Es para Macri que lo mira por TV
—El tema es el piso del Centenaro. Lo que pocos saben es que Cafo recibió 150.000 dólares por el recital de Roger Waters y para Cafo es un dineral, más allá de las consecuencias. La cancha quedó horrible, es cierto, pero es la única manera de recibir dinero. Fíjese que el clásico le dejará entre 20 y 30 mil dólares solamente.
—Sí señor. Y al no jugar los grandes, Cafo necesita dinero. Mire que el Centenario teclea. Me pasaron un dato posta-posta. Se está deteriorando mucho ....
—Todo lo que quiera, pero...
—Una bombita. Si el martes no está el borrador del nuevo estatuto de la AUF, se viene la Fifa encima. Y queda mucho camino por recorrer. Según me contó un dirigente, se aprobaron 60 puntos del nuevo estatuto, pero restan 30 puntos más. La grieta es la división de poderes. Eso si: está amparada la Liga Uruguaya del fútbol profesional dentro del nuevo estatuto. Los clubes quieren hacer sus negocios y tener sus sponsors.
—El interventor Bordaberry está presionando, pero está difícil. Hay muchos intereses de por medio. pagados en diez cuotas de 3.500 dólares abonados en un cambio. Así que el tema Aufgate no terminó. Siguen las indagaciones y no hay un punto final porque se quiere llegar al fondo del asunto. Los clubes creen que hay mucho más. de esa Cultura Nacional”, en clara referencia a las deudas que dejó el gobierno de Alarcón.
—Y le dejo la del estribo. Varios planteles van al seguro de paro... pregunte... averigüe ....
Macri, el presidente de los argentinos, presionó para que los superclásicos que definirán la Copa Libertadores se jueguen con hinchadas visitantes. El propio Gobierno, y los presidentes de Boca y River, dijeron que no estaban dadas las condiciones y que los clásicos serían con hinchada local. Primero en La Bombonera y después en el Monumental. Eso sucede al otro lado del charco. Bien cerca. Tratemos de marcar esa diferencia, al menos en nuestro clásico que definirá el Uruguayo y tendrá ambas hinchadas y hasta dos tribunas compartidas.
Miremos la mitad del vaso lleno. Habrá lugar para los hinchas de Peñarol y Nacional. Todos podrán vivir la fiesta clásica ante la envidia de Macri y los suyos, que quisieron pero no pudieron. Demos un buen ejemplo y que la fiesta transcurra en paz; que de una vez por todas se entienda que es un partido de fútbol y que no se termina el mundo.
Aprendamos de los jugadores que se abrazan y saludan antes del partido y sigamos el ejemplo de esas familias en donde se comparte la pasión sin dramas, con hinchas de Nacional y Peñarol. Que el clásico sea una fiesta dentro y fuera de la cancha. Con el aliento de dos hinchadas formidables, con el empuje de los futbolistas, con la estrategia y la táctica de los entrenadores, y también, de ser posible, con un arbitraje que pase inadvertido. Hagamos que Macri mire con recelo el colorido de la Ámsterdam y la Colombes, que se pregunte cómo es posible que en el Uruguay se viva un superclásico con tribunas compartidas y en paz. Tan cerca y tan lejos.