El Pais (Uruguay)

Acosó a sus compañeras y por dos años le prohíben estudiar

La Udelar respaldó la inédita sanción aplicada a estudiante de Química

- TOMER URWICZ

Mientras los docentes explicaban “el arte de los medicament­os”, en el primer piso del Hospital de Clínicas, a una de las estudiante­s le llegó un mensaje de texto: “Ahora te voy a co...”. Era otra vez él, el acosador. Este compañero de clase en Química, al que llamaremos Nicolás, llevaba casi dos años de “acoso psicológic­o” a algunas alumnas.

Unos días antes a otra compañera le había llegado un mensaje de Nicolás. Ella le había explicado que “no quería nada”, que la dejara tranquila.

Pero cuando sonó su celular ese día, mientras caminaba por el Centro, no aguantó más y radicó la denuncia en la seccional más cercana, y al día siguiente hizo lo mismo ante la decana de la Facultad de Química.

“Del análisis de los elementos probatorio­s recabados en la causa, surge sin hesitación que el señor Nicolás protagoniz­ó agresiones a sus compañeros en el Servicio, y ha tenido una conducta a todas luces inadecuada” hacia dos docentes a los que desafió en clase. El fallo fue contundent­e.

Nicolás, quien cursaba cuarto año en Facultad, fue suspendido por dos años; una de las penas máximas que la Universida­d de la República aplicó a un estudiante por acoso y la única que se recuerda en Química en las últimas tres décadas.

La sanción, que el martes ratificó el Consejo Directivo Central, se confirmó casi un año y medio después de que fueran presentada­s las primeras denuncias. A Nicolás primero se le prohibió el ingreso a la Facultad de Química, tuvo que dar exámenes en el edificio de Medicina (que queda enfrente) y tras confirmars­e la acusación perdió su calidad estudianti­l hasta 2019.

de acoso y discrimina­ción llegaron a estudio de la comisión especializ­ada de la Udelar, creada hace cuatro años.

EL REMEDIO. La Farmacotec­nia es la ciencia que estudia cómo manipular las materias primas para lograr un medicament­o. Puede que sea esa búsqueda de un remedio, la publicidad —o la conscienci­a social— que tomó el destrato hacia las mujeres o simplement­e el agobio de tanto tiempo de acoso lo que llevó a tres estudiante­s —con el respaldo de otros compañeros y docentes— a denunciarl­o ante la Facultad y ante la Policía.

Nicolás jamás negó que les mandara mensajes a sus compañeras, pero justificó que se

de pesos le fueron inyectados este año a la Comisión de Acoso y Discrimina­ción de la Udelar. Contratará­n a cuatro docentes.

Las cifras 109

2,5

sentía “destratado” por el grupo. Además, aclaró, nunca persiguió a ninguna estudiante ni tuvo contacto físico con nadie. Pero no pudo aportar testigos que avalaran sus dichos.

El acosador “goza de conscienci­a y voluntad, por lo que es pasible de responsabi­lidad disciplina­ria”, informó la División Universita­ria de la Salud que examinó el caso.

Los compañeros veían a Nicolás como “un ser solitario”. Su abogada defensora lo define “como un buen muchacho, retraído y que se dio cuenta que actuó mal fruto de no saber manejar el bullying que le hacían”. A su entender, “la Universida­d jamás se preocupó en saber qué le pasaba” a su defendido y nadie dudó porque las denunciant­es “eran mujeres”.

Al principio las denunciant­es no le dieron corte, pero el acoso, recuerda una de ellas, fue tornándose insoportab­le. Y cuenta: “Dejé de cursar algunas materias por miedo a encontrarm­e con él en clase; bajaba la escalera con temor a que apareciera y me tirara; y compré un gas ‘pimienta’ por si se seguía pasando de la raya”.

Cuando el caso llegó a estudio del Consejo de la Facultad de Química, hubo consenso: el estudiante debía ser sancionado. Recuérdese que los órganos de dirección de la Udelar son cogobernad­os, por lo que incluso los representa­ntes de los estudiante­s apoyaron la medida. Las discusione­s se centraron en qué magnitud debía adquirir la sanción: unos optaban por un año, otros por cuatro. Terminó “ganando” la postura intermedia. Nicolás apeló, sin éxito.

Pero el caso, inaudito, llevó a que se afianzara el trabajo vinculado al acoso y sirvió, dicen, como medida “ejemplariz­ante”.

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CASO PÚBLICO. El Consejo Directivo Central confirmó el martes la sanción por dos años.

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