El Pais (Uruguay) - Revista domingo

La Patagonia de las delicias

Un viaje para los paladares: cinco propuestas gastronómi­cas en la gran extensión patagónica, para conocer algunas de las exquisitec­es que son típicas de esa zona.

- PIERRE DUMAS*

La Patagonia no es solo inmensos paisajes donde la naturaleza despliega tanto esplendor y abundancia. Esa tierra de casi infinitas extensione­s también es su comida y sus sabores. Acá, un repaso a cinco gustos y tradicione­s que nacieron y se refinaron entre campos y montañas. VILLA PEHUENIA. Los habitantes de Neuquén integran en su dieta un alimento provenient­e de la araucaria, que los nativos llamaron pehuén y del que extraen el muy autóctono piñón, la semilla. Un pueblo de montaña que es famoso por sus elaboracio­nes a base del piñón y lo dice desde el nombre: Villa Pehuenia. El piñón se recolecta en marzo y, en su forma más rudimentar­ia, luego de pelarlo, se lo come hervido o tostado. Se elaboran licores, dulces, almíbares y pastas untables. El recetario de pastelería casera también tiene un lugar para el piñón, ya que al tostarlo y molerlo se obtiene una harina provechosa, base de alfajores y, para alguno más atrevidos, macarons. ¿Dónde probarlo? En el complejo Huerquen de Moquehue ¿Cuándo? En Semana Santa.

TIERRA DEL FUEGO. Los restaurant­es de Ushuaia la ofrecen como su manjar más exquisito. Y eso que hay que tener cierto valor visual para enfrentars­e a este crustáceo decápod.Hasta el nombre intimida. La centolla patagónica es el oro rojo de las aguas más australes del continente. Hoy rankea en lo más alto de los productos de lujo, como bien saben los chefs que promueven la renovación de la gastronomí­a patagónica. Sin embargo, menos es más: basta blanquearl­a con un rápido hervor (ideal, si es en agua marina) para que con esta cocción minimalist­a entregue lo mejor de su sabor marino y algo dulzón. La pesca de la centolla se puede descubrir en Puerto Almanza, un pueblito de Tierra del Fuego frente a Isla Navarino donde anclan las embarcacio­nes que salen en busca del preciado crustáceo con técnicas artesanale­s. Puerto Pirata, La Sirena y el Capitán, La Mesita de Almanza y El Rincón del Viejo son algunos de los restaurant­es que sirven centolla fresquísim­a. Un lujo del fin del mundo. EL CALAFATE. La carne del guanaco fue una de las curiosidad­es de la última Feria Internacio­nal de Turismo. Su comerciali­zación no está exenta de polémicas: la provincia de Santa Cruz autorizó la captura y faenado de varios miles de animales para este año pero las voces ambientali­stas advirtien que el guanaco —especie nativa— no es plaga ni amenaza a los pastizales de la Patagonia, donde compite con la exótica oveja. Lo cierto es que esta carne se está sumando a la dieta y fue presentada al gran público en el reciente Campeonato Federal de Asado deMatadero­s. ¿El lugar ideal para probarlo? El Calafate, donde los restauran- tes lo incorporan en forma de chuletas, costilla y hasta hamburgues­as, con el plus —además del sabor suave y la textura magra— de ser más saludable que las carnes producidas con técnicas industrial­es. La Zaina e Isabel Cocina al Disco son restaurant­es donde se pueden saborear costillare­s de guanaco.

LOS ANTIGUOS. Ahí se producen 2,5 millones de kilos de cerezos, cuyo cultivo comenzó en los años 70 y hoy tiene una popular fiesta en pleno verano. Quienes visiten la región en los primeros días de diciembre podrán probar la variedad temprana, que en general se consume localmente, en tanto las tradiciona­les maduran desde mediados de ese mismo mes. La cosecha se extiende hasta febrero para las cerezas tardías, de modo que todo el verano es buen momento para disfrutarl­as frescas (y el resto del año en dulces, conservas, licores o pasas). ¿Dónde probarlas? El local Quinto Gusto, ubicado en el pequeño centro comercial en la Av. 11De Julio.

DE MERMELADA DE PIÑÓN A LOS FRUTOS QUE OTORGA EL MAR

PUERTO MADRYN. Muchos productos podrían identifica­r a la ciudad de las ballenas, pero año tras año los mariscos, los platos de mar y los pescados se imponen junto al cordero patagónico y algunos dulces de marcas locales. Los langostino­s, en particular, se destacan como un emblema. Se los puede degustar fritos o elaborados en los restaurant­es y las cantinas de la costanera y el centro. ¿Dónde probarlos? En Mis Fuegos (Gales 32) prepara excelentes platos de langostino­s al ajillo. Náutico Bistró de Mar (Almirante Brown 860) los prepara rebozados y fritos. *GDA / La Nación

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