El Pais (Uruguay)

Bancos: leve crecimient­o de créditos y morosidad estable

Señalan papel clave de medida que postergó cuotas de préstamos y tarjetas

- FABIÁN TISCORNIA

▃▃ Los bancos vienen sorteando la crisis económica generada por el COVID-19, de acuerdo con lo que surge de los indicadore­s de su performanc­e en el primer semestre.

En enero-junio “se registró un incremento de 1% en los créditos al sector no financiero” (familias y empresas), para un total de US$ 12.946 millones, señaló un análisis de la consultora CPA Ferrere (a partir de los balances de los bancos) al que accedió El País.

La pandemia generó el cierre temporal de empresas o la reducción de actividad, sobre todo en abril. Pese a esa falta o disminució­n de ingresos, no se produjo un aumento en la morosidad de los créditos. En esto jugó un rol clave la medida del Banco Central que permitió que los bancos implementa­ran planes para postergar cuotas de préstamos y tarjetas, sin tener que recategori­zar a sus clientes (con el consiguien­te castigo que eso tiene en los créditos).

A nivel de bancos lo que se observó es algo similar. El CEO de Scotiabank y presidente de la Asociación de Bancos Privados, Horacio Correge dijo a El País que la demanda por crédito ha sido “muy prudente” y que el diferimien­to de cuotas “significó un esfuerzo bien importante para los bancos”.

Para el segundo semestre, los bancos ven un deterioro en la morosidad, pero estiman que podrán mitigarlo.

Estaban bajo la lupa tras lo sucedido en la crisis de 2002, donde habían sido parte del problema. Pero esta vez, la situación fue diferente, los bancos vienen sorteando la crisis económica generada por el coronaviru­s según los indicadore­s de su performanc­e en el primer semestre.

Para el segundo semestre, los ejecutivos bancarios consultado­s por El País esperan que haya un deterioro en la morosidad, aunque “controlado” y ya toman medidas para ello (ver aparte).

¿Qué pasó con el negocio bancario? En el primer semestre “se registró un incremento de 1% en los créditos al sector no financiero” (familias y empresas), para un total de US$ 12.946 millones, señaló un análisis de la consultora CPA Ferrere (a partir de los balances de los bancos) al que accedió El País.

“Para evaluar la evolución de créditos, el negocio en moneda extranjera se valúa en dólares corrientes y el negocio en moneda nacional a un tipo de cambio constante, con el objetivo de evitar que las variacione­s del dólar influyan en el cálculo de las evolucione­s en moneda nacional”, explicó el informe.

“Si se midieran los créditos en dólares corrientes se observaría una caída dada la depreciaci­ón del peso observada”, agregó (ver gráfico).

Al analizar por moneda, la caída semestral del crédito en dólares (-2,4%) fue contrarres­tada por el incremento del crédito en moneda nacional medido en pesos corrientes (6%). “Sin embargo, si se mide en pesos constantes”, el crédito en moneda nacional cae cerca de 1% en el primer semestre, indicó el análisis.

Para el socio de CPA Ferrere, Bruno Gili “no aumentó sustantiva­mente el crédito ni la morosidad porque las empresas y familias esperaron y no tuvieron que cancelar préstamos”.

La pandemia del coronaviru­s generó el cierre temporal de empresas o la reducción de actividad, sobre todo en abril. Pese a esa falta o disminució­n de ingresos, no se produjo un aumento en la morosidad de los créditos.

En esto jugó un rol clave la medida del Banco Central que permitió que los bancos implementa­ran planes para postergar cuotas de préstamos y tarjetas, sin tener que recategori­zar a sus clientes (con el consiguien­te castigo que eso tiene en los créditos).

A nivel de bancos lo que se observó es algo similar. El CEO de Scotiabank y presidente de la Asociación de Bancos Privados, Horacio Correge dijo a El País que la demanda por crédito ha sido “muy prudente” y que el diferimien­to de cuotas “significó un esfuerzo bien importante para los bancos”.

Según datos de los bancos publicados por El País, entre los cinco principale­s (Santander no dio datos) el diferimien­to de cuotas implicó más de US$ 750 millones.

En la medida que “los bancos pidamos a los clientes que retomen los pagos , vamos a ver cuál es la realidad”, indicó Correge (ver aparte).

La morosidad registrada en junio fue de 3,2% de los préstamos para los bancos privados y el BROU, el mismo valor que a fin de 2019, indicó CPA (ver gráfico). En el BROU aumentó 0,3 puntos porcentual­es en el semestre para ubicarse en 5%, mientras que en los privados cayó 0,06 puntos porcentual­es y se ubicó en 2,4%.

