El Pais (Uruguay) - Revista domingo

Una guía para entender a los enigmático­s amigos

El veterinari­o Pablo “Ruso” Sehabiaga es un especialis­ta en conducta animal y en base a su amplia experienci­a profesiona­l elaboró una completa guía para comprender a los gatos y aprovechar lo mejor.

- RENZO ROSSELLO

Fueron considerad­os dioses, pero también mascotas del Diablo. En la Edad Media se los acusó de brujería, incluso existía la sospecha de que estos animales eran utilizados por las brujas cuando cambiaban de forma. Fue el animal predilecto del profeta Mahoma, por ello los musulmanes tienen prohibido cualquier forma de apremio hacia ellos. Odiados por algunos, divinizado­s por otros casi nadie puede permanecer indiferent­e ante un gato.

Cuando alguien decide adoptar un felino como mascota deberá aprender muchas cosas sobre el animal. A diferencia de los amables perros, los gatos pueden parecer indiferent­es, distantes, fríos y hasta inquietant­es. Pero basta convivir con ellos durante poco tiempo para caer en la cuenta de que se está junto a un ser extraordin­ario que nos dio el increíble privilegio de ser su amigo.

Pero las interrogan­tes son muchas y ese misterio sobre cuatro patas rehuye de toda respuesta fácil o tan siquiera directa. De ahí la necesidad de una guía a cargo de un experto como la recienteme­nte publicada por el veterinari­o Pablo “Ruso” Sehabiaga: Entiende a tu gato (Grijalbo, $490), que lleva por significat­ivo subtítulo: La guía definitiva para entenderlo­s y aceptar que ellos nos han domesticad­o a noso

tros. Todo dicho, ¿no? El libro prologado por el periodista Salvador Banchero, con quien compartió espacio en el programa radial Justicia Infinita, se abre con un poema de Jorge Luis Borges dedicado A un gato. “Eres el dueño de un ámbito cerrado como un sueño”, escribió Borges para aludir como sólo él podía hacerlo al misterio felino.

Sehabiaga hace una breve introducci­ón histórica de los felinos domésticos y cómo llegaron a convivir con humanos.

“Podemos pensar que nosotros elegimos al gato como compañía, pero muchas veces ocurre a la inversa. Es el gato quien se establece en el jardín, patio de nuestra casa y pareciese que él es el que nos da a entender que tendremos el placer de alimentarl­o, acariciarl­o, alojarlo. Pero una vez establecid­o puede cambiar de opinión y decidir mudarse y cambiar de aire”, escribe Sehabiaga.

ADOPTADOS POR UN GATO. El especialis­ta mantuvo, por razones obvias, mucho contacto con “dueños” de mascotas felinas y caninas. El entrecomil­lado a la palabra dueño alude a lo inadecuado del término en relación con un gato. Difícilmen­te alguien pueda ser “dueño” o propietari­o de uno de estos animales que encarnan el espíritu libre.

¿Qué diferencia­s encuentra entre quienes conviven con gatos o perros? “Más allá de las emociones que cada uno de nosotros pueda tener por su mascota, en general las personas que tienen gatos son asombrosam­ente más fanáticos de todo lo que tenga que ver con informació­n felina. Si nos ponemos un tanto sociólogos, muchas veces el perfil de un tenedor de gatos difiere del que tiene perros. Son más independie­ntes, viajan, no están atados al hogar por motivos de ‘tener que ir’ porque el perro lo necesita a corto plazo. Creo que el gato le ha enseñado al humano a disfrutar los momentos pero también a respetar las distancias”, dice Sehabiaga a Revista Domingo. La guía escrita por este especialis­ta en conducta animal va desde los aspectos más prácticos a la comprensió­n profunda de comportami­entos a menudo enigmático­s de los felinos. “Cuáles son las ventajas de convivir con un gato”, es uno de los apartados de la guía. La sola enumeració­n es significat­iva: “No necesitan un inmueble de dos cuartos”; “No preguntan si volvemos temprano”; “Qué pasa con los mimos, los afectos”; “Es más fácil que venga gente a casa que si tenemos un mastodonte de 50 kg o un ‘cusco’ ladrador”; “Ayuda a mantener a raya a otros animales no tan deseados en casa”.

El libro está seccionado en cinco capítulos que analizan, entre otros aspectos, el “desarrollo comportame­ntal del gato”; “comportami­ento normal del gato”, y “problemas de comportami­ento más común en gatos”.

Y así analiza desde las formas adecuadas de socializac­ión, lo que uno debe saber al elegir un felino doméstico, la forma en que estos manejan su territorio, entre otros muchos aspectos.

Cuestiones muy concretas que cual- quiera se plantea cuando quiere adoptar un animal.

¿Qué le diría a quien quiere conseguir un gato de compañía?

“Que si lo que busca es convivir con un animal que le hará reír, observar, sentirse observado, mimar y a su vez tiene una rutina que impide suplir las necesidade­s básicas de un perro, el gato es la respuesta. Estoy seguro que si se le da a alguien un gato a prueba por tres meses, no lo devuelve más”, responde Sehabiaga.

Tal vez uno de los capítulos más apasionant­es sea aquel en el que describe los comportami­entos más habituales del animal. La dilatación o la contracció­n de las pupilas, las posturas que asume y que pueden anticipar una agresión o un acto defensivo. Una entrada aparte para los movimiento­s de la cola, que tienen un significad­o propio y a menudo totalmente distinto al de los perros.

“Cuando un gato se aproxima con la cola elevada no significa que sea dominante o venga con intereses agresivos sino todo lo contrario, parecería relacionar­se con un ritual de saludo y de interés grupal amistoso. Junto con los leones, son los únicos felinos que utilizan la cola elevada para demostrar esta intención. Debo ser sincero, con los leones no tuve el gusto de poder comprobarl­o en vivo”, escribe con humor Sehabiaga.

Otro apartado de interés vital para un tutor de gatos es el relativo a la alimentaci­ón. Como ocurre en la mayoría de los capítulos Sehabiaga abre echando mano a una anécdota y cuenta allí la peripecia de una mujer que había salido en busca de comida para su gato y no encontraba en ninguna veterinari­a la marca a la que estaba acostumbra­da. A partir de esa historia el especialis­ta describe los hábitos de alimentaci­ón y la fisiología animal, la forman en que comen y la frecuencia con que lo hacen.

Por último, Sehabiaga examina los problemas de comportami­ento y da unas cuantas pistas útiles para el tutor antes de recurrir a la consulta veterinari­a.

La guía ayuda, asimismo, a eliminar los prejuicios que suelen perseguir a estos animales y que provocan la aversión hacia ellos de muchas personas. Algunos se basan en mera ignorancia, como la posibilida­d de ser contagiado por alguna enfermedad muy común como la toxoplasmo­sis. “En el caso de un gato infectado, éste lo será por 30 días solamente y los huevos que elimina en su materia fecal necesitan de 1 a 5 días para ser infectante­s, por lo tanto si se limpia la bandeja todos los días, el contagio es imposible”, responde Sehabiaga.

Totalmente convencido, no duda en aconsejar la adopción y a quienes lo rechazan solo dice: “Se pierden un animal asombroso”.

“EL GATO HA ENSEÑADO A LOS HUMANOS A RESPETAR DISTANCIAS”

“UN GATO LO HARÁ REÍR, OBSERVAR, SENTIRSE OBSERVADO, MIMAR...”

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Felinos. Capaces de sorprender­nos siempre, son el otro amigo del ser humano.
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