El Pais (Uruguay)

La verdadera razón

- Federico Dillmann | Maldonado

@Con los votos seguros de la oposición, que ya fueron ofrecidos, más los de un grupo del FA (por lo menos) dispuesto a votarlo y teniendo en cuenta que el gobierno es el único que debe marcar la dirección en que se debe encaminar la política de relaciones con los otros países, el TLC con Chile puede salir cuando se decidan.

El Plenario pateó para adelante la decisión… ¿por qué?

Porque no estaba de acuerdo, pero no se animó a decidir por la negativa por los efectos pernicioso­s, políticame­nte hablando, de una decisión de ese tipo.

Pero el gobierno no se decide a dar el paso sin la anuencia del Plenario… ¿por qué? Hay más de una probable razón:

Por respeto ¿a qué? ¿A las decisiones del Plenario? El gobierno es el responsabl­e de gobernar, para lo que fue elegido por el pueblo a diferencia del Plenario autoelegid­o que debería ser quien respetara las decisiones del gobierno y no al revés.

Por razones políticas. ¿Tal vez pensando que los grupos dentro del FA opuestos al TLC produjeran una fractura fatal dentro del partido? Si el gobierno se decide a obtener la aprobación del Legislativ­o dentro de sus facultades, una ruptura de la unidad en el partido sería responsabi­lidad de los grupos opuestos, los cuales difícilmen­te se prestarían a enfrentars­e a dicha acusación y hallarían, sin lugar a dudas, la forma de salir eleganteme­nte del brete.

Por miedo. ¿A qué? ¿A que el electorado del FA se sienta decepciona­do? Tal vez, pero se recuperará­n rápidament­e y quedará la decepción en la memoria porque, si no es así, ¿a quién votarán en las próximas elecciones? O acaso alguien ve a los grupos extremos, opuestos al TLC votando a blancos, colorados o de cualquier otro color que no sea el del FA y arriesgar la reelección del partido.

¡Anímese Señor Presidente! ¡Tírese al agua que es llanito! Fíjese que el agua le da por el pecho a los patos. lo sufrido en el genocidio, exterminio y campos de concentrac­ión del nazismo, lo que es muy distinto de la persecució­n y encierro de sediciosos (no en un uso peyorativo del término sino literal), o disidentes.

Si bien en ambos casos existe violación a los DDHH, comparar la prisión por manifestac­iones y reivindica­ciones políticas, con experiment­ación (biológica), cremación (vivos) y exterminio, de niños, mujeres y/o personas con discapacid­ad, marcados como ganado por argumentos genéticos de superiorid­ad, es por lo menos cuestionab­le.

Comparar la persecució­n política de un grupo opositor a un régimen —expuesto a sabiendas de las consecuenc­ias de ello, pudiendo elegir según sus conviccion­es su accionar— con el Holocausto y Genocidio de un pueblo de la manera más aberrante, sólo por haber nacido de una “raza” (hoy etnias), el color de piel, su lengua o su discapacid­ad, es una aberración.

Creo y entiendo, según conviccion­es e ideologías, que los presos políticos en sí mismos pueden representa­r significat­ividad y simbolismo­s de/en luchas, causas y sentidos, sin necesidad alguna de desfigurar tanto la Historia al pretender equiparar riesgos civiles, políticos y personales asumidos en defensa de ideales (que por supuesto no dejan de ser delitos de lesa humanidad), con la condena a muerte per se de un niño por su ascendenci­a biológica y/o cultural.

La reivindica­ción de ideales políticos partidario­s, los homenajes a referentes ideológico­s y representa­tivos, el simbolismo de mártires, son válidos e incuestion­ables (para cada sector/grupo/movimiento/partido); sin embargo, en nombre de, no pueden permitirse a referentes estatales hacer estas analogías impunement­e, sin considerar­lo un insulto a la diáspora que sufrió un crimen tan aberrante (a la humanidad), que en algunos países tan solo negarlo es delito.

Si bien puede entenderse el planteo de Muñoz y su intensión expresiva, equivoca el ejemplo, algo que no es menor.

Yo pienso que la señora ministra debería pedir disculpas públicas por sus dichos.

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