Sin tregua
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Los ciudadanos uruguayos hemos confirmado en este período de algo más de siete meses, iniciado en marzo 2020, la voluntad de incrementar "la brecha" entre los habitantes de este país por parte de representantes y dirigentes del Frente Amplio y del Pit-cnt y organizaciones vinculadas, SMU, gente de la Udelar y otros bastiones de la izquierda "dura". ¡Y todo ello en un momento de crisis sanitaria y económica mundial!
Desde el primer momento han sido oposición a todo; se han plantado en las antípodas de cualquier posición del gobierno sobre los diferentes temas de la vida social y económica. Procuran generar agitación, crear malestar, confundir a la gente, defender posturas irracionales, etc.
Y los verdaderos orientales soportamos democráticamente durante 15 años los errores, desaciertos, autoritarismos, apartamientos de la Constitución y afines durante tres gobiernos de la coalición de izquierdas.
Perdieron el rumbo hace tiempo. No son capaces de generar autocrítica realista. Siempre los culpables son los otros.
¡Inaceptable en el contexto de una democracia representativa de la voluntad popular! sus mejores registros de los años sesenta y setenta, con una claridad y una potencia formidables.
Cantó, caminó entre las mesas, conversó con los espectadores, recibió en público un libro que le obsequiaron y mantuvo el arte escénico desde lo gestual, en todo momento. Una maravilla, a tal punto de que más de un espectador pronunció la palabra “milagro”. Pero no hubiese hecho falta: doña Olga Delgrossi (Del Grossi como apellido original) comenzó a cantar a los ocho años, en su Tacuarembó natal. Cuando ella empezaba, por 1940, había transcurrido apenas un lustro de la partida de un tal Carlos Gardel, su coterráneo inmortal.
Como “nota de color”, podríamos citar que en el intervalo del show nos acercamos a dialogar algunos minutos con ella. Luego de felicitarla, le mencionamos el récord de la argentina Nelly Omar, al haber realizado un recital a los cien años de edad. Ella, al fin y al cabo, no está tan lejos sino todo lo contrario. Sus ojos se iluminaron y su sonrisa nos decía: “Todo puede ser…”. Y con inmensa felicidad, respondió además: -“Sí, querido. Yo estuve esa noche en Buenos Aires, como espectadora, junto a mi compañero…”. histórico nacional de los últimos cincuenta años, sumado a intentos de cuestionar hasta nuestro héroe máximo y su vida. Mistificando individuos con el atributo supuesto de pobres héroes que derrocaron al poderoso gobierno.
Con destreza distribuyeron sus cánticos en los más jóvenes y hasta en el resto del mundo. Allí la mentira reiterada, con hábiles cantantes de loas, vendieron una fábula, con la cual algunos de ellos también se beneficiaron.
¿Por qué se difundió? Porque el pueblo estaba en mano de actores autoproclamados héroes nacionales y maliciosamente difundieron la mentira mediante sus secuaces, cargando sobre la masa estudiantil, obvia masa de reclutamiento.
Hoy, estando en el llano, pretenden reavivar sus historias jóvenes juglares, narrando fantasías, que ellos nunca vivieron, pero pretenden justificar. Sin atender que están bañadas de sangre, sacrificios, pérdidas morales y físicas del pueblo uruguayo.
Pero, hay personas que sufrieron muertes de familiares, quienes reclaman terminar con la patraña. Recordando secuestros inocultables. Asaltos y asesinatos que los juglares pretenden transformar en nimios daños derivados de sus acciones.
Llegando al colmo del desatino, van al Parlamento a ensalzar, edulcorando las acciones. No había forma de esconder que sus antecesores intentaron tomar el poder por la fuerza de las armas. Pero, se consideran en su derecho haberlo cometido. Estando además libres, gracias a un pueblo que no es guerrero ni vengativo.
Jamás aceptaron la realidad de que desencadenaron una guerra, considerándose jóvenes visionarios que todo lo podían y no tenían que rendir cuenta de las muertes y desmanes llevados a cabo por años.
Es inaceptable letreros que señalan “memorial a los fusilados de Pando” y el recuerdo de los desmanes. No resiste lógica alguna lo ocurrido. Sus juglares se encargaron de endulzar y considerar héroes a aquellos que terminaron presos y allí está, la tan buena película, llegando al poder y dejaron el país en ruinas.
La pregunta es: ¿cuándo veremos la realidad? O se continuará en la oscuridad y sumisión que pregonan los juglares.