Trump se encuentra en riesgo y tiene “síntomas preocupantes”
Sin camino claro de recuperación, dice jefe de Gabinete; médicos dan mensaje optimista
Mientras los médicos que atienden al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que se encuentra internado en el Hospital Walter Reed desde el viernes, dijeron que el mandatario “va muy bien” y “está de espíritu excepcionalmente bueno”, el jefe de gabinete Mark Meadows sostuvo que los signos vitales del gobernante “han sido muy preocupantes” a lo largo de las últimas 24 horas y advirtió que las próximas 48 horas serán críticas para determinar el resultado de la enfermedad.
Los comentarios de Meadows contradicen la perspectiva más optimista descripta por el equipo de médicos.
“Los signos vitales del presidente en las últimas 24 horas fueron muy preocupantes y las próximas 48 horas serán críticas en términos de su atención médica”, señaló Meadows a los periodistas que esperaban afuera del hospital. “Todavía no estamos en un camino claro hacia una plena recuperación”.
Las declaraciones de Meadows fueron atribuidas inicialmente a una persona familizarizada con la salud del presidente en un informe enviado a los periodistas acreditados en la Casa Blanca, según las condiciones que el propio Meadows fijó para la entrevista. Pero, un video posteado online registró a Meadows al acercarse al grupo de periodistas afuera del hospital, a continuación del informe televisado que hicieron los médicos. Pidió que no citaran su nombre, pero dejando en claro quién era la fuente. Los mensajes contradictorios solo exacerbaron la confusión y la incertidumbre en torno de la situación del presidente. Durante su informe, los médicos se negaron a proporcionar detalles importantes y dieron una línea de tiempo discrepante con los relatos anteriores de la Casa Blanca, dejando la impresión de que el mandatario se había enfermado y comenzó el tratamiento antes de lo que se informó por vía oficial.
Si bien los médicos del Hospital Walter Reed describieron un panorama más optimista, igual mostraron cierta cautela.
INFORME. Durante el informe televisado ayer sábado, el médico de la Casa Blanca, Dr. Sean P. Conley, manifestó que el presidente no estaba recibiendo oxígeno complementario, pero declinó precisar si en algún momento se lo habían suministrado. “En este momento y mientras todos los integrantes del equipo médico estuvimos allí, no estaba con oxígeno”, se limitó a decir.
Conley pareció indicar que que Trump fue diagnosticado con el COVID-19, el miércoles, y no en la noche el jueves, cuando el propio presidente reveló en su cuenta de Twitter que el test que le hicieron dio positivo. El médico evitó aclarar el momento exacto del diagnóstico, aunque dijo que en la tarde del jueves “repetimos el test, debido a indicaciones clínicas que nos suscitaron mayor preocupación”. Agregó que en la noche del jueves “tuvimos la confirmación del PCR de que tenía la enfermedad”.
En las noches de miércoles y jueves, Trump participó de actos de campaña electoral sin usar tapabocas, en tanto el público tampoco tomó precauciones contra el virus.
Ahora surgen dudas sobre si Trump mantuvo su agenda de compromisos el jueves pese a haber sido diagnosticado con el patógeno causante del COVID19. En la rueda de prensa, Conley señaló que han pasado 72 horas desde el diagnóstico, lo que significaría que Trump mantuvo un encuentro con un centenar de donantes en Bedminster (Nueva Jersey) a sabiendas que estaba contagiado.
La Casa Blanca corrigió posteriormente las referencias temporales dadas por Conley y aseguró que se refería al “tercer día” y no a 72 horas.
El Dr. Brian Garibaldi, uno de los médicos que atiende a Trump, dijo que le suministrarion una terapia experimental anticuerpos (ver aparte).
Los médicos señalaron que, antes de decidirse su internación, el presidente no tuvo fiebre durante 24 horas y mostraba un nivel de presión y el ritmo cardíaco normales. Al ser preguntado porqué decidieron trasladarlo al hospital, Conley respondió: “Porque es el presidente de Estados Unidos”.