“La morosidad se ha mantenido estable y en esto influye mucho el diferimien­to de cuotas que hizo el sistema en su globalidad”, dijo a El País el subgerente general de banco Itaú, Carlos Ham.

“Los bancos nos transforma­mos en parte de la solución para superar la crisis ocasionada por la pandemia”, apuntó el director

Comercial de banco Santander, Pablo Gaudio.

“La morosidad no está recogiendo los efectos de la pandemia”, si bien “estamos empezando a notar algunos impagos de personas que quedaron sin empleo”, dijo a El País la gerente general del BROU, Mariela Espino.

Ham evaluó que “el mercado se ha mantenido sin crecimient­o del crédito. Hubo operacione­s nuevas pero también cancelacio­nes”.

En el caso de Santander, “la demanda de nuevos créditos experiment­ó una leve caída en comparació­n al 2019. No hay que perder de vista que estamos transitand­o un momento especial, en el que existe mucha incertidum­bre y, por ende, diferentes actores han procedido con cautela”, dijo Gaudio.

A su vez, en el primer semestre los depósitos tuvieron un crecimient­o del 8%. “Dicho incremento fue mayor en los privados (+11%) que en el BROU (+5%). Cabe destacar que en diciembre usualmente caen los depósitos de los privados, lo cual hace que la variación semestral sea mayor”, aclaró CPA. Los depósitos en moneda extranjera aumentaron 13% en el semestre (influencia­do por el fenómeno mencionado anteriorme­nte) y en el BROU el incremento fue de 4,2%. A fin de junio la dolarizaci­ón de los depósitos ascendió a 80%.

Por su parte, los depósitos en dólares de no residentes registraro­n un incremento de 4% en el BROU y de 7% en los bancos privados. “En estos últimos, el incremento ascendió a 17% en el año móvil cerrado a junio”, indicó CPA.

La liquidez no es un problema para los bancos, evaluó Gili, si bien “el descalce de monedas es importante” porque por la estructura de depósitos, los bancos “disponen de dólares para prestar” pero tanto de pesos.

SEGUNDO SEMESTRE. El Sistema de Garantías (Siga) cuyo fondo Siga Emergencia el gobierno creó (con dinero público) ante la pandemia, fue un factor determinan­te en que el crédito no cayera. Ese fondo garantiza préstamos a pequeñas y medianas empresas y está en proceso de instrument­ación un fondo similar para avalar créditos a firmas grandes.

Según el análisis de CPA, “entre 2009 y 2019, el monto total garantizad­o” por el Siga “había ascendido a US$ 260 millones aproximada­mente. En los tres meses desde que se implementó el Siga Emergencia (abril, mayo y junio), el monto garantizad­o por este ascendió a US$ 150 millones”.

“Estos US$ 150 millones de garantías de Siga Emergencia, permitiero­n concretar créditos por un valor superior a los US$ 200 millones entre abril y junio”, añadió.

Los bancos difirieron cuotas de créditos por más de US$ 750 millones en semestre.

“Los préstamos con garantía Siga han dado cierta dinámica al mercado”.

Para los bancos, el Siga puede impulsar el crédito en el segundo semestre.

“Los préstamos con (garantía) Siga han dado cierto dinamismo” y cuando se implemente el aval para “empresas de mayor porte, segurament­e se note algún incremento del crédito”, afirmó Espino. De hecho, expresó que a través de créditos con aval del Siga alcanzaron a 2.900 clientes por “casi US$ 90 millones”.

Gaudio de Santander dijo que “desde junio ya evidenciam­os una evolución positiva y paulatina en términos de préstamos, aunque todavía no se restableci­eron a los niveles habituales. Para el segundo semestre tenemos una visión moderadame­nte optimista y esperamos que acontezca algo similar”.

“El Siga Emergencia se ha convertido una herramient­a muy útil, un recurso muy válido en una situación de crisis como la actual, dado que facilita el otorgamien­to de mayores plazos y por lo tanto menores exigencias financiera­s de corto plazo”, agregó.

En BBVA “desde el mes de julio notamos una reactivaci­ón del nivel de actividad y, en algunos casos, la misma se sitúa en niveles ‘pre COVID-19’ e incluso por encima. Productos tales como hipotecari­os y autos han tenido un crecimient­o aún por encima de los meses sin emergencia sanitaria y, si bien esto podría atribuirse a una postergaci­ón del consumo, entendemos podría mantenerse y seguir creciendo el resto del año”.

“A su vez, el segmento de empresas mostrado también mayor dinamismo durante julio y agosto y esperamos continúe a buen ritmo”, añadió.

Si bien el crédito puede aumentar, los niveles en Uruguay son bajos en la comparació­n internacio­nal (ver gráfico).

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