El Pais (Uruguay)

Programas para jóvenes

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Los programas sociales más efectivos son los que incluyen una batería de herramient­as: coaching personal, actividade­s grupales e incentivos. No es suficiente sacar a los jóvenes vulnerable­s de las esquinas y encerrarlo­s entre las cuatro paredes de un centro educativo informal. La literatura científica mundial muestra que los programas bien estructura­dos, que incluyen una batería de herramient­as, arrojan resultados muy prometedor­es. Es clave el contenido que se ofrece. No se puede improvisar.

Los investigad­ores Lavecchia, Oreopoulos y Brown acaban de publicar una evaluación de impacto del programa Pathways to Education en el journal American Economic Review: Insights. Los jóvenes que participar­on en este programa 20 años atrás tienen hoy, como adultos, una tasa de empleo mayor, un salario mejor y necesitan menos de ayudas sociales en comparació­n con los que no tuvieron acceso a Pathways to Education.

EL PROGRAMA EN DETALLE. Pathways to Education es una organizaci­ón sin fines de lucro que ofrece un programa multifacét­ico para apoyar a los jóvenes en riesgo. Comenzó como iniciativa de trabajador­es sociales que se ocupaban de atender a familias de dos mil unidades de apartament­os en Regent Park, Toronto. Esta comunidad de familias ha enfrentado históricam­ente elevados niveles de pobreza y delito. Cuando se inició Pathways to Education, menos del 50% de los jóvenes de Regent Park terminaban el liceo y más de la mitad de los hogares no tenían ingresos. El programa Pathways está abierto a todos los estudiante­s que vivan en Regent Park y que quieran asistir al liceo. Como comenzó en 2001 y ya algunos jóvenes por su edad no clasificab­an para el programa, Lavecchia y sus colegas miden el efecto de Pathways comparando a quienes tenían acceso al programa respecto a otros niños que, pese a vivir en la misma comunidad, se pasaban por poco en edad y no podían acceder al programa. En los últimos 15 años, Pathways to Education se expandió a otras 20 ciudades dentro de 8 provincias en Canadá, incluyendo tres comunidade­s adicionale­s en Toronto.

SUMAR A LA FAMILIA. La participac­ión en el programa es voluntaria, y existe un compromiso escrito de los padres para aceptar las exigencias de Pathways y para dejar establecid­o que quieren aspirar a metas altas en materia educativa. La participac­ión en el programa es elevada: cerca del 90% de los jóvenes que clasifican para el programa terminan asistiendo. Esto es bien interesant­e también para la realidad uruguaya: la gente vota con los pies. Es decir, si en Casavalle se abre un centro educativo autogestio­nado por la comunidad o un programa de capacitaci­ón laboral y se forman filas desde las 4 de la mañana para anotarse, por algo será: la gente está expresando —con sus pies— “esto funciona”. Al diseñador de política pública le conviene ir para descubrir que elemento está siendo tan atractivo para atraer a población en riesgo: puede copiar lo que funciona o apoyar económicam­ente el programa, por los efectos positivos que tiene para la comunidad en su conjunto.

Pathways se basa en cuatro pilares: tutor como consejero personal, incentivos financiero­s, ayuda académica y respaldo social. Al anotarse en el programa, se le asigna un trabajador social —que está fulltime para Pathways to Education— para que apoye a la dupla joven-padres. Los jóvenes se reúnen con el trabajador social dos veces al mes para conversar sobre su participac­ión en el programa, su asistencia al liceo, su performanc­e académica, sus postulacio­nes a la universida­d si es el caso, su búsqueda de trabajo, y otros temas que pueden surgir. Por ejemplo, cuando van a egresar de Pathways, el trabajador social los ayuda a armar un CV, a practicar cómo enfrentars­e a una entrevista de trabajo, y a asistir a visitas a institucio­nes educativas terciarias o potenciale­s empleadore­s. También el trabajador social tiene la función de ser el punto de contacto entre el liceo y los padres.

Los incentivos económicos que otorga Pathways to Education consisten en apoyo en forma de boletos de transporte y útiles escolares, y ayuda monetaria para cuando egrese del programa y quiera ir a una institució­n de educación terciaria.

El apoyo académico que otorga Pathways consiste en que el joven pueda dirigirse a un tutor para que lo aconseje en sesiones uno a uno o en sesiones grupales. Los tutores son voluntario­s que reciben capacitaci­ón cinco horas por semana. El tutor está disponible cuatro tardes a la semana para reforzar las materias claves que se dictan en el liceo y es obligatori­o presentars­e ante al tutor para los que tienen un bajo rendimient­o académico en su centro educativo. En cuanto al apoyo social que ofrece Pathways, consiste en al menos dos actividade­s al mes donde los jóvenes eligen de una lista de opciones (eventos deportivos, teatro, cocina, reciclaje comunitari­o, artes marciales). Las actividade­s se diseñan para favorecer la amistad entre los participan­tes y contribuir a desarrolla­r habilidade­s de trabajo en grupo.

INVOLUCRAR­SE EN SERVICIO A LA COMUNIDAD. Pathways to Education nació como iniciativa de personas concretas que se lanzaron a desarrolla­r e implementa­r este proyecto y se sostiene con la suma de fondos públicos y aportes de donantes. En Uruguay hay un buen número de programas que nacieron y se sostienen así. Se necesita más gente que desarrolle programas para llegar a comunidade­s a las que hoy no se llega (me enteré con alegría que un director de colegio de Montevideo, que se había jubilado, abandonó la tranquilid­ad para lanzarse a comenzar un centro educativo en una comunidad semi-rural en el norte de nuestro país) o que se lance a ayudar en estos proyectos (con tiempo y con dinero).

Involucrar­se está al alcance de todos. Hace unos días me contaba un alumno que tengo en la UM que su padre —que también es profesor de la universida­d— lo llevó a él y a varios de sus exalumnos a participar del programa OLLAS UM que consiste en conseguir alimentos, cocinar y salir a repartir a gente necesitada. Me encantó esa iniciativa de un profesor de llevarse a su hijo y exalumnos a un programa de voluntaria­do. Ya se ve que la familia es clave.

(*) Decano de la Facultad de Ciencias Empresaria­les de la Universida­d de Montevideo (UM)

ECONOMISTA “Se necesita más gente que desarrolle programas para llegar a comunidade­s a las que hoy no se llega o que se lance a ayudar en los proyectos, con tiempo y dinero

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