Ley de urgencia, prueba superada
La ley de urgente consideración fue sancionada esta semana tras un intenso proceso
Itinerario y valoraciones de una norma clave para el gobierno de Lacalle.
Faltaba poco más de un año para el balotaje. El domingo 21 de octubre de 2018 El País publicó una entrevista con el entonces precandidato presidencial Luis Lacalle Pou, quien habló de un gobierno “multicolor” que empezaría a negociar en la transición una “gran ley de urgencia” que reuniría “todo lo que haya que modificar del Estado” salvo lo presupuestal. Aquella fue una de las primeras veces que Lacalle habló en forma pública de una ambiciosa ley de urgente consideración, hoy más conocida como la LUC. En aquel entonces, cuando la campaña electoral apenas asomaba, el equipo más cercano del hoy presidente guardaba en los archivos de sus computadoras la base de lo que tiempo después sería un proyecto “ómnibus” que centralizó su amigo Rodrigo Ferrés, hoy prosecretario de Presidencia.
“Va todo lo que se modificará. No va a ser una ley corta. Ni chica (...) Si no somos capaces de hacer en los primeros días una ley de urgente consideración que tiene plazos perentorios de aprobación, el primer año lo perdiste”, dijo Lacalle Pou al periodista Pablo Fernández en aquella entrevista.
Y pasó el tiempo. Lacalle ganó las elecciones y se inició una compleja negociación de cinco partidos que integraban la coalición. Llegó el 1° de marzo y, cuando la LUC estaba casi pronta para ser enviada al Poder
Legislativo, estalló la pandemia.
Así que el gran proyecto de Lacalle Pou —un conjunto de reformas que incluye temas tan disímiles y profundos como la legítima defensa, la inclusión financiera y la creación del Ministerio de Ambiente, así como otros cambios muy específicos que van desde la elaboración de chorizos artesanales al derecho a la portabilidad numérica— debió esperar y llegó al Parlamento más tarde de lo proyectado. Al final ingresó el 23 de abril con 501 artículos, pero ya se sabía que habría negociaciones posteriores que le introducirían cambios relevantes al texto, como en aspectos del capítulo de seguridad y de educación. También se retiraron artículos polémicos que solo tenían apoyo del Partido Nacional, como la libre importación de combustibles y el uso de infraestructura de Antel por parte de privados.
El proyecto fue sancionado el miércoles pasado tras 76 días de discusión: tiene 476 artículos. El viernes fue promulgada por el Poder Ejecutivo, uno de los pasos necesarios para que comience a regir. Es, parece bastante claro, un éxito para Lacalle, aunque el tiempo dirá si termina siendo o no un instrumento que quede como un legado de este gobierno. Como pasó con la reforma tributaria o de la salud de Tabaré Vázquez, la reforma de la seguridad social o la reforma educativa de Julio María Sanguinetti y la ley de empresas públicas de Luis Alberto Lacalle Herrera.
Se puso a prueba a una nueva coalición de varios partidos. Y hubo naturales tensiones y negociaciones en esa discusión de la LUC (hasta el Frente Amplio sugirió cambios en la redacción del proyecto y, por ejemplo, en el Senado votó el 47% de los artículos).
El proceso fue “razonablemente exitoso”, resumió el profesor en Ciencias Políticas Jorge Lanzaro, porque la LUC pone en práctica una serie de políticas a las que el presidente “le asignaba mucha importancia” y porque una coalición que se armó inicialmente para “desplazar al Frente Amplio” se terminó transformando justamente en coalición de gobierno durante la discusión de la ley. Algo parecido opinó el sociólogo
Eduardo Bottinelli, director de la consultora Factum: “El resultado final termina siendo exitoso tanto para Lacalle Pou como para la coalición porque lograron aprobar en los plazos una ley que, se sabía, había aspectos centrales que eran difíciles que fueran incluidos, como la desmonopolización de Ancap y el tema de Antel”. Esos cambios eran esperables porque “dentro de la coalición había opiniones distintas”.
Para la socióloga Mariana Pomiés, directora de Cifra, también es “una gran victoria para el presidente” porque Lacalle había depositado “buena parte de su plan de gobierno” en esta ley. “Era fundamental para llevar adelante su programa de gobierno y era clave que la coalición se mantuviera unida y fuerte”, indicó Pomiés.
Es decir, que la coalición no se partiera ni se debilitara por la LUC y, en ese sentido, Lacalle tuvo cintura al ceder en temas “que podían generar rispideces” de los socios, según Pomiés. Y la crisis sanitaria ayudó porque no hubo grandes movilizaciones contra le ley.
LO QUE SE VIENE. Todo esto puede ser una prueba de fuego para la negociación del futuro proyecto de ley de Presupuesto. Algo así como una antesala de esa fuerte discusión.
“Será un trámite complejo”, avisó Lanzaro. “Lo es usualmente en un gobierno monocolor, porque la relación entre Presidencia, el Ministerio de Economía y Finanzas, la OPP y los ministerios siempre es complicada. Acá se complica más porque son socios coalicionales los ministros y también los parlamentarios”, recordó.
¿Y la LUC cambiará en algo al país? Dependerá, en el fondo, de las reglamentaciones y de cómo se aplique, cómo se baje a tierra. “La ley puede ser muy abarcativa y profunda y tal vez no cambia nada”, afirmó Pomiés. Hay que ver, además, cómo sale el país de la crisis económica y sanitaria. Mientras tanto, hoy “la LUC queda en un segundo o tercer plano en las preocupaciones de la gente”, explicó la directora de Cifra. No así en las del gobierno, donde el lugar es central.
Lacalle Pou depositó buena parte de su plan de gobierno en la ley, dicen analistas