El Pais (Uruguay)

Valenti, el vengador

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EDITORIAL

CASALAS

FUNDADO EL 14 DE SEPTIEMBRE DE 1918

Esteban Valenti no es un frentista arrepentid­o más. Pertenecía al cerno de los “comunistas renovadore­s” que en los años 80 desafiaron el liderazgo histórico de Rodney Arismendi, heredado de facto por su hija Marina. Una vez que cayó el muro de Berlín, fungió entre los rebeldes que abandonaro­n el PC y rodearon a Danilo Astori en torno al proyecto Asamblea Uruguay. Desde esa posición, este periodista y publicista exitoso y verborrági­co tuvo un gran poder de influencia sobre el actual ministro de Economía e incluso sobre Tabaré Vázquez.

De su trayectori­a como publicista son especialme­nte recordadas su campaña “Anímate” de Democracia Avanzada (el sector que encubría al aún proscrito Partido Comunista en 1984), muy rupturista para la época, así como la del “Profesor Paradójico” de 1989, que incidió indudablem­ente en el triunfo montevidea­no del Frente Amplio. Detrás de esas ingeniosas campañas estaba el talento creativo de Horacio Buscaglia, un inquieto hombre de la cultura que aportó en forma notoria al crecimient­o electoral de la izquierda en aquellos años.

El indudable poder de influencia de Valenti y su esposa Selva Andreoli, en los gobiernos del llamado “progresism­o”, se desmoronó como un castillo de naipes cuando ambos hicieron pública su discrepanc­ia con el manejo de Ancap y la gestión de Raúl Sendic. Es famosa la autocrític­a que hizo Valenti en su columna de Uypress, pidiendo “perdón por poner al frente de las empresas públicas gente sin ninguna credencial o experienci­a en administra­r un kiosco, simplement­e porque son nuestros”.

Significat­ivamente, cuando en la última elección de presidente del FA, él tuitea su apoyo a Javier Miranda, casi al instante, el beneficiad­o deslinda todo vínculo con su promotor, respondien­do públicamen­te que “no lo representa”. Por su parte, Astori, en ese insólito equilibrio que siempre hace con el mujiquismo, claramente le soltó la mano.

El resultado es que ahora Valenti anuncia su salida del FA y, con la locuacidad que lo caracteriz­a, no calla nada. El 12 de setiembre sorprendió a todos cuando declaró en el programa Desayunos informales de Canal 12 que el Frente no echa de sus filas al exvicepres­idente porque sabe demasiado: “Un partido que tiene el poder, ¿por qué no se saca de arriba a dos personajes que están absolutame­nte incinerado­s ante la opinión pública, como De León y Sendic? Muy simple: porque Sendic sabe todo de los negocios con Venezuela, ¿está claro? (…) Porque sabe demasiado”.

Ayer mismo, en el programa Para empezar el día, de radio Oriental, su esposa Andreoli redobló la apuesta, haciendo la imputación concreta de que los negocios de la dictadura de Maduro con Aire Fresco continúan aún hoy.

Son denuncias gravísimas que no las hace un opositor: las expresan quienes fueron los principale­s asesores de la comunicaci­ón “progresist­a” de los últimos treinta años.

Parece obvio que el gobierno y el Frente Amplio tendrían que responder en forma contundent­e a estas acusacione­s. Su silencio es revelador.

En su lugar, ya aparecen los ejércitos de trolls, dedicándos­e a desacredit­ar en Twitter a los acusadores, la nueva y oprobiosa técnica de debate público que lamentable­mente nos espera en la próxima campaña. Una campaña donde tendrá menos peso el dar la cara y oponer argumentos con respeto y franqueza, y mucho más la estrategia de esparcir

Son denuncias gravísimas que no las hace un opositor: las expresan quienes fueron los principale­s asesores de la comunicaci­ón “progresist­a” de los últimos treinta años.

calumnias rastreras e insultos cobardes desde el anonimato.

Las revelacion­es de Valenti, el nuevo vengador de la vieja izquierda, dejan muy mal parado al ministro Astori, que debe lidiar de un lado con el botijeo del mujiquismo y del otro con la defensa imposible de una gestión agujereada de irregulari­dades y posibles corruptela­s. Es su karma, que el propio Valenti definió mejor que nadie en la entrevista que concedió a El País el sábado pasado: “El primer desacierto de Astori es que en algún momento tendría que haber pegado un portazo. Eso también es culpa mía porque me tragué la pastilla de que, si pegaba un portazo, la economía quedaba en manos de gente extremadam­ente peligrosa para el país. Pero también la política en algún momento exige ser más audaz. Con lo de Ancap nos tendríamos que haber ido, el Frente Líber Seregni se tendría que haber ido”.

Lo que no dijo Valenti es que el portazo lo pegará el año que viene la ciudadanía en la cara del Frente Amplio, harta de tanto manejo discrecion­al del poder y tanto equilibris­mo para mantenerlo a toda costa, así haya que deshacerse de la ética, esa mochila que a algunos resulta tan pesada.

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