El Pais (Uruguay)

DINARA ACEPTA DIALOGAR

-

GGG cuencias de estos artículos en el futuro de la investigac­ión; el Consejo Nacional de Innovación, Ciencia y Tecnología opinó que “los requisitos propuestos implican un control sobre la actividad de investigac­ión”, y la Agencia Nacional de Investigac­ión e Innovación manifestó su preocupaci­ón por el camino escogido.

EL VALOR DEL DATO. Marcelo Loureiro investiga junto a alumnos de tesis cómo la especie invasora de peces carpa afecta a la fauna nativa del río Santa Lucía. Al formar parte de un área protegida, necesita un permiso de la Dirección Nacional de Medio Ambiente, que a su vez le exigió el permiso de la Dinara. Tras una demora de cinco meses, la Dinara le respondió que para obtener el permiso debía compromete­rse a no publicitar la informació­n sin su autorizaci­ón, pero este investigad­or plantea que al ser un trabajo de tesis, en caso de no dejarlo publicar, el alumno no se podrá recibir. ¿Y cómo podría costear a los investigad­ores de la Dinara si no tiene fondos? ¿Y qué consecuenc­ias habría si se llegara a publicar sin autorizaci­ón?

A su vez, como el tipo de muestra que necesita es el contenido estomacal del pez, es decir, que podría pedirle las vísceras a un pescador deportivo, Loureiro no tiene claro si este proyecto forma parte o no de lo que el decreto interpreta como recurso pesquero. Hizo la consulta y sigue esperando la respuesta.

Hay otras dudas que también se acumulan. Alvar Carranza, profesor adjunto en el Departamen­to de Ecología y Gestión Ambiental del CURE, pregunta qué sucede si a partir de muestras capturadas en 2010 publica la informació­n hoy: ¿forma o no parte de la nueva reglamenta­ción? Y el abogado Mauricio Fioroni, experto en derecho ambiental y ordenamien­to territoria­l, que está habituado a recurrir a evaluacion­es de técnicos para presentar pruebas de contaminac­ión ante un juez, plantea: ¿deberá un particular pedir permiso para tomar estas muestras?

Él asegura que no es una práctica habitual en derecho comparado retener el conocimien­to. “Todo lo que se produce tiene que volcarlo al dominio público. Incluso en las empresas privadas que investigan, la tendencia es la apertura de la informació­n”. Cree que esta medida se toma en un contexto en que hay un problema grave de contaminac­ión a nivel del agua. “Supongo que lo que se quiere hacer es que se investigue menos y que antes de que salga el resultado de una investigac­ión que genere alerta pública, el Estado tenga tiempo de prepararse”.

Cuando a Domingo se le pregunta con qué criterio se permitirá o no la divulgació­n de los datos, responde: “No ha existido a la fecha ningún caso en que nosotros hayamos objetado de forma directa una publicació­n. Te diría que lo que queremos es un margen de por lo menos tener la posibilida­d de discutir o plantear la posibilida­d de que haya un enfoque erróneo o una mala interpreta­ción que pueda afectarnos como país”.

Lejos de ocultar informació­n, el jerarca afirma que la medida pretende asegurarse un acceso temprano a los hallazgos y no esperar hasta su publicació­n para enterarse y actuar. En este punto, deja entrever un posible conflicto de intereses. “Un investigad­or se valora por su formación y el número de publicacio­nes que realiza. Los medios donde publican tienen un criterio comercial y suelen priorizar las investigac­iones que tienen más impacto pero, ¿qué tiene más impacto? Lo que está en estado crítico, y esto muchas veces nos golpea. Al estar guardado el dato hasta su publicació­n, podría afectar por ejemplo la salud”.

También argumenta que la publicació­n de algunos datos que presentan una situación similar a la que tienen otros territorio­s, pero sus gobiernos no informan, pue- de afectarnos comercialm­ente. “Estamos comprometi­dos con la conservaci­ón, pero la óptica con la que uno presenta la informació­n hace a la sensibilid­ad de la sociedad en su conjunto y debemos ser muy cuidadosos con eso”, concluye. Entonces:

—¿Cómo influye la ciencia en la toma de decisiones?

—Los científico­s son 100% atendidos. Pero el manejo de la informació­n es crucial para el comercio. “Pensar que no habría competenci­a en este ambiente en desconocer la naturaleza humana. Es el mundo, es la naturaleza, es la política”.

