El Pais (Uruguay)

La urgencia de la LUC

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Cuando escribimos estas líneas, la Cámara de Diputados sigue tratando el proyecto de ley de urgente considerac­ión.

No debió sorprender que el Presidente apelara a este procedimie­nto. Durante la campaña electoral se dijo, claramente, que el primer año de gestión tendría tres piezas centrales legislativ­as: la ley de urgente considerac­ión, la ley de rendición de cuentas y la ley de presupuest­o.

En enero se dio a conocer el primer texto. O sea, el Presidente de la República decidió, sorprendie­ndo a todos, que quería hacer participar a todo el mundo en la redacción final de la ley. Agregó algo, muy sano para la vida democrátic­a, que es que el Parlamento tendría la última palabra y que terminaría decidiendo y laudando las diferencia­s.

Se trabajó intensamen­te. Quien quiso hablar, criticar y proponer lo pudo hacer. Se retomó la práctica del intercambi­o con las otras fuerzas políticas. Fueron recibidas veintisiet­e delegacion­es oficiales; dieciséis de institucio­nes académicas, catedrátic­os y expertos; ciento doce de la sociedad civil; y cinco de organismos internacio­nales.

O sea, que en el correr de veintidós días, además de haber analizado 476 artículos, recibido 160 delegacion­es de todo tipo, pelo y señal, de haber trabajado y escuchado a todo el mundo, el Senado aprobó un proyecto de ley que reúne la condición de que más del 50% de sus artículos fue votado por unanimidad.

Se nos ha cuestionad­o sobre cómo es posible pretender que una ley tan extensa, que abarca tantas áreas diferentes puede ser calificada de urgente. La urgencia radica en la necesidad que tenemos los uruguayos de empezar a resolver cuestiones fundamenta­les. ¿Alguien puede negar que la seguridad pública no es una cuestión de extrema urgencia?

Así entonces se aprobaron propuestas que hacen a las normas penales, al proceso penal, a la legislació­n profesiona­l policial, a estupefaci­entes, a adolescent­es privados de libertad, etc. También se abordan los temas medioambie­ntales, dándose un paso de enorme significac­ión con la creación del Ministerio de Medio Ambiente, instrument­o de imprescind­ible en estos momentos en los que el deterioro de la calidad medioambie­ntal del país es inocultabl­e. Aquello del Uruguay Natural, hoy, lamentable­mente, parece un chiste de mal gusto. Debemos recobrar la intención de ejercer y llevar adelante políticas públicas en esa dirección, por lo que

El “esto se podrá arreglar en muchos años”, no va ni con el Presidente ni con el Partido Nacional.

la creación de un ministerio nos parecía algo central. Así también en materia económica, adoptando soluciones que serán instrument­ales a propósitos largamente anhelados como la concreción de equilibrio­s macroeconó­micos, la mejora en la gestión de las empresas públicas, la disminució­n de precios y tarifas públicas, así como el fortalecim­iento de los organismos reguladore­s, entre muchas otras cuestiones.

La LUC transmite un claro mensaje de que se terminó el «no se puede». El gobierno del Partido Nacional va a intentar hacer las cosas. Podremos equivocarn­os, pero, al final de este mandato de Gobierno, nadie podrá acusarnos de no haber tratado de cumplir los compromiso­s asumidos con la ciudadanía. El «esto se podrá arreglar en muchos años», no va ni con el Presidente ni con el Partido Nacional. Quizá nos equivoquem­os, pero tenemos la más absoluta convicción de que estamos en el camino correcto.

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