El Pais (Uruguay)

SE OFRECIÓ AL SEÑOR, EL PAPA Y LA IGLESIA

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Vestido con jeans, championes y una campera deportiva. Un rosario en sus manos. Una expresión de paz en su rostro. Carlo parece estar simplement­e dormido. Pero murió tras sufrir una leucemia fulminante en 2006, con tan solo 15 años. Su cuerpo está casi intacto. Él, que había predicho su muerte y que ofrecía todos sus sufrimient­os por la Iglesia y por el Papa, también había dicho que sus restos serían inmarcesib­les. Este sábado será beatificad­o.

Es el santo del siglo XXI que “intercede, salva y convierte”, lo describió el diario italiano Corriere della Sera. Sus devotos ya lo llaman “patrono de internet”, el “ciberapóst­ol de la Eucaristía” o, inclusive, le dicen “el influencer de Dios”.

Quienes lo conocieron en vida cuentan que era un chico normal, guapo y popular. Un “payaso” que disfrutaba haciendo reír a sus compañeros de clase y a los profesores. Le gustaba el fútbol, los videojuego­s, la Nutella y los helados. Pero, además, sentía un fuerte compromiso cristiano. A los 3 años le pedía a su madre ir a la iglesia para “saludar a Jesús”. A los 7, Carlo les pidió a sus padres que le permitiera­n tomar la Primera Comunión. E iba a misa todos los días. Su familia era católica pero no practicant­e. Su madre contó que ella solo había ido tres veces a la iglesia: para su comunión, su confirmaci­ón y su boda. Fue una niñera polaca llamada Beata, devota del papa Juan Pablo II, quien hizo que descubrier­a la fe.

A los 11 años, Carlos comenzó a investigar sobre los milagros Eucarístic­os ocurridos en la historia. Creó una página web para darlos a conocer al mundo. A través de Youtube también daba catequesis para niños y jóvenes. Ayudaba en merenderos y en otras obras sociales.

En el verano boreal de 2006, le pregunta a su madre: “¿Crees que debo ser sacerdote?” Ella le respondió: “Lo irás viendo tú solo; Dios te lo irá revelando”. Ese mismo año empezó a sentirse mal; parecía una gripe que no terminaba de curarse. Cuando fue al hospital, él afirmó: “De aquí ya no salgo”. Al poco tiempo le diagnostic­aron leucemia promielocí­tica aguda, una de las más agresivas. “Ofrezco al Señor los sufrimient­os que tendré que padecer por el Papa y por la Iglesia para no tener que estar en el Purgatorio y poder ir directo al cielo”, dijo. Murió el 12 de octubre de ese año, día de la Virgen del Pilar.

Días después, su madre, Antonia,

relató que fue despertada por una voz que la llevó al cuarto de su hijo. Encendió su computador­a y encontró un video que Carlo había grabado tres meses antes de su diagnóstic­o. “Cuando pese 70 kilos, estoy destinado a morir”, decía frente a la cámara con calma y una sonrisa. Y su anticipo se cumplió.

Carlo fue declarado Venerable el 5 de julio de 2018. Casi un año después, sus restos fueron traslados al Santuario del Despojo en Asís. El padre Carlos Gonçalves comentó a Agencia Católica de Informacio­nes que el cuerpo “se encuentra en un estado muy íntegro”. Y agregó: “Es muy bonito que por primera vez en la historia se pueda ver a un santo vestido con jeans y ropa deportiva. Eso es un gran mensaje. Podemos sentir su santidad no como una cosa lejana, sino como algo al alcance de todos, porque el Señor es Señor de todos”.

En declaracio­nes a la prensa italiana, su madre dijo que estuvo presente en el momento en que abrieron su tumba para el reconocimi­ento canónico. Volvió a ver a su hijo que medía 1,82 metros, que apenas tenía la piel más oscura y aún conservaba su cabello negro rizado. Mantenía el peso de 70 kilos. Solo se le aplicó silicona en su rostro.

La Iglesia católica le reconoció el milagro de la curación de un niño brasileño en 2010. Este sufría de trastornos digestivos por una malformaci­ón congénita del páncreas. Según recogió el sitio Campo Grande News, el padre Marcelo Tenorio, vicepostul­ador de la causa de Carlo Acutis, relató que la enfermedad hacía que el niño vomitara todo el tiempo y su única opción era una riesgosa cirugía. Al pararse en la fila para recibir la bendición con una reliquia de Carlo —un trozo de tela

▃ Carlo nació el 3 de mayo de 1991 en Londres donde trabajaban sus padres. Algunos meses después se mudaron a Milán. A los 15 años le diagnostic­aron una leucemia fulminante. A partir de ese momento quiso ofrecer su vida “por el Señor, el Papa y la Iglesia”. Murió el 12 de octubre de 2006, día de la Virgen del Pilar. Mañana será beatificad­o en Asís. de su ropa—, el niño pidió “dejar de vomitar”. Y así lo hizo.

El 21 de febrero de 2020, el Sumo Pontífice aprobó este milagro y su beatificac­ión tendrá lugar en Asís, lugar de su entierro, en la Basílica Papal de San Francisco y será transmitid­a vía streaming. Allí permanecer­á su corazón como reliquia.

“La noticia —subrayó monseñor Domenico Sorrentino, obispo de la diócesis de Assisi-nocera Umbra-gualdo Tadino— constituye un rayo de luz en estos meses en los que hemos afrontado la soledad y el distanciam­iento, experiment­ando el aspecto más positivo de internet, una tecnología de comunicaci­ón para la que Carlo tenía un talento especial”.

El Papa Francisco le dedicó estas palabras el 25 de marzo de 2019: “Él sabía muy bien que esos mecanismos de la comunicaci­ón, de la publicidad y de las redes sociales pueden ser utilizados para volvernos seres adormecido­s, dependient­es del consumo y de las novedades que podemos comprar, obsesionad­os por el tiempo libre, encerrados en la negativida­d. Pero él fue capaz de usar las nuevas técnicas de comunicaci­ón para transmitir el Evangelio, para comunicar valores y belleza”.

Para ser considerad­o santo, el joven italiano necesita la comprobaci­ón de un segundo milagro. Si esto sucede, será el primer santo nacido y fallecido en el siglo XXI. “Todos nacen como originales, pero muchos mueren como fotocopias”, era el lema de Carlo que también amaba repetir: “La tristeza es la mirada dirigida hacia uno mismo, la felicidad es la mirada dirigida hacia Dios”.

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 ??  ?? PÚBLICO. Su cuerpo fue exhibido durante toda la semana y estará en San Francisco de Asís hasta el 17 de octubre.
PÚBLICO. Su cuerpo fue exhibido durante toda la semana y estará en San Francisco de Asís hasta el 17 de octubre.

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