El Pais (Uruguay)

Entre lo SALUDABLE ylo PLACENTERO

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me lo compro, de hecho yo los tengo, y un día que tengo tiempo un fin de semana me hago esa torta. Este trabajo apunta a la practicida­d de lo cotidiano, pero que dentro de eso puedas comer rico y saludable y nutritivo.

—¿Qué aplicás en tu vida cotidiana? —Dedico un capítulo a armar un ambiente saludable. Puedo explicarte cómo ser la mejor nutricioni­sta del mundo, motivarte, pero si no tenés en tu casa un pack de huevos, por ejemplo, es complicado decirte cómo comer y hablo de huevos, no dije carne porque de repente hoy es lo más caro en Argentina. Pero sí, se puede comer rico, saludable y yo te enseño a ahorrar o, más que nada, a optimizar las compras. Por eso, si me sobra arroz te digo: con huevo y un poco de espinaca hacemos unos muffins o un budín. Eso a la gente le encanta porque es fácil, es práctico. Yo no tiro nada, todo lo hago pensando en cuál será la próxima comida que haré. Porque, además, no tengo tiempo. Soy mamá y dejo todo un poco organizado para poder llegar y cocinar con lo que tengo preparado.

—¿Cómo es una consulta contigo? —Hay algo que es gracioso: los pacientes sacan la hoja y se ponen ellos a escribir, obviamente les doy material, pero a veces ellos me dicen esto es al revés, vos me tendrías que... y les respondo “No, te voy a enseñar cómo tenés que desayunar”. No lo pueden creer que les estoy dando una mini charla. A mis pacientes, les preguntp si tienen tiempo porque la consulta nos lleva entre 30 a 40 minutos. Aviso que demoro, tengo que hacerte preguntas de nutrición, tengo que medirte, ver cómo comés. La alimentaci­ón tiene que adaptarse a vos, atiendo a personas que trabajan toda la noche, entonces tengo que buscarle la vuelta y ver cómo hacemos para que pueda aprender qué alimentos puede comer.

—¿Cómo adaptás las dietas?

—Un capítulo del libro se llama “Qué como si...” porque no puedo indicarte el mismo tratamient­o a vos que le doy a otra persona. Lo mismo cuando estás amamantand­o porque deberías cubrir ciertos nutrientes, lo mismo sucede durante el embarazo. Hay nutrientes que son claves, no pueden faltar. Para mí la palabra dieta no existe, es un plan acorde a la persona, a la edad, al estado fisiológic­o. No es lo mismo darle tips a una embarazada sana que a una que tiene preeclamps­ia o diabetes gestaciona­l. Más que nada tengo que conocer al paciente, a sus gustos y hábitos. En general, trato de adaptar el tratamient­o a cada uno. Las leyes de nutrición dicen que tenés que hacer una dieta variada, equilibrad­a, completa, pero nadie cumple con la ley de adecuación. Una dieta tipo la damos todos: saco una hoja, tacho cuatro cosas o te agrego y listo, en 15 minutos que pase el que sigue. Por otro lado, hay dos cosas importante­s, creo que la alimentaci­ón tiene que ser compartida y placentera, que es algo que se perdió. Por eso hablo de que es un placer saludable. Con el tiempo lo que quiero es que las personas puedan reconcilia­rse con el placer de comer, comiendo mejor, no que sea una tortura todo, que nunca puedas comerte una porción de torta o que te la comas con una culpa terrible. Lo mismo con otras comidas, ese fue un poco el objetivo de todo este trabajo.

“La alimentaci­ón tiene que ser compartida y placentera, que es algo que se perdió”.

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