Araujo y una noche para olvidar
Barcelona. Controlaba el partido pero sufrió la expulsión del uruguayo, PSG lo dio vuelta y pasó a semifinales
Montjuic se tiene que parecer a las noches mágicas del Camp Nou”, dijo Xavi Hernández, entrenador de Barcelona, en la previa al partido de vuelta entre su equipo y el PSG pero la de ayer fue una noche de terror para el Barça.
Pero que había empezado muy bien. En tan solo 12 minutos Lamine Yamal, a sus 16 años, volvió a ser protagonista, sacó a pasear a Nuno Mendes, se metió al corazón del área y le dio el gol servido a Raphinha; igual que en el partido de ida que fue triunfo del equipo culé por 3-2.
Barcelona tuvo el segundo en los pies de Robert Lewandowski pero su media vuelta se fue alta y todo se desmoronó sobre la media hora de juego con la expulsión de Ronald Araujo. El defensor uruguayo entregó mal una pelota en salida y PSG habilitó rápidamente a Bradley Barcola que iba camino al área para quedar mano a mano con ter Stegen pero Araujo lo cortó con infracción y vio la roja directa. Bien expulsado.
Con polémicos gestos en alusión a la decisión del árbitro, el defensa de la Celeste dejó la cancha y quien pagó los platos rotos fue la figura emergente del equipo: Lamine Yamal tuvo que salir para que ingresara Íñigo Martínez a recomponer la defensa pero eso no fue así.
Había sido recibido por los hinchas del Barcelona con billetes falsos con su cara pero Dembelé volvió a ser el villano cuando igualó antes del descanso.
“Es una final y hay que ganarlo; lo podemos hacer”, había dicho Luis Enrique, entrenador de PSG, en la previa y así salió su equipo al complemento. Una pasividad increíble del Barcelona en un córner le permitió recibir a Vitinha sobre la medialuna y el portugués sacó un derechazo imposible de atajar a los 54 minutos. Golpazo para el Barça que comenzó a despedirse de la serie tras un penal convertido por Kylian Mbappé siete minutos más tarde y el propio francés lo liquidó todo a los 89’.
PSG jugó con personalidad que muchas veces le faltó, el hombre de más ayudó, y Barcelona desde 2018 no alcanza las semifinales.