La reforma posible
Durante la campaña electoral de 2019 la reforma previsional fue “el elefante en la habitación”. Ningún otro tema tan importante quedó fuera de la discusión explícita. Nos jugamos la sostenibilidad de las finanzas públicas y del modelo de protección social de nuestro país. La discusión que se viene es compleja en términos técnicos pero la mayor dificultad va a ser la economía política de la reforma.
Una posibilidad es que reine la cordura y buena voluntad. No tengo dudas de que si así fuera hay una reforma posible y aceptable para todas las partes. Cuando se conversa con políticos y especialistas de todos los partidos las ideas que aparecen en la mesa no son divergentes, sino más bien complementarias.
Algunos consensos parecen existir. Nadie parece desconocer que el gran desafío es lograr la sostenibilidad financiera del sistema, y por ende la justicia intergeneracional, sin castigar la cobertura y suficiencia del sistema. A su vez hay dos acuerdos generales por dónde avanzar en principio.
Primero, debemos ir hacia un sistema mucho más simple y unificado. Por ende todas las cajas deben ser parte de la reforma, esto incluye a las cajas profesionales y la caja militar. Segundo, no parece que nadie esté cuestionando la naturaleza mixta del sistema que incluye capitalización y reparto.
Una reforma posible respetando este objetivo y consensos podría incluir las siguientes cosas: simplificar el sistema reduciendo la heterogeneidad de cajas y condiciones, fortalecer el pilar de capitalización (incluyendo la capitalización colectiva), transparentar subsidios cruzados, transparentar y robustecer el necesario pilar no contributivo, redefinir la fórmula de indexación de las jubilaciones, promover formas de ahorro voluntario y rediscutir la edad de jubilación en el mediano y largo plazo (admitiendo estados mixtos de jubilación parcial).
Este es un punteo muy parcial, una posibilidad de muchas. La única intención es argumentar que hay espacio para una reforma moderna y defendible por personas que crean en la importancia de la protección social y que por eso mismo entiendan la importancia de apuntalar a la golpeada sostenibilidad del sistema. Habrá costos para pagar en el corto plazo pero los beneficios del largo y mediano son indudables y es imposible saber quién gobernará más allá de 2025.
La otra opción es que predomine el juego político cortoplacista y algunos actores quieran capitalizar las resistencias que cualquier reforma va a levantar. Esto tiene dos problemas.
El primero más obvio es la obstrucción política de este tema en la agenda. El segundo es que si faltan actores es probable que escaseen temas y la reforma corre el riesgo de hacerse menos integral. Si no está alguno de los actores, quizás no esté la parte de la reforma que más le interese a ese actor. Pensemos por ejemplo, quiénes son los más interesados en la reforma de la caja militar y quiénes en apuntalar el pilar de la capitalización.
Uruguay se juega mucho con este asunto. Ojalá todos entiendan que aún faltan 4 años para las elecciones y que un sistema de protección social moderno y sostenible va a ser un capital para el país que aprovechará cualquiera que deba gobernar en las próximas décadas.
Un sistema de protección social moderno y sostenible va a ser un capital para el país.