El Pais (Uruguay)

La inclusión financiera no alcanzará a los casinos

Se quiere evitar que la supresión del efectivo facilite el lavado de dinero

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La máxima es la siguiente: el dinero que entra en efectivo, se va en efectivo. Con esta frase el coordinado­r del Programa de Inclusión Financiera del Ministerio de Economía (MEF), Martín Vallcorba, indicó por qué se decidió que los casinos no estén alcanzados por una serie de disposicio­nes contenidas en la ley de inclusión financiera que hubieran implicado la supresión del efectivo en algunas circunstan­cias dentro de estas salas de juego.

¿Qué es lo que se quiere evitar con este cambio? Que los casinos se vuelvan más permeables al lavado de dinero. De por sí, estos lugares son “potencialm­ente un vehículo de lavado de activos”, describió Vallcorba. Un decreto del MEF con fecha 7 de mayo prorrogó hasta el 1° de enero de 2019 la entrada en vigencia de las disposicio­nes contenidas en dos artículos de la ley N° 19.210 —en los incisos primero y quinto del artículo 35 y en el artículo 36—, y el objetivo es, hasta esa fecha, trabajar en un proyecto de ley que modifique esto y vuelva permanente esta excepción.

“Se entendió que lo más adecuado era que no aplicaran las disposicio­nes que establecía­n que por encima de un determinad­o monto los pagos no se podían hacer en efectivo”, señaló el jerarca de Economía.

Vallcorba lo explicó así: si un jugador entra a un casino con US$ 20.000 en efectivo, los apuesta y gana y tiene para cobrar un total de US$ 25.000, los US$ 20.000 que jugó en efectivo se los deberá llevar también en efectivo. Los US$ 5.000 restantes —lo que ganó— el casino se los dará como prefiera.

Con esto lo que se busca es que “una norma que como criterio general apunta a fortalecer los mecanismos de control en materia de lavado, aplicada al casino en realidad podía tener el efecto contrario, que generara alguna vulnerabil­idad”, dijo Vallcorba.

El texto del decreto del MEF recuerda que la ley N° 19.574 de diciembre del año pasado designó a los casinos como sujetos regulados en la prevención del lavado de activos. En el consideran­do se señala que “atendiendo a las mejores prácticas, la normativa vigente establece que cuando los casinos reciban de sus clientes sumas en efectivo para jugar, la porción no perdida en el juego debe ser devuelta en efectivo por el casino, para evitar el ingreso al sistema financiero de las sumas de dinero involucrad­as”.

Asimismo, se agrega que “la prohibició­n a los casinos de realizar pagos en efectivo a los jugadores por encima de un determinad­o monto sería contraria a las mejores prácticas mencionada­s y a las recomendac­iones en materia de prevención de lavado de activos”.

BENEFICIOS. La ley de inclusión financiera fue, justamente, la protagonis­ta de un desayuno que la Asociación de Dirigentes de Marketing del Uruguay (ADM) organizó ayer (ver aparte).

Uno de los expositore­s en el evento fue el director ejecutivo de la Asociación de Bancos Privados del Uruguay, Roberto De Luca. La premisa del evento era que los participan­tes enumeraran las ventajas y desventaja­s que esta ley había generado en sus diferentes áreas.

De Luca repasó qué efectos había tenido la ley en diferentes actores —nombró sobre todo beneficios para personas, empresas de menor porte, comercios, gobierno. Cuando llegó el turno de hablar de cómo había impactado en el sistema bancario, dijo: “Hay toda una fantasía de que los bancos escribimos esta ley para ganar muchísima plata, les aseguro que no es así”. Por el momento, añadió, la ley de inclusión financiera no ha sido “rentable” para los bancos. “Pero la hemos apoyado y la vamos a continuar apoyando”, dijo De Luca, quien agregó que “es para este lado que el país tiene que ir, y para este lado va el mundo”.

A modo de síntesis, el director ejecutivo de la gremial planteó que como resultado de este proceso los bancos incorporar­on nuevos clientes —“en principio no les cobramos nada”, dijo, pero existe el “potencial” de venderles otros servicios.

Las operacione­s aumentaron también, indicó, y eso implica una fuente de ingresos para estas institucio­nes, que también han tenido “costos” producto de la ley. En este terreno mencionó que dejaron de percibir los ingresos por el pago de sueldos que cobraban a las empresas (se trataba de US$ 10 millones por año, precisó).

De Luca también trazó cómo se imagina el futuro cercano en este terreno. “Cada vez nos vamos a dar cuenta que no tiene sentido tener efectivo; yo ando con $ 200 en la billetera”, dijo. La foto también incluye menos cajeros automático­s, aranceles más bajos y un aumento de la cibersegur­idad.

El gobierno busca con esto evitar que los casinos faciliten el lavado de activos.

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