Uruguay 2020
El socialismo ha fracasado una y otra vez en el mundo, sea porque se ha aplicado erróneamente o porque es una utopía. El Estado gigante, colmado de superposiciones, con una inmensidad de organismos, comisiones, alcaldías, concejales y sociedades anónimas de capitales estatales, ha despilfarrado dinero de los contribuyentes por doquier y no ha contribuido al estado de bienestar.
Abundan las críticas recíprocas entre los políticos, sobre posiciones divergentes, no articuladas y me pregunto si alguien tiene diseñado un plan para el país más allá de rencillas y convocatorias a adhesiones con un alto grado de pasión y no tanto de raciocinio.
Durante la ley de Rendición de Cuentas innumerables tironeos han demostrado el imperio de los intereses individuales o corporativos y la ausencia del pensamiento en términos de país.
Ya no es tiempo de calificaciones personales sino de definiciones, muchos son los temas que preocupan a la población y sobre los que todavía no se han realizado propuestas concretas, tal parece que el salario es el único tema, aunque ello sea promovido por una dictadura sindical a la que no le interesa representar los intereses de los trabajadores ni de aquellos que intentan ingresar al mercado de trabajo y se ven impedidos de lograrlo por el cierre de empresas o por el aumento desmedido del salario real respecto de la productividad del país.
Los acontecimientos ocurridos recientemente respecto del tema de las Fuerzas Armadas ponen luz en temas no resueltos en las relaciones del Poder Ejecutivo y dichas fuerzas, algo muy inconveniente para los intereses nacionales.
La ley de medios habrá de ser analizada atendiendo al derecho a la libertad de prensa, uno de los mayores contrapesos de un poder político, esto bien conocido por las dictaduras ya que es una de las primeras libertades a ser reprimida en un estado totalitario.
El avance sobre la privacidad que se ha concretado con las leyes sobre el secreto bancario, la transparencia fiscal, la limitación del uso de las sociedades anónimas como tales, no solo afectan las libertades individuales sino, y muy especialmente, la inversión extranjera, lo que, conjuntamente con la dificultad en la apertura de mercados internacionales, impacta directamente en el empleo.
La enseñanza ha sido objeto de discusión solo para tratar el tema de salarios, pero en nada se ha avanzado en cuanto a sistema educativo, ley de educación, programas actualizados y exigencia a los educandos, todos aspectos lastimosamente olvidados. Mientras el mundo avanza hacia la tecnificación y la especialización del trabajo, Uruguay retrocede condenando a las nuevas generaciones, mientras damos lugar al tonto lenguaje inclusivo, a la peor de las exclusiones, sin dejar de lado la demagogia de inclusión, como lo es el subsidio en dinero a los más desprotegidos económicamente, que solo mejora las estadísticas y promueve la disgregación social al eliminar el deseo de superación y el hábito de trabajo.
El nuevo código de proceso penal y la consecuente inseguridad encierran a los habitantes honestos y mantienen libres a los delincuentes, salvo aquellos que sí han tenido pena de reclusión y subsisten en un sistema que solo promueve el círculo vicioso de la delincuencia.
Urge un plan nacional de políticas de Estado, con generosidad, en pos del bien del país y no de grupos de poder alejados de los problemas de la gente.
Urge un plan nacional de políticas de Estado, con generosidad, en pos del bien del país.