El Pais (Uruguay) - Ovacion

El curioso origen de los sobrenombr­es 20 APODO

Desde el Bolso hasta el Manya pasando por el Sastre La historia del fútbol uruguayo tiene ríos de tinta acerca del surgimient­o de los clubes, pero también sobe los apodos que adoptaron los equipos que hoy compiten en el medio local y es por eso que a cont

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El rico folklore del fútbol también se nutre con los apodos de los clubes, que a menudo los identifica­n tanto como su nombre o sus colores. Y así se escucha en las tribunas el “Vamos los Tuertos”, “Dale Papal”, “Arriba los Gauchos” y, por supuesto, “¡Vamo’ el Manya!” o “¡Vamo’ el Bolso!”.

En su origen hay de todo, desde alusiones a la fundación del club hasta episodios históricos. Muchos también se identifica­n con el sitio de nacimiento, como “Los Palermitan­os” para Central Español (Barrio Palermo) o “Los de Capurro” para Fénix, así como por los colores: albicelest­es, negriazule­s, violetas. En este repaso se rastrea la razón de otro tipo de sobrenombr­es, esos que le dan rasgos muy particular­es a sus dueños.

BELLA VISTA. Son los Papales desde su origen porque la camiseta lleva los colores de la bandera de los Estados Pontificio­s, actual Vaticano. Y no por casualidad: fue sugerencia del padre Marino Guerra (colegio Maturana) a los fundadores del club. El blanco y amarillo representa­n, en la tradición católica, las llaves del Reino de los Cielos.

BOSTON RIVER. El apodo “Sastre” nace debido a la admiración que tenían los fundadores del club por el equipo de la “Sastrería Boston”, que además sirvió para darle parte de nombre a la institució­n. River llegó porque el grupo de jóvenes que fundó el club era acompañado por Juan Deri, un argentino hincha de River Plate.

CERRO.

Son los Villeros porque nacieron en la Villa del Cerro, una diferencia que siempre les marcan a sus rivales de Rampla, que surgieron en la rampla (rambla) de la Aduana y luego se mudaron al otro lado de la Bahía.

CERRO LARGO. Son los Arachanes, como le dicen a todos los nativos de ese departamen­to, por una tribu que supuestame­nte habitaba esa zona (en realidad, su existencia autónoma es controvert­i

da por los historiado­res y arqueólogo­s).

COLÓN. El apodo de este equipo suele ser los de San Martín y Fomento, denominaci­ón que obtuvo por los famosos bailes en su sede social ubicada en la intersecci­ón de esas calles.

DANUBIO. La Franja está claro que viene de la banda negra que cruza su camiseta y los de la Curva responde a que la sede del club está donde la Avenida 8 de Octubre hace un giro en Maroñas.

DEFENSOR SPORTING.

Casi desde su origen son los Tuertos. Existen dos versiones. Una deriva del titilar de la luz del faro de Punta Carretas al efectuar su giro. Otra se atribuye a que los hermanos Ghierra, pioneros del club, tenían cierto defecto en la vista. Y los rivales empezaron a llamarlo “el equipo de los tuertos”. Algunas caricatura­s conmemorat­ivas unieron las dos versiones, dibujando una farola humanizada con un parche en un ojo.

LA LUZ. Son los Merengues de Aires Puros y como tantos clubes, el apodo hace referencia al barrio pero con la particular­idad de que además se le agrega el clásico color de camiseta: el blanco.

LIVERPOOL. Son Los Negros de la Cuchilla, porque el barrio Belvedere creció sobre el lomo de la cuchilla Juan Fernández, una de las últimas ramificaci­ones de la Cuchilla Grande. Ese relieve era más notorio en 1915, cuando se fundó esta institució­n.

MIRAMAR MISIONES. Tiene dos apodos y los dos vienen de la época en que era solo Miramar. “Cebritas”, por su camiseta a rayas blanca y negras finas, y “Monitos”, porque son de la zona del zoológico de Villa Dolores.

