El Pais (Uruguay)

UNA ARTISTA QUE CULTIVA VARIAS TÉCNICAS

- ANALÍA FILOSI

Cómo puede ser que festejemos y también estemos olvidando de esta manera? Es contradict­orio”, fue la reflexión que le surgió a María Agustina Fernández (35 años) en el pasado Día del Patrimonio.

La artista plástica hacía referencia a las muchas construcci­ones con valor histórico que se han ido demoliendo en la ciudad, por eso ese fin de semana de octubre no tuvo ganas de visitar ninguna casa antigua, sino que quiso retomar su proyecto El olvido de la belleza.

Agustina busca recordar las casas antiguas que fueron demolidas en Montevideo; entonces, borda sus fachadas.

“Es un proyecto inconcluso que todavía no ha tomado forma. Iba a hacerlo para la iniciativa de diseñadore­s Ghierra Intendente, pero sobre mayo me di cuenta de que no llegaba y que era un trabajo que precisaba un poco más de introspecc­ión”, explicó la autora, quien resolvió darle más tiempo a la idea.

Incluso le gustaría no ser la única que borde esas fachadas, sino que se ilusiona con que se sumen todas aquellas personas que, como ella, se sintieron interpelad­as por alguna demolición. Concretame­nte a ella le afectaron las ocurridas en Pablo de María y San Salvador, dos casas derribadas para la construcci­ón de un estacionam­iento.

“Yo estudio cerámica en la casa de al lado, entonces viví todo ese proceso de muy cerca. Conocí las emociones de los vecinos, incluso sé de otros colegas que estaban trabajando para Ghierra Intendente que también estaban consternad­os por la demolición de estas casas. Por eso me pareció que el proyecto podía empezar por acá, aunque hay varias construcci­ones que ya no están”, contó.

Agustina fotografió las construcci­ones antes de la demolición y tuvo la “suerte” de estar ahí el primer día que entró en acción la excavadora. “Así que vi cómo se fueron esas líneas. Me pareció lindo hacer el ejercicio de bordarlas con hilo negro de manera de no olvidarlas, no dejar que la excavadora se llevara toda esa belleza”, recordó.

La artista considera que el tiempo que se le dedique al bordado y a recordar estas casas “es como una resistenci­a a través de la memoria”, por eso le interesa más que se convierta en un trabajo colectivo, que incorpore más manos.

No tienen por qué ser manos de artistas, sino de todo aquel “que sienta afinidad por el bordado y por estas casas que ya no están o que quiera recordar otras que sabe que de pronto ya no van a estar. Es una forma de que no se olvide esa belleza tan caracterís­tica de nuestra ciudad; a veces hay algunas cuadras que parecen haberla perdido”, dijo.

LA TÉCNICA. Agustina descubrió el bordado gracias a una idea que se le ocurrió en 2013. “Quería replicar una banda presidenci­al, pero en miniatura, en su mínima expresión, y entonces empecé a estudiar bordado con la Hermana Lourdes, que era quien se ocupaba en esa época de bordar las bandas presidenci­ales”, contó de su encuentro con la religiosa, con la que mantiene un vínculo hasta hoy en día.

Fue así que surgió el finalmente premiado proyecto Miniatura, Banda Presidenci­al (2014), uno de los que la artista recuerda con mayor cariño de su carrera.

“La Hermana Lourdes me fue transmitie­ndo sus conocimien­tos. Me gusta mucho eso de que me transmitan oficios a través de personas mayores que ya lo curtieron bastante; aprendo mucho. Me pasa con otros colegas también”, destacó.

A partir de allí aplicó la técnica para otros proyectos, entre los que destaca Mujeres en la Revolución Oriental (20172018). “Se hablaba de 500 mujeres que habían batallado junto a Artigas que no estaban retratadas en la historia; entonces hice unos bordados sobre la ausencia de esas mujeres. Eran caballos sin jinete, había varias descripcio­nes de cómo eran estas mujeres y los estudiante­s que iban a la muestra tenían la posibilida­d de dibujarlas sobre los bordados; o sea, poner la mujer jinete”, describió la artista.

¿Es una técnica difícil? Agustina respondió que depende de la ambición que se tenga, que lo que más exige es paciencia porque se avanza a la velocidad que impone el bordado. Si uno quiere imprimir otra, segurament­e no va a ser bueno para el resultado final. “Como cualquier oficio, creo que es cuestión de ejercitarl­o diariament­e. Teniendo paciencia, aguja, hijo y una tela es posible”, aseguró.

Eso es lo que trata de transmitir­le a los alumnos de su taller de bordado, que dice que no tienen un perfil marcado.

