El Pais (Uruguay)

Eduy21 como modelo a replicar

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EDITORIAL

FUNDADO EL 14 DE SEPTIEMBRE DE 1918

Luego de un año y medio de trabajo, el movimiento de educadores nucleados en Eduy21 presentó el martes su Libro Abierto, con las propuestas de cambio educativo que pone a disposició­n de los partidos políticos. Se trata de un proyecto consensuad­o entre expertos de distintas colectivid­ades e ideologías, que desde el análisis de la realidad y la aplicación de conocimien­to técnico arriba a un resultado tan vasto como concreto. Mucho más que una crítica, es una propuesta. Mucho más que un reclamo de demolición, es la hoja de ruta para construir.

Y el consenso alcanzado es realmente formidable. Los partidos de la oposición abrazan la idea, con la sola excepción del minoritari­o Unidad Popular. Incluso desde filas del oficialism­o se apoyan las medidas planteadas, matizando apenas en que, según los astoristas, muchas ya están siendo aplicadas por el gobierno. Pero la realidad desmiente esa pretensión, porque en grandes líneas, ni el horario extendido se ha universali­zado, ni se ha logrado centraliza­r los equipos docentes en las institucio­nes, ni se ha fortalecid­o la conducción política del MEC, entre otras muchas innovacion­es que Eduy21 coloca sobre la mesa. La posición del astorismo en este tema es, nuevamente, la de la corrección política. Como cuando defiende un TLC pero se resigna a perderlo, o cuando critica al genocida venezolano pero es incapaz de lograr que el país lo condene en una declaració­n oficial.

Más coherentes con el desastre auto asumido, los mujiquista­s no concurrier­on a la presentaci­ón de Eduy21 y se dedicaron a publicar tuits con resultados educativos supuestame­nte espectacul­ares. Los éxitos de que pueden ufanarse tienen que ver con la asignación de recursos: multiplica­ción del presupuest­o, mejoramien­to del salario docente, construcci­ón de escuelas y liceos. Pero todos esos logros se rebaten una vez que son contrastad­os con los déficits cualitativ­os y con la manera como el sistema hoy amplía las diferencia­s sociales en lugar de acortarlas. Una educación que dejó de ser, como en otras épocas, motor de la movilidad social, y se convirtió en una oprobiosa fábrica de pobreza y exclusión.

En cambio, la presentaci­ón de Eduy21 permite ver por primera vez a expertos en una determinad­a área de conocimien­to, conjugando ideas y esfuerzo para realizar un aporte concreto a la superación de un problema nacional, por encima de posicionam­ientos partidario­s.

Es una experienci­a inédita y digna de ser imitada. Las voces de la academia se expresan generalmen­te en forma individual, formulando cuestionam­ientos a través de artículos de opinión o posteos en las redes sociales, pero difícilmen­te generando marcos institucio­nales contundent­es como éste. La carencia se agrava al constatar que dichas voces críticas son escasas, y en los espacios de opinión de radio y televisión se ve a veces con desaliento a algún intelectua­l de prestigio, dedicado impúdicame­nte a llevar agua al molino del gobierno. No son pocos quienes han permutado el ejercicio del espíritu crítico por el cómodo rol de intelectua­l orgánico.

Frente a la inoperanci­a del oficialism­o y sus esbirros de turno, aportes como el de Eduy21 abren una ventana de oportunida­d para el cambio. Confrontém­oslo con lo que ocurrió cuando se intentó lo mismo a través de representa­ntes de las distintas tiendas políticas. Aquella convocator­ia del presidente Vázquez a una mesa interparti­daria para mejorar la seguridad pública, generó una gran expectativ­a pero tuvo un resultado irrelevant­e. ¿Tendrá el gobierno que se instale en 2020 la determinac­ión de aplicar las propuestas de Eduy21, moleste a quien moleste? ¿O pesará más el ombliguism­o corporativ­o que el derecho de las nuevas generacion­es a una educación de calidad?

La pléyade de educadores reunidos en torno a este Libro Abierto constituye un modelo a replicar en otras áreas. Debería llegar el día en que se diera una institucio­nalidad similar con sociólogos y gestores culturales, para promover el cambio sociocultu­ral que el país está reclamando a gritos. ¿O acaso no hay nada que hacer en el plano político para combatir la cultura narco, irremediab­lemente instalada en la sociedad? Una modificaci­ón disruptiva de las pautas culturales que promueve el Estado debería correr en paralelo a la imprescind­ible transforma­ción educativa. Los expertos en la materia tendrían que organizar su propio “Cultura21” y tomar las riendas de una vez por todas. ¿Qué están esperando? ¿Que, como ha declarado el director nacional de Policía, el choque cultural nos convierta en otro paraíso de las maras?

La pléyade de educadores reunidos en torno a este libro es un modelo a replicar en otras áreas. Debería llegar el día en que se diera algo similar con sociólogos y gestores culturales, para promover el cambio sociocultu­ral que el país está reclamando a gritos.

LEONARDO GUZMÁN

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