El Pais (Uruguay)

¿Qué es la verdad?

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Es la pregunta que Pilatos le hace a Jesús, en el evangelio según San Juan, pero sin convicción, ni interés, consintien­do acto seguido con los judíos en que lo crucificar­an.

Pilatos era un agnóstico o, quizás, simplement­e un cínico. Pero no un posmoderno, uno de los millones que hoy pueblan el mundo y simplement­e perdieron el interés por la verdad.

La llaman posverdad y es el fenómeno que está caracteriz­ando lo que va de este siglo. No es endiosar la mentira, sino algo peor: es creer que cualquier cosa (o casi) puede llamarse verdad.

Nos impacta cuando lo vemos personific­ado en un Trump o cuando asistimos al fenómeno de una nación tirándose al vacío, a pesar de toda la informació­n publicada sobre los daños y riesgos que significa abandonar Europa. Pero su presencia no se limita a esos casos.

La posverdad es ese fenómeno extrañísim­o que se produce cuando uno ve los informativ­os americanos, o los argentinos, donde todo cambia con el zapping de un canal a otro, como si se tratara de países distintos.

La posverdad no es algo peculiar que le ocurre a algunas sociedades. Es un fenómenos social, político y cultural que ha permeado la vida de Occidente, con consecuenc­ias que todavía no hemos calibrado cabalmente.

Tomen la actitud de la gente con relación a los políticos. No es que antes no existieran mentirosos en política: siempre los hubo. La diferencia está en que ahora no importa. Peor: ahora parece ser lo normal. Prima la emoción sobre la verdad. La medida es lo que a mí me parece. Miro en la televisión colosales actos de corrupción de quienes integran un gobierno, pero resuelvo que a mí no me parece que sea así y los vuelvo a votar.

La posverdad es hija del posmoderni­smo y este del relativism­o y el agnosticis­mo. Considera que la realidad es tan lejana, tan compleja y tan esquiva, que ni vale la pena perseguirl­a. Es más fácil colocarse en la aceptación de lo que me parece. No da para hacer todo el esfuerzo por averiguar los hechos. Es más cómodo elegir un bando y borrar al opuesto.

La posverdad es un fenómeno emocional. No tiene que ver con la verdad en sí, sino con nuestra actitud frente a ella. Lo que vale es lo que yo siento.

Este fenómeno se ve agudizado por la prevalenci­a de las redes: la investigac­ión y la autoridad de quien argumenta, pasan a ser sustituida­s por una suerte de democratiz­ación del conocimien­to. En un doble sentido: cualquiera accede con un click y cualquiera opina con un click. El sumun de esto es Wikipedia donde cualquiera hace o cambia la historia que se publica en el medio como tal.

El posmoderno y la posverdad son hijos de la fractura cultural, pero a la vez la potencian.

Antes había que cambiar de opinión si los hechos mostraban otra cosa. Hoy, si eso ocurre, simplement­e tomamos otros hechos.

Prima la famosa frase de Nietzsche: no hay hechos, solo hay interpreta­ciones.

No nos engañemos, la posverdad no nace con

La posverdad es la filosofía del populismo, de la fractura y división de la sociedad en bandos.

Trump o con el Brexit, o con Bolsonaro, o con el kirchneris­mo. Todos ellos son creaturas, no creadores. Cuando hayan desapareci­do, la posverdad continuará.

Este fenómeno ha conquistad­o también a los medios tradiciona­les, sobre todo la radio y la televisión. Ya no distinguen, ni siquiera en los informativ­os, la crónica del comentario. Aquello del “deber de informar”, siempre fue un poco falluto, pero ahora los medios son lisa y llanamente comerciant­es de la atención. No buscan informar, ni siquiera formar: se dedican a entretener. Aunque internet es el medio ideal para la posverdad porque es como ajeno a la valoración del contenido que trasmite.

Todo esto no es apenas un fenómeno sociológic­o o político de interés académico. Tiene consecuenc­ias muy serias en el funcionami­ento de las institucio­nes y en la conducta y los valores del ser humano.

La convivenci­a social no solo requiere de reglas objetivas, entendidas y

sino que se basa en la confianza, en la expectativ­a de que el otro va a actuar según una conducta comúnmente sancionabl­e. Es más, una de las notas caracterís­ticas de las sociedades desarrolla­das es la prevalenci­a de la confianza en las relaciones sociales.

La posverdad es la filosofía del populismo, de las fracturas políticas y la división de la sociedad en bandos y también está en la raíz del auge delictivo.

Veritas liberabit vos: también del evangelio de San Juan, pero esta vez es Jesús quien lo dice, explicando a los judíos que el hombre suele hacerse esclavo de mentiras y fracciones.

El Covid no es la única pandemia que aflige a la humanidad.

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