NACIONAL. Durante muchos años Albos fue el apodo más popular para el club, porque el equipo vestía una camisa totalmente blanca, salvo el escudo. Más adelante, cuando en la década de 1960, Nacional empezó a utilizar vivos

rojos en el cuello y mangas se extendió al tricolores o simplement­e “los Trico”. El actual, Bolsos, deriva de “Bolsilludo­s”. Y esto surgió cuando uno de los fundadores de la institució­n de La Blanqueada, Ernesto Caprario, propuso colocar una banderita cosida sobre el bolsillo de la camisa. La banderita, más adelante, se convirtió en el escudo de la institució­n.

PLAZA COLONIA. Si bien todo el uniforme del equipo coloniense

es blanco, por las medias que luce la institució­n se los denomina los Pata Blanca.

PEÑAROL. Por su origen ferroviari­o son los Carboneros, en referencia al funcionari­o que alimentaba con carbón la caldera de los trenes. Mirasoles los identifica con la flor amarilla y negra también conocida como girasol, que en una etapa de su crecimient­o siempre está de frente al sol. Manyas, en tanto, nació de una controvers­ia familiar. El inmigrante italiano Giuseppe Scarone era fanático de Peñarol. Su hijo Carlos, figura del club, se fue brevemente al fútbol argentino y al volver en 1914 se incorporó a Nacional, supuestame­nte porque le pagaba mejor (eran tiempos del

amateurism­o). Cuando su padre se lo reprochó, Carlos le respondió mezclando castellano e italiano: “Quedarme en Peñarol, ¿para comer qué? ¿A mangiare merda?”. En el primer clásico posterior el insulto se repitió. Con los años empezó a utilizarse como grito de guerra de los hinchas.

PROGRESO. Los Gauchos del Pantanoso une una referencia histórica junto a otra geográfica. Abraham Paladino, patriarca del club, tenía una peluquería

a la que concurrían los troperos que se dirigían a La Tablada. La tradición asegura que muchos esperaban su turno jugando al fútbol con sus trajes tradiciona­les del campo. Como el arroyo Pantanoso estaba bastante cerca, la gente empezó a identifica­r al equipo con esos gauchos.

RACING. Su tradiciona­l estilo de juego atildado y bastante vistoso al paladar de los amantes del fútbol les valió el apodo de Escuelita o también Academia. Más antiguo es el de Cerveceros, porque su vieja cancha —que estaba ubicada sobre Bulevar Artigas, donde actualment­e hay un edificio del Banco de Seguros del Estado— quedaba frente a la popular Cervecería Oriental. Ya no están ni el campo ni la empresa, pero el sobrenombr­e sigue vivo.

RAMPLA JUNIORS. El apodo de Picapiedra­s incluso tiene fecha: mediados de la década de 1960. Antes se los llamaba los Friyi, por la presencia de frigorífic­os en la zona. Pero cuando se decidió reemplazar las tribunas de madera del viejo Parque Nelson por gradas de cemento fue necesario trabajar sobre la piedra de la ladera del Cerro montevidea­no. Justo por entonces había llegado la serie de dibujos animados Los Picapiedra, que tuvo inmediato éxito, y todo cerró para la nueva denominaci­ón del club.

RENTISTAS. El apodo deriva del color de la camiseta, aunque con una variante simpática: son los Bichos Colorados.

RIVER PLATE. Son los Darseneros pese a que el club está desde su origen en el Prado, lejos del puerto. El Club Atlético River Plate heredó el apodo del River Plate Football Club, el legendario equipo proletario de principios del Siglo XX fundado en la zona de la Aduana. El club actual surgió de la fusión de Olimpia y Capurro y el nombre River fue un homenaje expreso a aquel otro.

SUD AMÉRICA. Siguen siendo los Buzones pese a que las grandes cajas metálicas que recibían las cartas desapareci­eron hace años de las esquinas montevidea­nas y eran un pintoresco distintivo de la ciudad. La identifica­ción nace porque esas recordadas cajas estaban pintadas de anaranjado, el color de la camiseta de la IASA.

WANDERERS. Los Bohemios se llaman así desde su mismo origen, cuando un grupo de futbolista­s se separaron del Albion Football Club. Los que se quedaron les advirtiero­n despectiva­mente que serían unos “vagabundos”, que no es otra cosa que Wanderers en español. Y de Vagabundos a Bohemios no hay mucho trecho.

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Bohemios. El apodo acompaña al equipo desde siempre.

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