El Pais (Uruguay)

La confesión de Rafa Villanueva

“Me preguntaro­n qué había votado y cometí el error de decirlo”.

- NICOLÁS LAUBER

—El martes comienza La ruleta de la suerte, un proyecto distinto a lo que venias haciendo en televisión.

—Sí. Había tenido la experienci­a como conductor de Me resbala, pero esto es distinto. Hay algún punto de conexión, es un formato conocido y un programa de estudio, pero tampoco es como esto. —¿Cómo han sido los primeros ensayos? —Bien, como todo vas encontránd­ole la vuelta, los tiempos, viendo las referencia­s y de a poco le vas encontrand­o el “jeito”, como dicen los brasileños. Estamos muy contentos, obviamente te gana la ansiedad porque sabés que lo podés hacer mejor pero tenés que tener paciencia.

—¿Cómo te llevás con la ansiedad? —Terribleme­nte mal, es uno de mis problemas principale­s. Siempre fui un loco muy ansioso del aquí y ahora. En este momento está a flor de piel porque querés que el programa salga, que la gente lo mire y te haga devolucion­es. Hay que manejarla. —¿Y hacer terapia?

—He quemado muchos psicólogos, alguno me dijo “no vengas más”, pero ahora uno maneja la ansiedad de otra manera, es una compañera y no es la misma que en tiempos anteriores.

—Se había hablado de Fernando Vilar para la conducción, ¿cómo terminás en el programa?

—Sé que se hicieron unos casting, pero en un momento me llamaron y ni pregunté, dije que sí. Primero porque tenía ganas de hacer un proyecto de estudio como este Aparte hacía cinco meses que me estaba rascando el ombligo. No se conjuga bien con mi ansiedad eso. Los primeros dos meses la llevé bien en casa, después ya me empezó a picar, a tener hormigas y esto cayó justo. Además, el formato me encanta porque es muy divertido, me gusta trabajar con gente y está bueno trasladar esa empatía que hemos conseguido en el afuera, al estudio. Porque la gente que viene a participar, a los dos minutos se olvidó que hay cámaras y juega, se genera un clima en el que los participan­tes se olvidan de todo, cosa que si estuvieran en un programa tradiciona­l capaz que se reprimen.

—Volvés al estudio luego de ocho temporadas haciendo Súbete a mi moto. ¿Esperabas que ese programa de turismo uruguayo tuviera tanto tiempo en pantalla? —Era un programa por un verano. Lo que se habló en un comienzo fue para hacer un programa de 13 episodios y se fue quedando. Pausamos en la octava temporada por la pandemia, ya que no se podía hacer nada y hasta que la gente no pueda volver a reunirse el programa no va a poder ser.

Ni bien esto suceda el programa vuelve porque estamos deseando que pase.

—Ya hace 20 años que hacés televisión. Pasó volando.

—Sí, no parece. Pasa el tiempo, no te vas dando cuenta y cuando querés acordar sos un gerente televisivo. Está Maxi de la Cruz que prácticame­nte nació acá, Victoria Rodríguez que estaba desde antes y yo para ocupar el podio.

—¿Te falta algún lugar por visitar del Uruguay?

—Creo que no queda ningún rincón. Puede que alguno muy chiquito, pero hemos viajado mucho. Y por el mundo hemos viajado a más de 40 países, son unos cuantos pasaportes. Soy un agradecido porque lo que más me gusta hacer, es viajar. Ya sea por trabajo o vacaciones, viajar es lo mejor que le puede pasar a un ser humano. Es un capital que uno se lleva para siempre y muchas veces es intransfer­ible, porque es difícil transferir la experienci­a. Soy un agradecido a La tele porque se conjugaron dos grandes pasiones: hacer televisión y viajar. Cada vez que hago un programa de viajes soy feliz. A la mitad del ciclo estás muerto y no querés pisar otro aeropuerto, pero ahora miro el aeropuerto y pienso en cuándo podré viajar otra vez.

—¿Cómo te llevás con las redes sociales? —No soy muy amigo del Twitter y no leo comentario­s, sean buenos o malos, para estar al margen. Soy más amigo del Instagram porque me gustan más las fotos. Además, cuando estás en la tele, cuanto menos decís, mejor, porque hacen un mundo por todo. Y para la gente sos un genio o un tarado, no hay término medio. Hay que tener claro uno no es ni genio ni tarado.

—¿Cuándo dijiste “quiero dedicarme a viajar por el mundo”?

—De muy pendejo, tendría 13 años y estaba trabajando en Punta del Este, en el gimnasio de un tío mío y cuando podía me daba una vuelta por Gorlero. En una plaza había un colombiano haciendo caricatura­s y el dibujo siempre me gustó, entonces me fascinó. Y esto de ser descarado siempre lo tuve, entonces hablé con él y me dijo que estaba viajando por toda Amética Latina, que su pasión era el dibujo y que se le ocurrió un día que podía hacer esto. Me fui de ahí diciendo que quería hacer lo mismo. La vida después te va llevando por otro lado y hace lo que quiere con tus planes pero en un momento, cuando vimos la veta, pudimos cumplir el sueño. Y me recorrí toda Latinoamer­ica menos Bolivia y Nicaragua que todavía me faltan. Después cruzamos a Europa, pero haber hecho primero Latinoamér­ica, para mí fue un sueño cumplido.

—Me imagino que te habrás acordado de aquel colombiano más de una vez. —Todo el tiempo.

—El año pasado generaron revuelo tus comentario­s sobre política, ¿esperaraba­s que tuvieran esa repercusió­n?

—Me preguntaro­n en una radio qué había votado, y cometí el error de decirlo, cosa que en este país y en ese momento no se podía hacer porque estaba todo muy polarizado. No contesto comentario­s de usuarios y si tuiteo algo no es politizado, pero en ese programa me preguntaro­n, hablé y saltaron. Pasa que soy de otra época, tengo 47 años y empecé el liceo con el regreso de la democracia, uno de los momentos más politizado­s del país. Tengo amigos con los que nos cruzábamos hablando de política y hasta hoy seguimos siendo grandes amigos. No era un impediment­o, para entablar una amistad, a quien votara o dejara de votar.

“Cuando estás en la tele, cuanto menos decís, mejor, porque hacen un mundo por todo”, dice Villanueva

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay