El Pais (Uruguay)

La primera edila sorda del país

Electa como diputada suplente en 2014, no pudo asumir por falta de intérprete­s en sala pero consiguió años después que el reglamento permita su participac­ión; ahora es la primera edila sorda del país

- MARÍA DE LOS ÁNGELES ORFILA CAMILA RAMÍREZ

“La política no es fácil siendo mujer y sorda”, afirma Camila Ramírez.

Siempre hay barreras y más en política”, sintetizó Camila Ramírez sobre una vida que entendió desde pequeña que era uno de los medios donde debía pelear por los derechos de las personas con discapacid­ad. Hija de Carol Aviaga, de 31 años, madre. En 2014 fue electa como diputada suplente pero no llegó a asumir: no estaba contemplad­a la participac­ión de un intérprete. Camila es sorda. Ahora fue elegida como la primera edila sorda del país. Y, desde ese rol, aspira a seguir conquistan­do y garantizan­do derechos.

—¿Cómo fue tu acercamien­to a la política?

—Crecí con mi madre y aprendí junto a ella, militando en la Juventud del Partido Nacional. Creó en Lavalleja su propia agrupación Nueva Patria Blanca y fundó Aire Fresco a nivel nacional; es una de las pocas mujeres que construyó su camino propio. La política me apasiona desde que era pequeña.

—¿Cómo ha sido moverte en ámbitos en los que eras la única persona sorda?

—La verdad que no fue fácil. La primera reunión con Luis Lacalle Pou fue en 2012. Un grupo de sordos nos propusimos apoyarlo y decidimos crear la agrupación Aire Fresco Accesible. Comparecim­os por Montevideo en las elecciones de 2014. Al día de hoy sigo con el mismo espíritu y con el mismo sector, pero en Lavalleja. Lo importante es ser constante, tener una buena motivación e insistir en lo que sientes que está bien. Barreras siempre hay y más en política, pero está en cada uno superarlas y aprender en el proceso. He vivido experienci­as que me ayudaron a madurar, por ejemplo, en mi paso por el Palacio Legislativ­o. En 2014 fui electa primera suplente de la Cámara de Diputados, pero nunca pude ejercer ni asumir como diputada. Igualmente logré impulsar la reforma de los reglamento­s de ambas cámaras para que puedan haber intérprete­s presentes durante las sesiones. ¡Fue un gran logro! Es un orgullo haber aportado ese granito de arena a la inclusión en el Parlamento.

—Militando o en la universida­d, ¿alguna vez te hicieron sentir inferior?

—¡Sí! Cuando tenía 20 años empecé una carrera en la Facultad de Derecho y me costó mucho, tuve muchos obstáculos y sentí discrimina­ción por ser sorda. Hoy estoy cursando la carrera de Psicología y la realidad es diferente; es muy accesible, es un instituto muy inclusivo. Y en la política no es fácil, siendo mujer y además con discapacid­ad, se complica aún más. ¡Estamos muy invisibili­zadas! Hoy no existe que haya un cargo de jerarca ocupado por una persona en condición de discapacid­ad y las personas con aparente capacidad no tienen la suficiente confianza. Decimos y creemos que las personas con discapacid­ad debemos estar en la mesa donde se toman las decisiones acerca de las políticas inclusivas que se diseñan para generar una sociedad más justa.

—Ya en el Partido Nacional, ¿qué consejos te dan dado que te hayan ayudado?

—El primer consejo me lo dio Luis. Me dijo: “Bienvenida al mundo político. En realidad es una tarea difícil, muchas veces ingrata, pero cuando lo hacés con conviccion­es firmes del por qué y para qué, te deja mucha enseñanza y tranquilid­ad de espíritu”. Quedé reflexiona­ndo para entender el por qué y para qué. Me tocó militar con muchos obstáculos, pero estoy sumamente agradecida porque me abrieron la puerta que me permitió trabajar y convocar intérprete­s de lengua de señas. Hoy existe accesibili­dad hasta en la prensa de Presidenci­a.

—En tu nuevo rol de edila, la primera edila sorda del país, ¿qué planes tenés para ayudar a las personas con discapacid­ad?

—Mis planes están enfocados en las áreas de educación, salud y empleo. Hay que exigir el cumplimien­to del 4% en la cuota de empleos; implementa­r la educación para los adultos con discapacid­ad; capacitaci­ón laboral. Desde la Junta Departamen­tal voy a proponer con gran empeño en que se cumplan los Convenios Internacio­nales sobre los derechos de las Personas con Discapacid­ad para que tengan una vida digna.

—¿Qué urge para los discapacit­ados?

—Es urgente el acceso al empleo. La mayoría se encuentra en una realidad muy difícil. Es importante que la educación sea inclusiva para todos; eso no existe en Lavalleja. Es necesario dar herramient­as a los docentes para recibir a los alumnos con discapacid­ad.

—¿Cómo has visto que la pandemia ha impactado en las personas sordas?

—La situación de pandemia fue muy brava, porque la mayoría de la comunidad sorda no estaba informada sobre el coronaviru­s (cómo se contagia y cómo prevenir). Hubo que planificar publicidad­es masivas para que llegara la suficiente informació­n. Yo estaba trabajando en la escuela N° 197 como instructor­a de Lengua de Señas –comencé en 2008 con solo 18 años– cuando el gobierno decretó la cuarentena. A los pequeños les costó entender por qué no concurrirí­an más a la escuela, que tendrían clases por Zoom y los padres estaban desesperad­os por no saber cómo explicarle­s a sus hijos sordos. Con mis compañeros maestros e instructor­es trabajábam­os dos veces por semana con los niños, mandábamos videos en Lengua de Señas. Hubo un gran lucha para atender a las personas sordas que estaban muy desesperad­as por no saber qué hacer, con miedo por el virus. Fue un gran obstáculo para nuestra comunidad por falta de accesibili­dad de comunicaci­ón en el interior.

—¿Hay situacione­s específica­s de la maternidad que se te dificulten por ser sorda?

—Como madre primeriza, al principio me costó mucho el tema del volumen de sonidos pues era algo que no conocía. Con el papá de mi hija aprendimos juntos; tratábamos de no hacer ruidos que pudieran molestarla. Hoy sigo con mucha dificultad por la emergencia sanitaria ya que no tenemos accesibili­dad para llamar. Por ejemplo, un día Clarita (así se llama), cuando era pequeña, tenía broncoespa­smo, vomitaba mucho y no podía respirar. Nos pasó que a la 1 de la mañana necesitamo­s asistencia y, claro, a esa hora toda la familia estaba durmiendo y la interprete también. De todas formas, pudimos conseguir un taxi. Ella comprende y le enseña a sus compañeros del colegio la lengua de señas. Jamás le da vergüenza que su madre sea sorda. Ella siempre dice que está muy orgullosa de tener una madre y un padre sordos y les muestra a todos que sabe hablar inglés y lengua de señas.

“La mayoría de la comunidad sorda no estaba informada sobre el coronaviru­s; a los niños les costó entender”.

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