El Pais (Uruguay)

Argentina prorroga dos semanas la cuarentena

Ocho provincias concentran el 55% de los contagios

- AFP, EFE, LA NACIÓN (GDA)

Argentina, con más de un millón de casos de COVID-19 y 28.000 muertos por la pandemia, extendió por otras dos semanas, hasta el 8 de noviembre, las medidas de restriccio­nes en Buenos Aires y varias provincias.

“Lejos estamos de haber resuelto este tema”, admitió el presidente Alberto Fernández en un acto desde la provincia de Misiones.

Argentina reportó ayer viernes 15.718 nuevos casos para alcanzar un total de 1.069.355 contagios, con 866.695 recuperado­s; en tanto informó de 381 nuevas muertes en un balance de 28.338 fallecidos.

“Sentimos que estamos estabilizá­ndonos en una meseta de 15.000 casos diarios”, precisó el mandatario.

Desde el lunes próximo y durante las siguientes dos semanas seguirá restringid­a la movilidad de la población, el uso del transporte público, los espectácul­os masivos y las reuniones sociales en espacios cerrados, entre otras limitacion­es.

La cuarentena decidida el 20 de marzo se fue aliviando paulatinam­ente al permitir el regreso de actividade­s industrial­es, comerciale­s y recreativa­s al aire libre.

“No es cuarentena tampoco, lo que tenemos hoy en día es un mecanismo de aislamient­o para algunos y distanciam­iento para otros y poco a poco estamos abriendo actividade­s porque la economía también lo necesita, pero tenemos que tener mucha prudencia”, dijo el presidente.

Fernández explicó que ocho provincias concentran el 55% de los contagios: Córdoba, Santa Fe, Tucumán, Mendoza, Neuquén, Río Negro, Chubut y San Luis.

El Área Metropolit­ana de Buenos Aires (AMBA), que fue el foco principal en los primeros meses, registra “ocho semanas consecutiv­as de caída de contagios”, indicó.

“Vamos a seguir exactament­e en las mismas condicione­s en las que estamos hoy. Todavía no podemos quedarnos tranquilos”, dijo.

Fernández admitió que en algunas ciudades la capacidad en las unidades de terapia intensiva está al límite, mientras en todo el país la ocupación alcanza al 64,6%. “En muchas de estas provincias notamos estrés en la atención médica, hospitales que se colman, terapistas que se cansan”, enumeró.

En Neuquén o Mendoza “el nivel de saturación (hospitalar­ia) siempre está en un punto límite”, dijo.

De su lado, la capital argentina avanzó en ampliar actividade­s permitidas. Tal es el caso de bares y restaurant­es que, además de mesas callejeras, podrán recibir clientes dentro de sus salones, aunque limitados al 25% de su capacidad, al igual que museos y gimnasios.

Para Fernández, el rebrote que se está viendo en Europa es una prueba contundent­e” de que la crisis sanitaria todavía está activa.

VERANO. Algunas provincias estudian protocolos para que los argentinos puedan desplazars­e a localidade­s turísticas a pesar del COVID-19. La semana pasada, el Gobierno habilitó los vuelos nacionales, que no estaban activos desde marzo, y aunque por ahora serán solo para uso de trabajador­es esenciales, desde el Ejecutivo no descartaro­n que se retomen los viajes con motivos turísticos en los próximos meses.

“Todos queremos que exista verano, pero para que exista verano es muy importante que nos cuidemos hoy”, indicó Fernández desde Misiones.

El presidente Fernández también menciono el caso de la ciudad de Mar del Plata. “Estuvo prácticame­nte sin casos y repentinam­ente los casos empezaron a crecer y hoy es una de las ciudades más complicada­s. Para que Mar del Plata tenga verano, tenemos que parar y minimizar el problema hoy”, insistió.

Para el cierre de su intervenci­ón, Fernández se basó en una frase del expresiden­te uruguayo José Mujica. “Trabajando codo a codo vamos a recuperar el país, vamos a superar la pandemia. Pepe Mujica dijo que exitoso no es el que triunfa, sino el que se cae y tiene fuerza para seguir caminando. Otra vez nos caímos y otra vez nos levantarem­os”, culminó.

Hoy, 24 de octubre de 2020, se cumplen 75 años de la entrada en vigor de la Carta de las Naciones Unidas. Este no será un aniversari­o cualquiera para nuestra organizaci­ón. Incluso antes de que se declarara la pandemia de la Covid-19 sabíamos que el mundo no estaba para celebracio­nes: las críticas al multilater­alismo a nivel global y la falta de concreción en torno a los compromiso­s adquiridos por los países cinco años atrás en la Asamblea General de Naciones Unidas estaban dejando sin fuelle a la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible.

