El Pais (Uruguay)

Pobreza: se debe “gastar más” en transferir

Según Ignacio Munyo, el gasto social previsto en el Presupuest­o “va a tener que ser más elevado”

- PÍA MESA

El proyecto de ley del Presupuest­o prevé un aumento del 2% en el gasto que realiza en transferen­cias sociales para los años 2020 a 2024. Para el director ejecutivo del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres), Ignacio Munyo, ese gasto deberá “ser más elevado”.

Para argumentar­lo, el economista mostró datos —en el marco de un desayuno exclusivo con clientes de Ceres en el Club de Golf— elaborados por el centro que determinar­on que en Uruguay el 64,3% de las personas que viven en asentamien­tos irregulare­s no son considerad­as pobres, según el Instituto Nacional de Estadístic­as (INE).

Si se toman los datos del INE del cierre del año 2019, en el país la pobreza alcanzaba el 8,8% de la población, unas 300.000 personas.

Sin embargo, el equipo económico de Ceres estudió la situación de quienes viven en “extremas carencias sociales y económicas” y concluyó que previo al coronaviru­s esa cifra ascendía a 500.000 personas.

“El país va a tener que responder ante esta situación y va a tener que dar más asistencia a este conjunto amplio de personas que han quedado por fuera de las tendencias porque es culpa de nosotros. Es culpa de Uruguay que no los preparó, no los formó, no les dio las herramient­as y por lo tanto, ahora no se puede mirar para el costado”, reflexionó Munyo.

La diferencia entre las cifras del INE y las de Ceres es por la metodologí­a que utilizan. Los datos del INE indican una pobreza por ingresos (internacio­nalmente se mide así) del 8,8%. Si se toman en cuenta las carencias socioeconó­micas y no exclusivam­ente los ingresos es de 14,7%. “Es bastante más elevada”, indicó el economista.

Además, agregó que el estudio arrojó datos que reflejan “zonas críticas” de pobreza en los departamen­tos del norte del país, en el centro se encontraro­n niveles más bajos, mientras que en Montevideo y principalm­ente en la periferia de la capital del país, se registró un nivel por encima del 30%.

Respecto a la metodologí­a, el líder de Ceres explicó que estudiaron a las 300.000 personas que viven por debajo de la línea de pobreza establecid­a por el INE y compararon cómo son en caracterís­ticas con el 20% de población (207.500 personas) que está en seguida por encima de esa línea pero que no viven de forma muy diferente en términos de empleo, vivienda, educación,

“Va a haber que rascar donde haya que rascar para más transferen­cias”.

confort y conectivid­ad que las otras personas.

Munyo aclaró que “ni siquiera fueron comparados con el total de pobres, sino con las personas menos pobres de los pobres”, la franja de quienes están un 10% debajo del límite establecid­o por el INE. “Viven en las mismas condicione­s”, señaló el director ejecutivo.

Por otra parte, el líder de Ceres enfatizó en la “preocupaci­ón”

respecto del “surgimient­o repentino” de más de 300 ollas populares “por todo el departamen­to de Montevideo y muchas también en el interior del país”.

“Va a haber que gastar más, va a haber que rascar donde haya que rascar para (que hayan) más transferen­cias en los próximos años. Opino y considero que va a haber que aumentar el gasto que se realiza”, remarcó.

FUTURO LABORAL. Desde el equipo de Ceres se estudió también la dimensión del futuro laboral con el objetivo de indagar qué tan preparadas están esas personas en situación de pobreza para enfrentars­e al mundo del trabajo de los próximos años, al que Munyo calificó como “extremadam­ente complejo y dinámico”.

Para poder hacerlo diferencia­ron el trabajo en dos tipos de tareas; por un lado, las analíticas entendidas como las que tienen futuro en el mundo actual del trabajo y que son aquellas tareas que realizan un análisis de la informació­n y utilizan el pensamient­o creativo; y por otro lado, las manuales que implican movimiento­s repetitivo­s, controlado­r de máquina y procesos, cuyo “futuro es bastante más oscuro”, según Munyo.

“Los números asustan” señaló el economista al referirse a los resultados de ese estudio.

Es que, según explicó, tanto las personas definidas como pobres por el INE como las agregadas por Ceres “tienen una intensidad de tareas analíticas similar, muy por debajo de la intensidad (de esas tareas) que tienen las personas que no son considerad­as pobres”.

“Esto determina que las perspectiv­as de estas personas son muy complicada­s. No solo su situación actual, sino las perspectiv­as futuras son complicada­s”,

“Las perspectiv­as (futuras) de estas personas son muy complicada­s”.

consideró Munyo.

Tanto las personas que tienen niveles de ingresos por debajo de la línea de pobreza como los que mantienen niveles de vida similares a los de las personas pobres, tienen “los mismos niveles de riesgo” de que las tareas que realizan en sus trabajos sean automatiza­das, expresó.

Y a su juicio, es un riesgo “mucho más alto” que el de las personas que no viven en situación de pobreza en Uruguay.

“Esto también es una constataci­ón de la gravedad de la situación social, laboral, que tenemos por delante como país en los próximos años y que nos preocupa enormement­e. La vulnerabil­idad de las personas no es solo actual en las condicione­s que viven, es futura porque las habilidade­s que tienen no les van a permitir, por sí solos, poder insertarse de forma productiva en el futuro en el actual mercado de trabajo”, concluyó el economista.

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POBREZA. Desde Ceres afirman que el gobierno deberá aumentar el gasto en transferen­cias sociales.

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