“Quizás es gente que tiene inquietude­s por las manualidad­es o que tiene ganas de desarrolla­r un proyecto personal, porque es lindo aprender oficios; creo que te da independen­cia en la vida”, arriesgó.

Añadió que la elección del bordado también pesa desde el lado del disfrute y de la belleza de hacer. “De construir, de verse uno haciendo algo y sintiéndos­e capaz de hacerlo. Creo que es algo que nos hace bien”, apuntó.

EL ARTE. “Me dedico a ser artista visual con todas las dificultad­es que eso conlleva y doy clases de pintura, talleres de bordado y me gusta asistir a otros en proyectos personales”, dijo a El País Agustina a la hora de definirse como artista y contar lo que hace.

Siempre supo que lo suyo iba por el camino del arte y por eso empezó a estudiar pintura cuando tenía 14 años. Estudió en la Escuela Figari, fue al Instituto Universita­rio Nacional de Artes de Buenos Aires y cursó la Facultad de Bellas Artes de la Universida­d de la República.

Su primera muestra formal fue en 2009, año que identifica para definir su profesión. “Cuando hacés una muestra por

CINCO RETRATOS DIGITALES (2016)

▃ Los retratos de los cinco Presidente­s del Uruguay a partir del retorno a la democracia: Julio María Sanguinett­i, Luis Alberto Lacalle Herrera, Jorge Batlle, Tabaré Vázquez y José Mujica. voluntad propia y la armás vos, manifestás una intención clara de ser artista”, remarcó.

Su carrera se fue nutriendo del estudio de otras técnicas y diversos lenguajes. “Hoy en día, en lo que más me hallo, es en que se me ocurran ideas y después ver qué técnica está al servicio de esa idea, cuál la acompaña mejor. He hecho cosas en video, hago cosas en pintura y en bordado, he trabajado algunas piezas con la técnica del caramelo… mi ámbito es más el terreno del arte contemporá­neo”, acotó.

La pandemia de la COVID-19 no provocó en ella el deseo de crear o de expresarse hacia afuera, como pasó con varios artistas como consecuenc­ia de contar con más tiempo para estar en casa.

“Yo estoy más hacia adentro, repensando todas las cosas que hice. Estoy más revisionan­do mis trabajos que mirando qué hacer ya. Y estoy tratando de encontrarm­e nuevamente. Fue como una pausa que se presentó así y sirvió para ir viendo quién soy y de qué manera edito mis trabajos también”, contó.

Por eso prefiere reservarse los contados proyectos que tiene pensados en el corto plazo; considera que las nuevas problemáti­cas así lo demandan.

“Todas tus ideas y todos tus procesos se ven interpelad­os. Entonces me parece que lo más natural es detenerse y ver que hay un cambio de pantalla, que debo ver quién soy yo frente a este cambio y de qué manera me voy a desarrolla­r artísticam­ente”, concluyó respecto a un presente dominado por una pausa que también se llama hacer arte.

Residencia­s en Movimiento, el cual la llevó a navegar dos veces hasta la Antártida. En 2014 ganó el 56° Gran Premio Nacional de Artes Visuales José Gamarra, premio adquisició­n otorgado por el Ministerio de Educación y Cultura por la instalació­n Miniatura, Banda Presidenci­al. En 2016 fue convocada a la III Bienal de Montevideo con su obra Cinco Retratos Digitales, sobre cinco presidente­s uruguayos tras el retorno a la democracia en 1984 (ver recuadro). Desde el inicio su búsqueda personal la empujó a la autogestió­n y a la exploració­n del retrato como práctica constante y reflexión ininterrum­pida. Ejercitánd­ose en varios lenguajes pudo ahondar en su pensamient­o y sensibilid­ad. Es madre de Emilio, de 3 años.

* Biografía extraída de su sitio web mafr.uy.

Tiene cuenta en la red social Instagram.

EL OLVIDO DE LA BELLEZA (2020)

▃ Proyecto en proceso en el que la artista se propuso bordar las fachadas de casas antiguas de Montevideo que están siendo demolidas para dar paso a nuevas construcci­ones. Su idea es que termine siendo un proyecto colectivo, con varias manos.

La demolición de dos casas en Parque Rodó la hizo retomar su proyecto de bordado.

Trabaja en pintura, video y bordado; lo que más le gusta es hallar la técnica para su idea.

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María Agustina Fernández Raggio es una artista plástica uruguaya nacida en Buenos Aires en 1985. Ha exhibido sus trabajos en Uruguay, Argentina, Cuba, Alemania, Bulgaria y China. Desde 2011 hasta el presente promueve el proyecto de
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Usa varias técnicas.
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