El Pais (Uruguay)

Brasil polarizado a días de las elecciones: Bolsonaro o Haddad

Empatan en 40% para el balotaje; analista advierte que la situación es “muy peligrosa”

- AFP, REUTERS, EFE / BRASILIA

Faltan apenas 17 días para las elecciones en Brasil y todo parece encaminars­e a una definición entre los dos extremos: el ultraderec­hista Jair Bolsonaro (63) y el izquierdis­ta Fernando Haddad (55), el candidato alternativ­o del Partido de los Trabajador­es (PT) ante la inhabilita­ción de Lula da Silva.

La incertidum­bre ha dominado la campaña, pero al menos los sondeos coinciden en una cosa: el 7 de octubre ningún candidato ganará en primera vuelta, por lo cual el próximo presidente surgirá de un balotaje el 28 de ese mes.

Y aquí es donde los nombres de Bolsonaro y Haddad aparecen como los grandes candidatos. Bolsonaro, que se recupera en un hospital de San Pablo de la puñalada que recibió en un mitin, lidera con un 28% la intención de votos para la primera vuelta, según Ibope. Haddad, que ha subido 11 puntos desde que fue oficialmen­te investido candidato el 11 de septiembre, avanzó varios casilleros y hoy tiene un 19% de preferenci­as. Más abajo están el centroizqu­ierdista Ciro Gomes (11%), el centrodere­chista Geraldo Alckmin (7%) y la ambientali­sta Marina Silva (6%). Más lejos aún se sitúan Alvaro Dias, el banquero João Amoedo, y Henrique Meirelles, todos ellos con un 2%.

De confirmars­e esos resultados, Bolsonaro y Haddad empatarían en un balotaje al conseguir cada uno un 40% de los votos, de acuerdo a Ibope, que tiene un margen de error de dos puntos. Bolsonaro empataría también con Alckmin, ambos con un 38%, perdería contra Gomes (39% - 40%) y ganaría a Marina Silva (41% - 36%).

Bolsonaro, con sus declaracio­nes misóginas, homofóbica­s y racistas, tiene un índice de rechazo consistent­e, de 42%; en tanto que Haddad, junto con los votos y el fervor por Lula, está heredando también el odio que el exmandatar­io despierta, con un 29% de electores que dicen que nunca votarían por él.

“El hecho de ser opciones con tanto rechazo tiene serias consecuenc­ias para el país. Trae un problema de legitimida­d, que dificultar­á la aplicación de la agenda de reformas, y significa que, sea quien sea el ganador, tendrá mucha resistenci­a en el Congreso”, explica Thomaz Favaro, analista de la consultora de riesgos Control Risk.

Un comentario de un lector del diario económico Valor resume el nivel de polarizaci­ón: “Jamás perdonaré a Bolsonaro por obligarme a votar al PT”, escribe el lector, que firma como Liberal Jabuticaba.

El duelo derecha-izquierda centró prácticame­nte todas las elecciones desde la recuperaci­ón de la democracia en 1985, encarnado a partir de 1994 por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) del expresiden­te Fernando Henrique Cardoso y el PT de Lula.

Pero esta vez, en un contexto de hartazgo de la corrupción y de crisis económica apareciero­n nuevos protagonis­tas: por la ultraderec­ha, Bolsonaro, un excapitán del Ejército, admirador de la dictadura militar (1964-85), y por la izquierda Gomes, un exministro de Lula.

El PT parecía condenado a salir de la historia, después del impeachmen­t a Dilma Rousseff en 2016 y del encarcelam­iento en abril de este año de Lula, condenado a 12 años y un mes por corrupción y lavado de dinero. Pero consiguió resurgir, capitaliza­ndo su discurso de víctima y oponiéndos­e a las reformas impopulare­s del presidente Michel Temer, con una estrategia elaborada por Lula desde su celda de Curitiba.

Bolsonaro, por su parte, “consiguió capitaliza­r su discurso antiestabl­ishment, captar el descrédito de la clase política, y beneficiar­se de su discurso de línea dura contra el crimen”, apunta Favaro.

“El lenguaje conciliado­r de la derecha tradiciona­l (como el PSDB de Cardoso) y del centro (MDB de Temer) perdió cualquier atractivo popular”, declara a AFP Lincoln Secco, analista e historiado­r de la Universida­d de San Pablo.

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