Un emblema cultural que se convierte en templo religioso
Reabre el domingo 5 agosto el Cine Teatro Plaza como iglesia pentecostal
El Cine Teatro Plaza se transformará de manera oficial en la sede de la “Iglesia Pentecostal Dios es Amor”. Luego de concretarse la venta en enero de 2013, este antiguo emblema cultural de la ciudad reabrirá sus puertas el próximo 5 de agosto.
La iglesia promociona el evento como la “gran inauguración” de un nuevo “templo de la gloria de Dios”.
Al encuentro concurrirá el pastor brasileño Lourival De Almeida y la cantante y una de las directoras de la iglesia, Débora Miranda, hija del fundador de esta congregación, David Miranda, fallecido en 2015.
En el que fuera un simbólico espacio cultural de la ciudad se pueden ver obreros trabajando para dejar en condiciones el lugar para la celebración que comenzará a las 9 de la mañana del primer domingo de agosto.
Apenas “Dios es Amor” adquirió el padrón, pidió a la Intendencia de Montevideo la exoneración de la Contribución Inmobiliaria contemplada en el artículo 5º de la Constitución de la República para templos religiosos. En dos resoluciones municipales, se le eximió del pago de 3.635.715 pesos para el período comprendido entre 2013 y 2018. Antes, a la empresa que administraba el excine se le absolvía el pago del 80% del total.
De acuerdo al sitio web de la iglesia Dios es Amor, en Montevideo hay 21 templos y 10 en el interior. No obstante, expastores han asegurado que son unas 200 las que están desperdigadas por todo el país.
Este es el segundo cine que Dios es Amor adquiere en el Centro. Ya había comprado el ex Radio City, ubicado en Héctor Gutiérrez Ruiz y Soriano.
EDIFICIO EMBLEMÁTICO. En 1947, el arquitecto Rafael Lorente Escudero obtuvo el primer premio de un concurso para la construcción de un complejo de dos salas cinematográficas de 2.400 y 1.200 espectadores, un edificio de nueve apartamentos, confitería y salón de té, salones comerciales y garaje.
En un análisis realizado por la Facultad de Arquitectura sobre este edificio, se calificó la obra como una de las “más complejas, audaces y originales del Río de la Plata hacia esos años”.
A lo largo de sus 66 años de espectáculos, pasaron por el lugar decenas de artistas locales e internacionales. Entre ellos, B. B. King (lo hizo más de una vez), pago de la Contribución Inmobiliaria que la Intendencia de Montevideo le exoneró a la iglesia entre 2013 y 2018. Jeff Beck, Fito Páez, Ismael Serrano y Pappo, entre otros músicos y bandas.
La productora responsable del Plaza entre 2008 y 2012, Elbia Fernandes, participó en la transformación de la segunda sala en Lorente, un sitio de numerosos espectáculos musicales. “Iban artistas de primera línea todo el tiempo”, comentó a El País.
El último show lo hizo la banda holandesa de metal sinfónico Épica, en octubre de 2012.
Fernandes, hoy directora del Teatro de Verano, opinó que el cierre del cine como espacio cultural fue “una pérdida enorme”. “Es un patrimonio arquitectónico. Es una construcción concebida para una función que no es esa”, comentó.
Alejandro Steineck, el último productor responsable que tuvo el Plaza, dijo que su cierre “en
La cifra 3,6
una ciudad que tiene limitada oferta de salas” representa “una pérdida para la cultura y el espectáculo”.
VENTA POLÉMICA. En enero de 2013, el semanario Búsqueda informó que esta iglesia compró el padrón por un monto que osciló entre los 3 y los 4,5 millones de dólares.
Cuando se dio a conocer la noticia, el entonces director de Cultura de la Intendencia de Montevideo, el actor Héctor Guido, dijo que era una “pérdida enorme” y “un hecho dramático”. Por eso, anunciaron que harían gestiones para intentar recuperarla.
Paralelamente, el sociólogo Gustavo Leal (hoy asesor del ministro del Interior Eduardo Bonomi) lanzó una campaña de firmas en la plataforma Change.org en la que pedía al gobierno expropiar este lugar. Tuvo el respaldo de 11.000 personas. “Nos negamos a ser espectadores inmóviles y dejar que la ciudad pierda el Cine Teatro Plaza para que se convierta en un templo donde dudosos pastores hacen ‘sesiones de milagros’ a cambio de ‘estampitas y diezmos’”, decía el texto.
Esos esfuerzos fueron en vano. Tras una reunión entre la comuna y el Ministerio de Educación y Cultura se anunció que ninguna medida podía violentar el interés de los privados.