El Pais (Uruguay)

Montevideo, tierra de nadie

- Jorge Renard | Soriano

@| Vivo en el Interior, pero nací y me crié en Montevideo.

Amo esta ciudad y viajo a ella cada vez que puedo. Voy a los barrios en los que viví. Revivo con afecto los buenos momentos de mi niñez y adolescenc­ia y recuerdo a mis viejos amigos que ya se fueron.

Casi medio siglo ha pasado desde que adopté una ciudad más chica para vivir. Y creo que por eso he visto como mi Montevideo se ha transforma­do en una verdadera jungla. Hay mejoras en algunos barrios residencia­les, donde se pone de manifiesto el poder económico. Pero pasear a cualquier hora del día por el Centro, desde Ejido hasta la Plaza Independen­cia, es más riesgoso que un paseo por la selva profunda. A cualquier hora punguistas y arrebatado­res parecen tener lugares asignados por 18 de Julio. Y no digo nada de las horas nocturnas.

Por otro lado, hay barrios en que la mugre y el mal olor reinan sin oposición. Y no dejar de lado los asentamien­tos, bases de traficante­s y delincuent­es, que encuentran en ellos sus refugios, tras asolar el resto de la ciudad.

La seguridad es resorte del Ministerio del Interior. La limpieza, la prolijidad es resorte de la Intendenci­a. Ambos están en deuda.

¿Por qué digo esto? Porque mi Montevideo me hizo víctima de esta desidia oficial.

Con mucho sacrificio apronté en mi domicilio actual mi viejo auto para hacer un viaje a la capital. No por placer, por salud. Gasté dinero en hacer del vehículo un medio ajustado a las normas para recorrer rutas. Pues bien, en diez minutos en que lo dejé estacionad­o frente al apartament­o de mi hijo, a una cuadra de la vigilancia (inexistent­e en el momento) del taller de la Policía de Tránsito, el auto fue robado. No se abrió para robar algo de dentro, no, se llevaron todo el vehículo. Yo sé que lo cerré; y quedaron en mi poder llaves y duplicados. Así que para robarlo los ladrones tuvieron que violentarl­o. Y lo hicieron, al parecer, tranquilam­ente.

Hicimos las denuncias correspond­ientes a través del 911 y en la Seccional 6a, según correspond­e. Pero lo importante no es intentar la recuperaci­ón del vehículo. Lo que importa es que la insegurida­d ha llegado en Montevideo a niveles ya inaceptabl­es.

Eso por un lado; lo otro: ¿es posible que algunos asentamien­tos, súper conocidos, sean refugio permanente de los malvivient­es, al punto que la misma policía tiene reparos en entrar si no es con presencia numerosa de efectivos?

Mi Montevideo ya no es la misma que aprendí de chico a querer; no sólo por mi problema, mi ciudad es tierra de nadie.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay