida 18 de Julio.

Por primera vez desde la implantaci­ón de los torneos Apertura y Clausura, un equipo conquistab­a ambos, por lo cual no fue necesario disputar finales. En total, sumó 50 puntos, contra 37 de Peñarol. En 1999 el campeón fue el aurinegro, pero el impulso del 98 le dio tres títulos más a Nacional a partir de 2000.

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