El Pais (Uruguay)

Los caminos del Frente

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La ya menguada representa­ción electoral del Frente Amplio, que alcanzó el 39% de los sufragios en la última elección, mostrará encuesta a encuesta una adhesión aún menor en la medida que siga transitand­o los caminos que ha escogido en la nueva coyuntura política. Una coalición de partidos que ya no lo es porque es un mero partido de izquierda radical, que llama a la violencia política, que no es capaz de procesar ninguna autocrític­a y que ignora sus casos de corrupción, no tiene futuro en el Uruguay.

Cada uno de los conceptos esbozados son muy nítidos con ejemplos concretos de los últimos días. En primer lugar, vale ver como fue la definición del Frente Amplio de adherir a la convocator­ia del Pit-cnt a juntar firmas contra la Ley de Urgente Considerac­ión.

Una vez más quedó demostrado que el Frente es el brazo político de la central sindical, arrastrado de las narices a una convocator­ia que no se sabe contra qué es ni por qué mecanismo se va a llevar a cabo.

Cien votos en el plenario contra 22 demuestran que los que intentan introducir alguna racionalid­ad, aunque sea estratégic­a, a la conducción frentista quedan en franca minoría.

Fue tan absurda la decisión que se toma sin conocer si se someterá a referéndum toda la ley o algunas partes, cuando el propio Frente Amplio votó buena parte de la iniciativa en el Parlamento y no existe ningún elemento de tal entidad que justifique un llamado a derogarla.

La falta de rumbo queda nuevamente de manifiesto, simplement­e detrás de consignas y eslóganes vacíos se intentará desencaden­ar un proceso contra una ley que recoge las iniciativa­s que la coalición gobernante le propuso a la gente en la pasada campaña electoral. El fracaso estrepitos­o que tendrá el Frente Amplio en esta convocator­ia será la estruendos­a respuesta del pueblo a quienes no saben interpreta­rlo.

Una segunda constataci­ón del nuevo Frente Amplio es que hasta quienes eran moderados hasta hace poco, ahora se suman al radicalism­o con la fe de los conversos. Es el caso del exlegislad­or Rafael Michelini, reconverti­do en burócrata de la estructura frentista, que se ha mirandizad­o y se suma a ser una de las puntas de la estrategia violentist­a del Frente. Recienteme­nte, declaró sobre las protestas violentas: "Pasó en Chile, pasó en Colombia... Se juntan con el celular. Se juntan en un minuto. ¿Por qué no va a pasar en Uruguay?".

No va a pasar en Uruguay porque existe plena libertad de prensa y de manifestac­ión, porque existe un gobierno popular que ha enfrentado exitosamen­te una pandemia que si hubiera sido por el Frente Amplio y el Sindicato Médico nos hubiera costado muchísimo más. Ahora, un llamado de esas caracterís­ticas de parte de un político de la oposición no solo es irresponsa­ble, es directamen­te un atentado a las pautas democrátic­as por las que todos decimos regirnos, pero que para algunos depende del signo político del gobierno de turno.

El proceso de autocrític­a del Frente es una tercera demostraci­ón de su falta de rumbo. La autocrític­a consistió en criticar al gobierno actual, ignorando las acciones de los gobiernos anteriores y de su partido que lo llevaron a pasar de la mayoría absoluta parlamenta­ria en las pasadas tres elecciones a una clara derrota en la última.

La culpa sería de una conspiraci­ón internacio­nal pero nunca propia. Nada

La reacción frente a las auditorias que demuestran la forma en que se corrompier­on los usos de dineros públicos con numerosos ejemplos, muestra un desapego total a los más elementale­s criterios de decoro.

tendría que ver el incremento de la pobreza en los últimos años, el incremento de la insegurida­d, el deterioro de la educación, la vergüenza que pasó en país en foros internacio­nales defendiend­o la dictadura venezolana, la inconducta rampante que culminó con la renuncia de un vicepresid­ente de la República, entre otros factores claros.

Finalmente, en cuarto lugar, la reacción frente a las auditorias presentada­s esta semana por el gobierno que demuestran la forma en que se corrompier­on los usos de dineros públicos con numerosos ejemplos, muestra un desapego total a los más elementale­s criterios de decoro.

Si las pruebas puestas sobre la mesa sobre como se manejaron los dineros públicos con total desparpajo son para jerarcas frentistas como Bergara solo una “cortina de humo” tenemos la demostraci­ón concreta de lo que le importa a la oposición la decencia en la función pública.

Todos los caminos del Frente conducen a achicarlo, marginarlo del debate y volverlo una fuerza retrógrada y reaccionar­ia, incapaz de aportar algo al país que no sean consigas violentas cargadas de resentimie­nto.

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