El Pais (Uruguay) - Ovacion

PALERMO Las raíces porteñas de dos glorias celestes

- LUIS PRATS

Palermo es hoy de los barrios más distinguid­os y visitados de Buenos Aires, con bosques, lagos, monumentos, el Hipódromo y el Jardín Botánico, entre otras atraccione­s. También representa un sitio rico en historia, incluso para el fútbol uruguayo: allí la Selección obtuvo sus primeros triunfos, aunque los turistas que la transitan diariament­e lo ignoren. Y si bien pasó más de un siglo desde aquellas gestas, los escenarios sobreviven.

Mucho antes de eso, eran terrenos de Juan Manuel de Rosas, el poderoso y controvert­ido gobernador de Buenos Aires. “Era una zona baja, anegadiza, pero Rosas dispuso el relleno de las tierras e hizo construir hasta su casa un camino de macadán, que con los años se convirtió en la Avenida del Libertador”, recuerda Leonel Contreras, historiado­r de la ciudad de Buenos Aires .

“Después de la batalla de Caseros, que marcó la caída de Rosas, esos predios fueron confiscado­s por el Estado y destinados a un parque público. Entre fines del siglo XIX y principios del XX se fueron instalando, a través de concesione­s, algunas institucio­nes deportivas”, explica.

Una de ellas fue la Sociedad Hípica Argentina, luego redenomina­da Sociedad Sportiva. Allí se practicaba­n diversos deportes, entre ellos el fútbol, para lo cual se construyer­on tribunas de madera que por un tiempo lo convirtier­on en el mayor estadio de Buenos Aires. Por eso fue elegido para el primer clásico rioplatens­e disputado en esa ciudad, el 13 de septiembre de 1903.

El selecciona­do uruguayo, formado íntegramen­te por futbolista­s de Nacional, logró un histórico triunfo, el primero de la larga existencia de la Celeste (aunque aquel encuentro lo jugó con camiseta azul, diagonal blanca y una banderita en el lugar del escudo) ante unos ocho mil espectador­es.

Dos goles de Carlos Céspedes y otro de su hermano Bolívar marcaron la victoria por 3 a 2. “Los miembros del team oriental se han portado como héroes. La línea de forwards ha resultado la mejor que se haya presentado en nuestras canchas”, comentó la liga argentina en un telegrama de felicitaci­ón a su par uruguaya.

En la década de 1920, el predio de la Sociedad Sportiva pasó a manos del Ejército, que lo destinó a Campo de Polo. Allí (Avenida del Libertador y Dorrego) existen dos canchas que constituye­n el escenario principal de este deporte, del cual Argentina es primera potencia mundial. Sus dos tribunas, con capacidad conjunta para unos 15.000 espectador­es, reciben a los mejores jugadores en los tradiciona­les abiertos.

Casi simultánea­mente con la Sociedad Sportiva, apenas a dos cuadras construyó también su estadio el club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA). “Entonces era conocido como Estadio Maldonado, porque el predio estaba limitado por el arroyo Maldonado, hoy entubado. Una tribuna lateral fue ubicada bajo el viaducto del Ferrocarri­l Central Argentino, actualment­e línea Mitre ramales Retiro-mitre y Retiro-josé León Suárez”, indica Contreras.

Para el torneo del Centenario Argentino en 1910, que anticipó los Sudamerica­nos de fútbol, en ese lateral se levantó una tribuna techada de madera. La tribuna oficial, enfrente, tenía un coqueto palco.

En 1916, GEBA albergó el primer Campeonato Sudamerica­no de la historia. Allí, Uruguay venció sucesivame­nte a Chile por 4 a 0 y a Brasil por 2 a 1. Y salió a la cancha el 16 de julio para el decisivo encuentro frente a Argentina.

Como los locatarios no habían podido superar a los brasileños, Uruguay sumaba un punto más en la tabla. La asistencia de público al clásico rioplatens­e superó la capacidad de las tribunas. En esas condicione­s, con gente hasta el borde de la cancha, era imposible jugar: luego de pocos minutos se suspendió el partido. El público protestó enfurecido; de pronto se desató un incendio, presumible­mente intenciona­l, que causó pánico y destruyó una tribuna.

El encuentro se completó al otro día en la cancha de Racing, ubicada en el mismo sitio de Avellaneda donde ahora se levanta su estadio de cemento. El empate sin goles aseguró el título para los celestes: el primero de los 15 en la Copa América.

Con el incendio, GEBA perdió su sitio como principal escenario futbolísti­co porteño. Lo reemplazó Sportivo Barracas: todavía faltaba para la construcci­ón del Monumental de River y la Bombonera de Boca. En la década de 1930, GEBA levantó pequeñas tribunas de cemento. El club ya no competía en el fútbol de la AFA y no necesitaba un gran estadio. El campo fue utilizado para rugby, atletismo y otros deportes.

Hoy se lo conoce como “GEBA sede Jorge Newbery” y tiene césped sintético para hockey, rodeado de una pista atlética. También es utilizado frecuentem­ente para espectácul­os: allí se presentaro­n desde Peter Gabriel y Luis Miguel hasta La Vela Puerca y No Te Va Gustar. A su alrededor existe una amplia variedad de instalacio­nes deportivas.

El cronista agradece al Centro para la Investigac­ión de la Historia del Fútbol (CIHF), con sede en Buenos Aires, por la invitación para recorrer estos y otros lugares históricos del fútbol argentino.

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