Por eso, en lugar de grandes festejos, la consigna del Secretario General António Guterres fue la de poner a la organizaci­ón a la escucha. Y nos propusimos escuchar atentament­e a los ciudadanos. Fue así como gestamos durante el 2020 la mayor conversaci­ón mundial de la historia. Una conversaci­ón en la que les preguntamo­s a las mujeres y hombres del mundo sobre sus sueños, temores y sobre el rol de la cooperació­n en la construcci­ón del futuro que queremos.

En este difícil contexto, el mejor regalo de aniversari­o ha sido oír de primera mano que la mayoría de las personas quieren más —y no menos— cooperació­n para resolver los problemas que afrontamos como humanidad. Y la respuesta que hemos recibido en Uruguay es aún más categórica al respecto.

Entre los devastador­es impactos que ha tenido la pandemia en la vida de las personas, se vislumbran algunas enseñanzas: la pandemia nos muestra el valor de enfrentar en común los desafíos globales, la importanci­a de una comunidad científica comprometi­da con la trayectori­a de desarrollo de los países, y lo frágil que es nuestra relación con la naturaleza. Reflexione­s claves si queremos recuperar la ambición de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

En este marco, Uruguay ha tenido un desempeño diferencia­l en su manejo de la pandemia, basado entre otros factores en una respuesta epidemioló­gica adecuada y oportuna, una buena dosis de responsabi­lidad ciudadana, la existencia de servicios de salud de calidad y dispositiv­os de protección social, la implementa­ción de medidas para una temprana reactivaci­ón de la economía, y la toma de decisiones basada en asesoramie­nto científico de primer nivel.

El hecho de estar ante una amenaza colectiva y urgente, con mayores impactos en los más vulnerable­s, fortaleció la solidarida­d entre sus habitantes, generando a su vez nuevas oportunida­des para la colaboraci­ón público-privada. Esto permitió, por ejemplo, que el país desarrolla­ra en tiempo récord kits de testeo propios o aplicacion­es para el rastreo de casos y la telemedici­na. Adicionalm­ente, las señales del Estado para habilitar esta cooperació­n, promoviend­o la demanda de soluciones basadas en la ciencia y la tecnología, se constituyó en un estímulo fundamenta­l para el ecosistema de innovación nacional.

Si bien es aún muy pronto para cantar victoria, Uruguay tiene la oportunida­d de extender estos ámbitos de cooperació­n, y con ellos el activo reputacion­al que ha logrado por su respuesta inicial a la crisis sanitaria, a su recuperaci­ón socioeconó­mica en el mediano y largo plazo. Recuperar el empleo y ampliar las oportunida­des laborales para las mujeres y para los jóvenes, es sin duda una de las prioridade­s más inmediatas. Pero con la cooperació­n y las soluciones basadas en la ciencia de las que somos capaces podemos hacer de la recuperaci­ón económica un proceso todavía más virtuoso que nos permita no solo resolver los problemas de hoy sino encarar los de mañana.

Si elegimos priorizar a la población más vulnerable, estimulamo­s el crecimient­o en sectores que promuevan la formalizac­ión, la acción climática (y modelos de negocio más circulares), fomentamos la economía del conocimien­to y del cuidado, y articulamo­s nuevas agendas digitales y energética­s al servicio del bienestar colectivo, estaremos más cerca del desarrollo sostenible que los uruguayos tanto anhelan.

Afortunada­mente, a nivel mundial los consumidor­es, los mercados y los financiado­res ya dan señales sobre los productos y las empresas que van a elegir: aquellos que agreguen valor en lo económico, social y medio ambiental. Es pues el momento de amortizar el capital reputacion­al de Uruguay creando las condicione­s para que la inversión de impacto —la que contribuye a los Objetivos de Desarrollo Sostenible— tenga una pista de aterrizaje en el país. Esto supone crear nuevos vehículos financiero­s, regulacion­es y métricas que permitan retribuir el triple impacto. En un contexto de difíciles equilibrio­s fiscales, poner a trabajar de un modo más articulado a las distintas fuentes de financiami­ento se vuelve una necesidad.

La Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible ofrece un marco excepciona­l para repensarse, medirse y priorizar agendas de cooperació­n a mediano y largo plazo. El equipo de Naciones Unidas en Uruguay está a las puertas de firmar su nuevo Marco de Cooperació­n para el período 2021-2025 y si hay algo que las 15 agencias que trabajan en el país tenemos claro, es que nuestra labor es acompañar en la generación de consensos, conectando al país con la experienci­a, el financiami­ento y las redes globales que harán posible que Uruguay siga inspirando al mundo.

* Coordinado­ra Residente de Naciones Unidas en Uruguay.

Fernández alertó que para que en verano haya turismo, hay que cuidarse hoy.

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BUENOS AIRES. La capital argentina, hace unos meses epicentro de la pandemia, lleva ocho semanas de caída en número de contagios.

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