ANIMADO. El Dr. Sean N. Dooley, otro miembro del equipo médico, comentó que Trump se muestra optimista. “Está de muy buen espíritu”, destacó. Asimismo, el médico reveló que Trump les dijo: “Me siento como para salir caminando de aquí hoy mismo”.
En la tarde de ayer, Trump subrayó el tono de entusiasmo en un posteo en Twitter. “Docciente tores, enfermeras y TODOS en el GRAN Centro Médico Walter Reed, y otros de instituciones que también son increíbles que los están acompañando, son ASOMBROSOS!!!”, escribió.
“Tremendos avances se han logrado en los últimos seis meses para combatir esta PLAGA. Con la ayuda de ellos, me siento bien!”, agregó en el posteo.
Pero, más allá de los comentarios de Trump en su cuenta de Twitter, los doctores mantendrán su observación hasta asegurarse que no hay incógnitas sobre su evolución y se determine que puede recibir el cuidado y vigilancia que requiere desde la Casa Blanca. “Hemos comenzado las terapias avanzadas más temprano de lo que sucede en un paciente normal, pero por el momento es difícil decir en qué punto se encuentra (el presidente). Evaluamos la situación a diario: ¿Necesita estar aquí, qué necesita y hacia dónde va?”, señaló Conley, quien recordó que Trump tiene factores de riesgo, como su edad (74 años) y un ligero sobrepeso.
Los médicos ratificaron que vigilan muy de cerca las constantes cardíacas y de los riñones de Trump.
Conley dijo que Trump solo presentaba tos y fatiga en la mañana de ayer sábado, y seguía trabajando con su jefe de gabinete, Meadows. En el hospital, Trump tiene una zona de trabajo con las mismas tecnologías y condiciones con las que desarrolla su labor habitual en la Casa Blanca.
La primera dama, Melania Trump, permanece en la Casa Blanca y no muestra complicaciones, después de confirmarse que, al igual que su marido había sido contagiada con el coronavirus SARS-COV-2, que ha causado la muerte de 208.731 personas en Estados Unidos.
Trump siempre tuvo una actitud de minimizar el peligro del COVID-19 al que llama “virus de China”, debido a que surgió en el gigante asiático, y confesó al periodista Bob Woodward para un libro de reaparición, que asumió esa actitud para no generar pánico entre los estadounidenses. La visión de Trump sorprende porque el pueblo estadounidense, ante grandes peligros y desafíos, siempre reaccionó con calma y sentido de unidad.
REPERCUSIÓN. La enfermedad que aqueja al presidente y la primera dama tiene repercusión mundial, debido a que se trata del líder de Occidente y de la superpotencia. Trump y su señora Melania han recibido expresiones de apoyo de gobernantes de diferentes partes del mundo, que les desean una rápida recuperación.
El contagio de Trump, la primera dama y su asesora Hope Hicks, no es el único que ha afectado a la élite del poder en Estados Unidos y al menos tres senadores han dado positivo del COVID-19.
Esto ha obligado al líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch Mcconnell, ha retrasar el regreso a las sesiones de trabajo dos semanas hasta el 19 de octubre, lo que pone en serio riesgo la posibilidad de confirmar de manera urgente a la nominada de Trump a jueza de la Suprema Corte de Justicia antes de las elecciones del 3 de noviembre.
Precisamente, en la presentación de Amy Coney Barrett, la candidata de Trump, el sábado 27 de septiembre, se reunieron 150 invitados en la rosaleda de la Casa Blanca sin distancia social y estrechando manos y dándose besos. Al menos, siete personas y tres periodistas que asistieron a ese acto han dado positivo de COVID-19, entre ellos los senadores republicanos Mike Lee y Thom Tillis, la exasesora presidencial Kellyanne Conway y el exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie.
Se da la circunstancia añadida de que tanto Christie y el jefe de campaña de Trump, Bill Stepien, quien también ha sido contagiado de coronavirus, ayudaron a Trump a preparar el debate presidencial del pasado martes contra el rival del Partido Demócrata Joe Biden, que ha dado negativo.
Ritmo cardíaco y la presión normales, dicen médicos. Tiene factores de riesgo.