El Pais (Uruguay)

Uruguayos bailan como vaqueros

Fabiana Rodríguez creó Blue Jeans Group para fans del baile en línea y la música country

- ANALÍA FILOSI

El Blue Jeans Group enseña a dar los pasos en la música country.

Es muy probable que la serie española Merlí haya acercado –o reacercado– a muchos a la filosofía y sus autores. Lo que la mayoría ignora es que la historia que gira en torno a un muy peculiar profesor de filosofía de secundaria (Francesc Orella) también despertó el deseo de aprender a bailar country, algo que vemos hacer a Merlí en uno de los capítulos de la serie que está en el catálogo de Netflix.

“Me contactaba­n y me decían ‘acabo de ver a Merlí haciendo esto, esto y esto, ¿vos seguís dando clases?’”, recuerda Fabiana Rodríguez sobre muchos de los alumnos que le llegaron después de 2017. Empezó a enseñar a bailar música country en 2009 y es hasta el momento la única que se encuentra en Uruguay para aprender las bases del Line Dance Group, como se conoce a este baile muy típico de los vaqueros de Estados Unidos

La idea surgió cuando su esposo César volvió un día de una reunión de la Asociación de Música Country de Uruguay, de la que es uno de sus fundadores, comentándo­le que se les había ocurrido empezar a bailar. A Fabiana, que le fascina todo lo que tiene que ver con el baile y justo ese día no había podido acompañar a César, le encantó la idea y decidió sumarse para aprender los pasos de este género.

Comenzó a consultar tutoriales en internet y a formarse de manera autodidact­a. “Cuanto más consumía videos, más me gustaba. Iba a las reuniones de la asociación con los pasos adquiridos, todas las coreografí­as. Empecé a explicarle a los demás y se fue sumando gente”, relata.

Hoy cuenta con un promedio de entre 20 y 25 alumnos que cada año, una vez a la semana, se juntan una hora y media para aprender los pasos y estudiar las cuadrícula­s que plantea el baile.

“Hay de todo. Siempre se suman más las mujeres. La edad varía; he tenido alumnos desde los 20 hasta los 60 y pico de años. Van solos, en pareja, con amigos, madre e hija… Lo importante es tener ganas de divertirse y que les guste la música; es lo básico, no importa nada más”, aclara la profesora sobre lo que para ella es un hobby ;el sustento económico se lo da su trabajo como administra­tiva en una empresa.

ALINEADOS. El Line Dance Group se baila solo, o sea que no exige contacto con el otro. “Muy importante hoy en día”, dice mitad en broma, mitad en serio Fabiana, haciendo referencia a las medidas sanitarias que hoy debemos adoptar por la COVID-19.

Los bailarines se colocan en línea, en una cuadrícula, y van girando sobre lo que llaman “las cuatro paredes del baile”. La coreografí­a se repite en cada pared. Hay bailes desde 16 hasta 128 o 164 tiempos, todo depende de lo avanzado que estén los alumnos.

La habilidad para aprender depende de cada persona. “Hay quienes aprenden más fácil y otros más lento. He tenido grupos que ya el primer día salen bailando y otros a los que les cuesta un poquito más, pero a los dos o tres meses ya están bailando coreografí­as”, apunta Fabiana.

Cada semana se enseña una coreografí­a nueva y se repasan las anteriores. Cada coreografí­a incorpora un nuevo movimiento que tiene un nombre determinad­o. “Entonces, a medida que van aprendiend­o la terminolog­ía es más fácil porque, cuando yo digo hacemos tal o cual paso, ya saben qué hacer y no tengo que explicar cómo se hace”, detalla la docente.

Aclara que, si bien los cursos comienzan en marzo y van hasta noviembre, no es necesario empezar desde el primer día; los alumnos se pueden incorporar en cualquier momento del año porque las coreografí­as arrancan siempre de cero. “La gente que va es fantástica y apoya mucho a los nuevos así que, por más que ingresen con el curso empezado, entre ellos se ayudan para que las coreos que no se aprendiero­n, se vayan adquiriend­o durante el curso”, destaca.

Se pagan cuotas mensuales que sirven para afrontar los gastos fijos, como el alquiler del local y el traslado de los equipos de música. “Por eso el valor de la cuota varía de acuerdo a la cantidad de alumnos que tenga”, explica.

Este año las clases comenzaron a dictarse en Casa de Salto, pero durante muchos años fueron en la academia Loki Dance, en la Unión. La elección del lugar depende de lo que sea más adecuado para el tamaño del grupo; por lo general se dan en academias de baile dado que disponen de un buen espacio.

CONVOCATOR­IA. La cantidad de interesado­s en el Line Dance Group ha ido aumentando con el transcurso del tiempo. “Hay gente que está desde los inicios y se ha mantenido en el correr de los años, y hay gente que va y viene, que de repente no va un año o unos meses… pero normalment­e todos los años alguno se suma”, cuenta Fabiana.

Para bailar no hace falta más que contar con un calzado que sea cómodo y deslice, que no se frene, o sea, que no sea de goma o caucho. “Y una botellita de agua –acota la profesora–, que parece que no, pero es muy necesaria”.

Normalment­e van de jeans; algunos se lookean un poco más y usan camisas a cuadros. “Se utiliza mucho el sombrero. Incluso para determinad­os bailes, cuando vas adquiriend­o la impronta, tenés que saludar con el sombrero, entonces es importante tenerlo”, aclara.

A Fabiana le gustaría que hubiera más bares o pubs en los que estuviera presente la música country. “Hubo uno en Parque Rodó que nos brindaba un espacio de unas dos horas más o menos, pero cerró. Nos juntábamos y, de paso, bailábamos”, recuerda.

Por el momento se desquitan con las clases, que espera que pronto vuelvan a ser presencial­es. “Es un gran tema porque el salón de Casa de Salto es pequeño y tendría que haber más distanciam­iento entre las personas, no me entrarían todos y tampoco está bueno que unos vayan y otros no”, explica con la esperanza de que en breve puedan volverse a juntar.

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EN LÍNEA. Se baila una misma coreografí­a para las cuatro paredes.

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