Del papel a la pantalla: acercar el Archivo Rodó
Biblioteca Nacional avanza en la digitalización de documentos
La Biblioteca Nacional avanza en la digitalización de documentos y recientemente culminó de transcribir y digitalizar tres de los 11 cuadernos que forman parte del Ciclo Proteo, una serie de archivos personales del escritor y pensador uruguayo, José Enrique Rodó, que precedió a su obra Motivos de Proteo.
Este material fue escrito hace más de un siglo, pero hoy llega con un nuevo formato para arrojar luz sobre formas de interpretar la obra de uno de los autores fundamentales de la historia uruguaya.
Por el momento están terminados el Cuaderno Inicial ,el Cuaderno Gráfico Poético yel Cuaderno Cartelero, aunque el trabajo continúa con el objetivo de completar los 11 documentos.
La labor está a cargo de un grupo de voluntarios comandados por la profesora Elena Romiti, quien integra el grupo de investigadores de la biblioteca desde 2008 y es una de las académicas más relevantes en el estudio de la obra de Rodó.
ORÍGENES. En 2017 Romiti se preparaba para participar en la conmemoración por el centenario de la muerte de Rodó, en Palermo, Sicilia. Para la ocasión, “quería encontrar algo que no sea tan conocido… y lo encontré en el Archivo Rodó de la Biblioteca Nacional”, contó a El País. “Buscando, encontré el Cuaderno Gráfico Poético que era inédito y que nunca había sido analizado por la crítica rodoniana. Comprendí que era imprescindible digitalizar toda la colección porque empecé a tocar esos papeles y se hacían polvo. Y pensé que había que salvar el legado de Rodó, al tiempo que transcribirlo para que pudiera ser estudiado no solo desde Uruguay, sino desde la comunidad internacional”.
En 2018 comenzó el trabajo, aunque de alguna manera esta labor compleja había empezado en el año 1945 de la mano del poeta y docente Roberto Ibáñez (19071978). Aquel año, la hermana de Rodó donó los archivos del autor y, a raíz de esto, Ibáñez fundó la Coel
“Leer documentos en letra manuscrita tan compleja no es posible sino para expertos”.
misión de Investigaciones Literarias, que tiempo después llegó a ser el Departamento de Investigaciones de la Biblioteca Nacional.
Mientras los tuvo en su poder, Ibáñez transcribió parte de los documentos, “pero los libros que anunció que publicaría jamás los publicó; hay un misterio alrededor de eso”, sostuvo la docente. Llegó a hacer una exposición con los papeles que consideró relevantes en 1947. El Cuaderno Gráfico Poético, por ejemplo, permaneció fuera del dominio público y oculto para todos los investigadores que frecuentaron el archivo Rodó hasta 1980. Romiti calificó a este material de “fundamental” para interpretar la obra de Rodó y lo presentó en su artículo “Idea e imagen: el cuaderno perdido de José Enrique Rodó”, en la revista Lo que los archivos cuentan 5.
Cuaderno Inicial , Cuaderno Gráfico Poético y Cuaderno Cartelero están disponibles en la web de la biblioteca (archivorodo.bibna.gub.uy): allí hay información sobre Rodó y su obra, y luego están los cuadernos, con una presentación y el acceso a los folios.
equipo de colaboradores, que actualmente tiene nueve integrantes, está conformado por estudiantes y egresados del Instituto de Profesores Artigas y de la Facultad de Humanidades de la Universidad de la República. “Hacen la primera transcripción, luego yo la corrijo, unificamos datos de estilo y ellos después lo suben a la plataforma, foto por foto. Tras la corrección final, se publica”, detalló la docente.
IMPORTANCIA. La profesora explicó que el archivo de Rodó es el más grande de la Biblioteca Nacional. “Hoy en día se estipula que son unos 18 mil documentos, pero dicen que, en su momento, era mucho más amplio y se llegó a hablar hasta de 40 mil documentos. Tiene el problema de que el papel es de mala calidad y se está deteriorando; tocás un folio y se te puede hacer polvo”. Por eso la importancia de preservarlos: “Renuevan totalmente el estudio rodoniano, porque son documentos que nunca fueron estudiados”.
“Leer documentos con una letra manuscrita tan compleja no es posible sino para expertos y entendimos que la misma plataforma que ya se había utilizado con el archivo de Delmira Agustini o de María Eugenia Vaz Ferreira era ideal para poder informar, fotografiar documento por documento y ver la transcripción en la pantalla”.
“Es un proceso que hemos iniciado durante la administración pasada y que esta nueva administración decidió continuar valorando muchísimo el proyecto. La idea es fortalecer el equipo cada vez más y poder en cuatro o cinco años cubrir la mayor parte que se pueda de este archivo”, sostuvo Romiti.
Hacer las transcripciones es complejo. La docente contó que, a veces, hay fragmentos para los que hay que hacer toda una tarea de investigación y puede llevar un día entero chequear una sola palabra o un nombre.