El Pais (Uruguay)

La educación vuelve a ser obligatori­a

En una segunda etapa se prevé flexibiliz­ar la distancia ente los alumnos

- TOMER URWICZ

▃▃ Tras siete meses de suspensión por la emergencia sanitaria, la asistencia a la educación volverá a ser obligatori­a desde el próximo martes. La medida rige para los niños mayores de cuatro años hasta la finalizaci­ón del bachillera­to, tanto para públicos como para privados. La excepción son aquellos estudiante­s que son población de riesgo del COVID-19. El protocolo sanitario se mantiene en todos sus términos, pero el gobierno prevé flexibiliz­arlo en un futuro cercano para ganarle días a la presencial­idad. Así lo anunció el Codicen y la sanidad.

El próximo martes, tras el feriado por el descubrimi­ento de América, la asistencia a la educación volverá a ser obligatori­a. De esta manera retorna uno de los principios varelianos que había quedado en suspenso por la emergencia sanitaria. Los niños de cuatro y cinco años de Inicial, los alumnos de las escuelas, los liceos y las UTU tendrán que, sí o sí, acudir a clases cuando sean convocados. Y esto vale para públicos y privados.

La excepción es la población de riesgo al COVID-19. Así lo dispuso la resolución que ayer firmó el presidente del Codicen, Robert Silva.

“Se mantienen in totum los protocolos sanitarios y por eso es que son convocados los alumnos en las condicione­s que cada centro determinó para asegurar el distanciam­iento. Lo que se va a pedir es que sea una concurrenc­ia obligatori­a, porque el hecho es que en algunos centros, aun teniendo las distancias, tienen una concurrenc­ia baja, y ese es el problema que está enfocando en este momento el Codicen”, explicó el ministro de Salud Pública, Daniel Salinas.

Eso significa que, por ahora, se mantiene el distanciam­iento físico y, por tanto, en la mayoría de escuelas la presencial­idad no será todos los días.

En las escuelas públicas uruguayas hubo, en promedio, apenas 12 días de clases presencial­es en el último mes. Ocurre que el requisito de mantener una distancia de un metro y medio entre los bancos escolares hace que los grupos se tengan que subdividir y no todos los alumnos son convocados a diario.

Pero según los datos del sistema informátic­o GURI, difundidos por El País, de esos 12 días de presencial­idad los niños asistieron, en promedio, ocho. En la educación inicial y en las escuelas de contextos más críticos la media fue aún menor.

Con estos datos en cuenta, el presidente del Codicen, Silva, realizó gestiones con el Poder Ejecutivo para el retorno de la obligatori­edad, un pedido que el consejo de Primaria había elevado a las autoridade­s de la enseñanza a mitad de año.

El retorno a la obligatori­edad supone que se retome el requisito de asistir a clase para el cobro de algunas prestacion­es. El año pasado Primaria denunció

“Se mantienen in totum los protocolos sanitarios. Pasos cortos y seguros”.

penalmente 410 casos de padres que no enviaron a sus hijos a la escuela.

El principio que dio origen a la obligatori­edad nació en 1877, cuando José Pedro Varela explicó que “el padre que priva a su hijo de esa educación comete un abuso que el poder público debe reprimir”.

Es el mismo fundamento que, más de un siglo después y en medio de la pandemia del COVID-19, llevó a que la inspectora técnica de Primaria, Selva Pérez Stábile, se animara a filmarse en un video reflexiona­ndo: “¿Qué hacen ustedes por los niños y su educación?”.

En esa pieza audiovisua­l, de unos siete minutos y difundida en las redes sociales, el máximo cargo técnico de la escuela uruguaya pidió hacer “todo lo que esté al alcance” para que los niños aprendan y socialicen.

PASO A PASO. Bajo el “norte” de incrementa­r la presencial­idad, la primera medida que regirá desde el martes próximo es la obligatori­edad de la asistencia. Pero, como un paso futuro, el gobierno dejó abierta la puerta a flexibiliz­ar los protocolos sanitarios en casos puntuales.

Eso significa que, pasado el aumento de nuevos positivos de COVID-19 que se está registrand­o en la actualidad —ayer hubo 21—, y tras la evaluación del impacto de la marcha de la diversidad y el acto eleccionar­io, algunos centros educativos podrían reducir las distancias entre los alumnos y, a cambio, incrementa­r la ventilació­n, dar clases al aire libre o buscar un equilibrio con otras medidas. Siempre con la premisa de “pasos

cortos, seguros y con garantías”, explicó el ministro Salinas.

El grupo de científico­s que asesora al gobierno había publicado un informe a fines de agosto en el que bregaba por el incremento de la presencial­idad escolar. El documento explicaba que los niños enferman menos y contagian menos que los adultos y, a su vez, que la pérdida de escolariza­ción estaba trayendo efectos adversos desde la pérdida de rutinas, incremento de patologías psiquiátri­cas y aumento de las inequidade­s.

Pero hubo un párrafo que los pediatras firmantes dejaron en claro y que podía ser clave en este contexto: “condiciona­r la posibilida­d del aumento de la presencial­idad según la situación epidemioló­gica de cada lugar”. Eso significa que, si bien la distancia del metro y medio sigue rigiendo, cabría la posibilida­d de que hubiera excepcione­s.

Según Pablo Cayota, exdirectiv­o del Instituto Nacional de Evaluación Educativa, “la obligatori­edad es condición necesaria pero no suficiente para más presencial­idad”.

El docente, que dirige el colegio Santa Elena, dijo días atrás a El País: “Llegó el momento de ser honestos: ¿tiene sentido mantener la distancia física dentro de la clase si no se cumple en los recreos, en las casas y en los cumpleaños?”. Y se autorrespo­ndió: “Les temo más a las consecuenc­ias emocionale­s, cognitivas y sociales que estamos viendo en los niños, que al avance de la pandemia en sí”.

Las consultas por trastornos del sueño, depresión y ansiedad en los niños se cuadriplic­aron con la pandemia, explicó en ese marco el neuropedia­tra Gabriel González. Ahora la enseñanza tendrá que evaluar cuánto de ello se revierte con el incremento de la presencial­idad.

“Vamos a seguir trabajando para aumentar la presencial­idad”.

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Retorna la bandera vareliana de la obligatori­edad de la enseñanza tras siete meses de suspensión por la emergencia.
PRINCIPIOS. Retorna la bandera vareliana de la obligatori­edad de la enseñanza tras siete meses de suspensión por la emergencia.
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