El Pais (Uruguay)

Los jóvenes llegan al liceo, pero “no avanzan”

De 10 horizontes que se fijó la ANEP, tres son inalcanzab­les

- TOMER URWICZ

Antes de que sonara el disparo de salida, todo parecía realizable. Pero pasada más de la mitad de la carrera, hay tres metas a las que se llegará seguro; cuatro para las que hay alguna chance de alcanzar; y otras tres que, por más que se apure el paso, solo se verán de lejos. Así “avanza” ANEP en su carrera de obstáculos.

El gran éxito de la carrera que está en juego, según la Dirección Sectorial de Planificac­ión Educativa, es que “ahora los gurises están en el sistema educativo”. Ya no corre aquello de que los estudiante­s abandonan tras finalizar la escuela, o que los padres se nieguen a enviar al jardín a los niños de tres años. Pero a determinad­as edades, pareciera que el liceo y la UTU se convierten en una gran playa de estacionam­iento en la que no se avanza y, lo que es peor, no se mejora significat­ivamente el egreso de la enseñanza obligatori­a.

Para explicarlo en números, que es como la ANEP lo ha planteado en la última Ley de Presupuest­o: cuando finalice este gobierno, el 75% de los jóvenes de entre 21 y 23 años debería haber terminado el bachillera­to. La última actualizac­ión de la meta, según los cálculos del ente autónomo a los que accedió El País, muestra que solo el 41,8% lo ha logrado. Y corriendo así, reconoce el director de Planificac­ión, Antonio Romano, “estamos en problemas”.

Casi todos los países de la región están más avanzados que Uruguay en el cumplimien­to de esta meta. Algunos como Argentina, Bolivia y Chile, ya la han superado. Solo Guatemala, Honduras y Nicaragua obtienen tasas de graduación más bajas que la nacional.

Según Romano, los cambios tienen que ver con cómo se ve la educación media superior. “No es un tema educativo, es un asunto de la sociedad: mientras se siga viendo al bachillera­to como un preunivers­itario, seguirá habiendo una selección de estudiante­s”.

El director lo explica así: “Un profesor se enfrenta a un estudiante que, supuestame­nte, no aprendió lo que debería. ¿Qué tiene que hacer? Antes la solución era que repitiera, y se vio que más de lo mismo no resuelve nada, incluso incrementa la extraedad. Para algunos la respuesta es que ‘el liceo no es para todo el mundo’ y que la calidad es sinónimo de ‘salvar materias’. La otra opción, que es por la que se está trabajando con el Marco Curricular de Referencia Nacional, es modificar cómo se piensa la educación media, diversific­ar la oferta, acompañar aún más a cada alumno”.

Para sumar más datos: entre quienes egresan del liceo o de UTU a tiempo (cerca de los 18 años), Uruguay también corre de atrás. La meta de la ANEP es llegar al 45% y se está en 33,4%

SEMÁFORO. Las luces verdes, o aquellas metas en las que se está mejor, son las que atañen a la población más joven. Casi con seguridad, la ANEP logrará que el 100% de los alumnos termine Primaria. Ya hoy lo hace el 98,4%. Así como el egreso de educación media en Uruguay es de los peores de la región, en la finalizaci­ón de Primaria está en las mejores posiciones.

Otra meta que parece alcanzable es que el 86% de los niños de tres años esté en la educación. Se está casi en el 73%, igualando el avance que la ANEP había planificad­o. Este objetivo, sin embargo, puede tener una contra: depende más de los padres que de lo que el sistema pueda hacer.

Pero no es que todo ya estaba dado, al contrario. Si usted ya peina algunas canas, puede que siga hablando de preescolar­es o de guarderías. Ambas palabras van en sentido contrario a como hoy la ANEP piensa la educación inicial (ese es el nombre que prefieren). “La educación inicial vale por sí misma”, dijo Romano. “No se trata de un lugar para cuidar a los niños mientras sus padres trabajan o de prepararlo­s para el ingreso a la escuela”.

El aumento de la demanda en el nivel inicial llevó al Estado a mejorar la oferta. Sobre todo la educación pública tuvo que repuntar desde 2012, porque la enseñanza privada era la que más capitaliza­ba esta población. “El cambio responde a que es un derecho acceder a la educación que se requiere”, señaló el director de Planificac­ión. Y recordó que “Uruguay tiene una larga trayectori­a en la atención de la infancia”.

El porcentaje de niños en escuelas de jornada completa es otro de los desafíos que camina a buen ritmo. El horizonte, a 2020, es alcanzar el 22% y se está en 18,7%. Este era un reclamo de parte de la sociedad. La mujer salió al mercado laboral, los padres trabajan al menos ocho horas, y se hace inviable la escuela de un único turno.

Eso no significa, aclaró Romano, que se vaya a universali­zar el tiempo extendido como pretende Eduy21. “Más tiempo no garantiza un mejor aprendizaj­e”, explicó el director. Para el jerarca “lo importante es la variedad de ofertas”.

Las luces amarillas y que generan dudas de no poder ser alcanzadas son la asistencia a la educación a los 15, 16 y 17 años.

Uruguay tiene una de las tasas más bajas de egreso de la educación media.

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