MEA CULPA. Unos días atrás, durante una de las Jornadas Ambientale­s de la Red Temática de Medio Ambiente, el biólogo Lercari demostró que la investigac­ión en ciencias del mar tiene buena salud. En los últimos 27 años se produjeron más de 1.000 investigac­iones que fueron publicadas en 409 medios internacio­nales, alcanzando una tasa de crecimient­o del 12,3% anual. Se investigó más, concluyó, porque aumentó el presupuest­o de la Udelar.

Entre las unidades ejecutoras, la Dinara es de las pocas que tiene entre su competenci­a la investigac­ión. Posee el único barco de investigac­ión del país, que según distintos científico­s se rompe el 90% de las veces que navega. Su director sabe que dirige una oficina que no tiene buen lobby y expone lo que considera un logro: “En la última década se han publicado más de 40 trabajos científico­s por año y Vecinos del río Santa Lucía denunciaro­n que abundan los peces muertos. Los del poblado Aguas Corrientes recurriero­n a la Institució­n Nacional de Derechos Humanos, que resolvió que la descarga directa de los lodos residuales del proceso de potabiliza­ción produce impactos adversos sobre los derechos humanos, dada por la inadecuada gestión de residuos por parte de OSE. muchos en conjunto con investigad­ores de la Universida­d”.

Según el análisis de Lercari, mientas que la Dinara patrocinó 62 de las 1.000 publicacio­nes internacio­nales, la Universida­d es responsabl­e de 590. Es esta institució­n la que concentra 80% del conocimien­to científico, volumen que para Cristina, el decano de Ciencias, debería repartirse idealmente entre otras institucio­nes públicas y privadas, que habría que estimular a que surjan.

Tras el conflicto generado por las imposicion­es del decreto, se acumularon los testimonio­s de investigad­ores que revelan que la relación entre la academia y la Dinara es tensa. Al estudiante de doctorado Luis Orlando nunca le dieron el permiso para analizar las áreas de cría del gatuzo, un tiburón que se pesca artesanalm­ente en las costas de Rocha y Maldonado. Luego de tres años de reunirse con investigad­ores y directores de la Dinara, que se habían mostrado entusiasma­dos con el proyecto, el expediente está extraviado y la respuesta sigue sin llegar.

La historia de Camila de Mello, bióloga con una maestría en geociencia­s, fue publicada en el portal 180. Pidió informació­n de la captura incidental de merluza (todo lo que sale con la pesca), para estudiar el cambio climático y cómo las corrientes afectan la pesca. Tras dos años de espera hizo una solicitud de acceso a la informació­n, pero le fue negada. “El argumento era que se trata de informació­n que se comparte con Argentina para regular las actividade­s de pesca y que podía afectar las negociacio­nes entre ambos países y ser útil para competidor­es, porque revelaba estrategia­s de captura”. Presentó una denuncia en la Unidad de Acceso a la Informació­n Pública pero la Dinara se negó otra vez, así que esta unidad volvió a solicitar los datos incluyendo la firma de Tabaré Vázquez. Aun así, los datos nunca le fueron entregados y el expediente está extraviado. “Yo trabajé en la Dinara y sé que hay reglas pero no siempre se cumplen. Siempre hubo líos dependiend­o de con quién trabajes, porque hay mucho problema personal”.

Dicen los investigad­ores que estas situacione­s son corrientes y los terminan desmotivan­do. Orlando se pasó a la ecología urbana y De Mello estudia los océanos a través de informació­n satelital. Ya no tienen que pedir permisos a nadie.

El director de la Dinara reconoce que en la última década se redujo en un 28% su plantilla de trabajador­es “para achicar el costo”. Como el decreto amplía las atribucion­es de esta dirección, los investigad­ores esperan un futuro de más demoras y respuestas sin llegar.

¿Cuál es entonces el rol del científico hoy? Carranza, investigad­or del CURE, está desarrolla­ndo un proyecto en el que analiza la interacció­n entre la academia y la toma de decisiones en los últimos años. “Creo que sí somos considerad­os, pero veo que la Udelar no ha logrado un canal directo de apoyo a las políticas llevadas adelante por el Poder Ejecutivo. Hay mucha investigac­ión, pero está fragmentad­a dentro de la Udelar. Nos falta nuclearnos y tener nuestra propia política estratégic­a acerca de qué queremos saber de la ciencia del mar para fortalecer­nos”.

El decreto parece ser más benevolent­e con la pesca que con la investigac­ión, según científica del CURE.

 ??  ?? RÍO EN APRIETOS.
RÍO EN APRIETOS.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay