Usted, que no entiende
Dentro de los votantes que en noviembre ungieron al Dr. Luis Lacalle Pou como Presidente de la República, se pueden identificar dos grupos bien definidos.
Por un lado se encuentran los fachos retrógrados que van por los derechos que por obra y gracia del Frente Amplio gozan los ciudadanos de esta República.
Esos mismos que odian a los pobres —los llamados aporofóbicos— y que sueñan con que los ricos sean cada vez más ricos y los amigos del poder más poderosos. Los que buscan la desigualdad social, el recorte de las libertades individuales y de los dineros para Educación y Vivienda Social.
También aquellos que, como ya lo dijo el Chavo del 8, no tienen pa’ ciencia, pero sí para aviones militares.
Por otro lado, y aquí radica una de las grandes razones de la derrota del Frente Amplio en las urnas el pasado noviembre, se cuentan aquellos ingenuos o ilusos que no tuvieron la capacidad de interpretar todo lo que esa fuerza política, en sus quince años de ejercicio, trabajó por los uruguayos y las uruguayas.
Los ciudadanos que no lograron percibir, ya fuera por propia torpeza o por mala comunicación del gobierno saliente, que vivían en un país ejemplo de justicia social, progreso y prosperidad.
Ese grupo de ingenuos con problemas para leer la realidad es el que más preocupa al Frente Amplio y el que lo lleva a esa profunda reflexión que derivó en el documento de autocrítica publicado días atrás, repleto de conceptos como oligarquía y pueblo, derecha imperialista, el relato, militancia de a pie, lucha ideológica e incluso Donald Trump, a través del cual se plasma un solvente dominio del diccionario “progre”.
Insisto con esto: el Frente Amplio está convencido que el problema no fue lo que dejó de hacer ni lo que hizo mal durante su tríada de gobiernos nacionales.
El problema radicó en que la gente no se dio cuenta de nada porque es corta de entendimiento. El mujiquista concepto “no sea nabo, Neber”, llevado a la generalización absoluta.
¿Será que los que no votaron al Frente son todos bobos? Me inclino a pensar que no. Lo que aquí sucedió fue algo muy diferente: la ciudadanía quería un cambio y así lo determinó. Convencida de lo que estaba haciendo.
El argumento del FA encierra una creencia deleznable: cuando el pueblo toma decisiones
La ciudadanía quería un cambio y así lo determinó. Convencida de lo que estaba haciendo.
contrarias a lo que uno cree correcto, el pueblo se está equivocando.
La corrupción —por momentos escandalosa al punto que obligó al gobierno nada menos que a destituir a su vicepresidente—, la inoperancia en materia de seguridad, la caída en el nivel de la Educación, la presencia compañera en sitios donde debiera encontrarse presencia técnica, el despilfarro de los dineros públicos y la elección de la fórmula Martínez-villar, fueron determinantes para que los uruguayos optaran por tomar un camino político nuevo y diferente.
Sin embargo el Frente Amplio insiste en que fue la mala comunicación de los logros alcanzados lo que definió su derrota.
Por eso, desde esta columna, le pedimos, estimado lector, que la próxima vez que vaya a votar, trate, antes de hacerlo, de entender bien lo que le dicen desde el Frente Amplio.
No sea nabo.