Mujica: cuente la historia como fue
El 4 de junio de 1946, Juan Perón asumió por primera vez la Presidencia de Argentina. A las ceremonias de toma de posesión no concurrió el presidente uruguayo de la época Juan José Amézaga ni su Ministro de Relaciones Exteriores Eduardo Rodríguez Larreta. Las relaciones diplomáticas eran tensas y Uruguay fue representado en la toma de mando por su embajador en Buenos Aires, Eugenio Martínez Theddy.
Perón no ocultaba su enojo con el Canciller que, semanas antes del cambio de mando, había viajado a Estados Unidos a entrevistarse con Spruille Braden, el subsecretario de Asuntos de las Repúblicas Americanas de los Estados Unidos. Braden había sido embajador en Buenos Aires cuando se produjo la histórica movilización del 17 de octubre de 1945. El diplomático estadounidense fue uno de los encargados de organizar a los opositores de Perón en los comicios de febrero de 1946. “Braden o Perón” era el eslogan que los partidarios del carismático General acuñaron en la campaña electoral.
Al término de la reunión en Washington, el uruguayo hizo declaraciones que enfurecieron a Perón: “No hay duda que Perón está buscando la hegemonía sobre la totalidad de la porción meridional del continente, y estamos muy preocupado. Río de Janeiro está lejos (entonces capital de Brasil) y Estados Unidos aún más. Nosotros estamos cruzando el río”.
A Amézaga le sucedió Tomás Berreta quien murió en 1947. Luis Batlle Berres, quince días después de asumir la Presidencia recibió en visita de Estado a Eva Duarte de Perón. Eva, recaló en Montevideo por 48 hs. de regreso de su gira por Europa, también conocida como la Gira del Arco Iris. Batlle y su señora Matilde Ibáñez de origen argentino, le dieron un recibimiento como el país ofrecía a las personalidades ilustres. Para entonces Montevideo había comenzado a recibir y dar cobijo a decenas de políticos argentinos perseguidos por Perón. Hombres que encontraron en Uruguay la libertad, la paz y la seguridad que el gobierno autoritario argentino les había cercenado. Los exiliados argentinos sumaron centenares y desplegaron su prédica antiperonista a través de las radios uruguayas que penetraban en territorio argentino. En febrero de 1948, Batlle Berres y Perón, a bordo de la hoy Capitán Miranda, se reunieron en medio del Río de la Plata y sentaron las bases para los Tratados de Límites del Río de la Plata y el Río Uruguay.
Uruguay siguió dando refugio a los perseguidos políticos argentinos. Perón impuso trabas casi insalvables para que viajaran a Uruguay y los uruguayos a Argentina. Fueron 5 años muy duros en que la incipiente industria turística nacional agonizó. Esta semana el expresidente Mujica salió a acusar al presidente Luis Lacalle Pou de haber generado malestar en su par argentino Alberto Fernández por las medidas de incentivo adoptadas, para la radicación de extranjeros en nuestro país. Mujica, como es su costumbre, dio una versión mendaz de los hechos que pautaron las relaciones diplomáticas entre Uruguay y Argentina en los años cuarenta y cincuenta. Afortunadamente en Argentina hoy no se persigue ni se encarcela a opositores, sí vive un severísima crisis económica. Y el Uruguay sigue siendo el país con el que muchos argentinos sueñan con establecerse.
A la toma de posesión no fue el presidente uruguayo ni el canciller Rodríguez Larreta.